1812: La Retirada Napoleónica de Rusia (paso a paso).

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Flavius Stilicho
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18 Noviembre. Krasnyi (4º Día).

Grande Armée (grueso): 26.000 (+/-). Temperatura aproximada (min.): -20º C (-)

El 3er Cuerpo de Ney había abandonado Smolensk el día 17. Lo formaban 6.000 soldados y detrás seguían alrededor del doble de rezagados y civiles; y detrás de estos, los cosacos de Platov. En Smolensk habían quedado multitud de heridos y moribundos junto a notas en 3 idiomas rogando a los rusos que se apiadaran de los abandonados.

En la tarde del 18 se topó con los rusos. Miloradovich había tenido que dejar pasar a la Guardia y había visto como se le escurrían Eugène y Davout, esta vez tenían que ser “la vencida”. Además contaba con el refuerzo de los hombres de Gallitzin

Ney rechazó la oferta de rendición que se le hizo, desmontó sus 6 cañones, formó a sus hombres y se lanzó a abrirse paso por la fuerza contra una fuerza muy superior, pensando que en Krasnyi estaría al menos Davout esperándole. El empuje francés, el élan, casi consigue su objetivo, pero el ataque es rechazado tras un contraataque a la bayoneta de varios regimientos rusos apoyados por una carga de la caballería.

Ney no se desanima y prepara un segundo ataque. La columna francesa avanza y es recibida por unas 40 piezas de artillería que escupen metralla. Ante la admiración de los rusos, filas enteras de franceses caen abatidos sólo para ser sustituidas por las filas posteriores. Hay exclamaciones de “bravo, bravo” por parte de algún oficial ruso. Sin embargo el ataque es rechazado.

El 3er Cuerpo ha sido destruido. Cuando Ney reúne a sus hombres, hay algún batallón que apenas consigue juntar un par de docenas de soldados en armas. Los rusos se toman un descanso para preparar la puntilla y se envía a Kutuzov un mensaje de que esta noche tendrán a Ney prisionero (o a su cadáver). En los planes de Ney no entra el ser capturado, ordena simular que se monta un vivac y parte con quienes pueden marchar (2.000) en dirección Norte campo a través, perdiéndose en la noche. Los rusos se tienen que conformar con tomar 3.500 prisioneros en el campo de batalla y otros 8.500 en los alrededores entre los dispersos y rezagados. En los 4 días de batalla los rusos perdieron cerca de 5.000 hombres.

 

Ney junto a su Estado Mayor, por Jan Chelmynski

 

La Batalla de Krasnyi (día 18) por Jean Antoine Simeon Fort

 

"Blanca Miseria" por Keith Rocco

 

La Batalla de Krasnyi por Peter von Hess

 


Flavius Stilicho
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20 Noviembre. Orsha.

Grande Armée (grueso): 20.000 (+). Temperatura aproximada (min.): -15º C (+/-).

Napoleón llegó a Orsha -en el cruce del río Dnieper- el día 19. Allí había almacenes y se podía hacer una breve parada para que acabaran de llegar las tropas entre el 19 y el 20. En principio el único consuelo era que el tiempo mejoraba y que la distribución de comida había atraído de vuelta a bastantes hombres a los colores. Aun así la Grande Armée estaba reducida a su mínima expresión: las únicas fuerzas aún operativas eran la Guardia (+/- 8.000 hombres) y en mucho menor medida el de Davout. El resto de cuerpos estaba reducido a su esqueleto: sobrevivían bastantes oficiales y los estados mayores, pero había muy pocos soldados en armas.

La caballería había desaparecido, de las dos pequeñas divisiones formadas en Smolensk sólo quedaban 150 soldados montados. Tampoco a la caballería de la guardia le quedaba mucho más que ofrecer. Se ordenó a 500 oficiales que conservaban sus monturas, que se agruparan bajo las ordenes de Grouchy y Sebastiani para formar el “Escuadrón Sagrado” para proteger al Emperador. Los oficiales se vieron obligados a ejercer de soldados contando con generales de división como capitanes. El resto de monturas que se pudo reunir, incluyendo las encontradas en Orsha, debían ser destinadas a arrastar toda la artillería y municiones posibles. Para Napoleón mientras el ejército conservase cañones, seguirían siendo un ejército y no una muchedumbre en fuga.

Como muestra de sacrificio y en arras a aligerar su propio equipaje, el propio Emperador se desprendió de la enorme Cruz que había mandado desmontar de lo alto de la Torre de Iván el Grande en Moscú. La cruz fue arrojarla a un lago, aunque después sería recuperada por los rusos.

Napoleón abandonó esa tarde Orsha, el grueso debía seguirle al día siguiente. Por ello se perdió un acontecimiento que levantó enormemente la moral de la tropa. El piquete de guardia del cuerpo de Eugène detecto movimiento y gritó el acostumbrado “quién vive” a lo que unas exhaustas sombras respondieron: “Francia”. Poco después Eugène se abrazaba con el mariscal Ney. Los 2.000 de Ney habían marchado primero en dirección norte hasta llegar al Dnieper, que corría más o menos paralelo al camino de Krasnyi a Orsha. Habían cruzado el río para marchar sin casi descanso por su margen derecha. Acosados por los cosacos habían tenido que marchar evitando el terreno abierto pero finalmente 800 habían conseguido llegar gracias a la voluntad de hierro de Ney, que nunca había dudado de que la huida era posible. Y a pesar del rodeo ¡habían conseguido alcanzar a tiempo al ejército!

 

Napoleón en su carruaje junto a su escolta, por Jan Chelmynski

 

Un par de carabineros franceses, por Wojcieh Kossak.

Las corazas francesas les resultaban especialmente molestas a sus portadores durante el duro invierno, no sólo por el peso sino porque eran especialmente frias.

 

El mariscal Ney durante la retirada de Rusia, por Emile Boutigny

 

Partisanos acechando en la espesura, obra de Vasily Vershchagin

 

 

 


Flavius Stilicho
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23 Noviembre. Bobr.

Grande Armée (grueso): 50.000 (+/-). Temperatura aproximada (min.): -14º C.

La marcha hacia Borisov había aproximado a Napoleón a los cuerpos 2º (Oudinot) y 9º (Victor), que durante la campaña previa habían quedado vigilando la región y protegiendo la línea comunicaciones de ataques desde el norte. Eso no quiere decir que hubieran estado holgazaneando ya que habían tenido que librar varias sangrientas batallas sobre todo en torno a Polotsk en el río Dvina.

Su presencia en la zona suponía una inyección de 30.000 tropas en bastante mejor estado que la mayoría de las que traía Napoleón consigo, ya que incluso conservaban una parte de su caballería. Sobre ellos tendría que recaer el peso de las operaciones.

Napoleón era consciente de la aproximación por el norte de los 50.000 rusos del ejército de Wittgenstein, tras los pasos de Victor. Ese mismo día tuvieron un pequeño choque, pero Wittgenstein no presionó a fondo ya que no estaba del todo seguro sobre la situación general.

De lo que acababa (el día anterior) de enterarse con consternación, era del paradero del ejército del almirante Chikagov (60.000 hombres). Chikagov marchando desde el sur, había conquistado Minsk, con sus importantes depósitos, el día 16 sin que pudiera impedirlo Schwarzenberg que había llegado tarde y se veía obligado a mantener las distancias.

No sólo eso, Chikagov había conquistado Borisov -expulsando a la división polaca que guardaba la zona-, haciéndose con el único puente que Napoleón podía usar para cruzar el río Berézina, el propio día 22. El cuerpo de Oudinot estaba suficientemente próximo a Borisov. Encabezados por los cazadores a caballo del coronel Marbot, los franceses tomaron por sorpresa a la avanzadilla rusa, causando bastantes bajas y haciendo huir a los rusos al otro lado del río. La avanzadilla rusa se redimió consiguiendo quemar el único puente en su huida.

Napoleón dejo ya de plantearse marchar hacia Minsk, cosa imposible, y decidió marchar hacia Vilna. Pero antes había que encontrar algún lugar donde cruzar el Berézina. Además había que evitar que Wittgenstein y Chikagov cerraran la presa sobre la Grande Armée. Oudinot recibió ordenes de encontrar un punto de paso adecuado, mientras que Victor debía mantener a raya a Wittgenstein.

23 de Noviembre, cerca de Bobr, por C.G. von Faber du Faur.

Un grupo de civiles se refugia en torno a un granadero y otros dos soldados buscando protección

 

Coracero ruso, invierno de 1812, por Alexey Temnikov

 

Husares Rusos, por A.F. Telenik

 

Napoleón ordenando fusilar a unos partisanos por "saboteadores", por Vasily Vereshchagin

 

 


matiere
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Es por todo esto , que cuando le preguntaron a Napoleón , que que tipo de mujer es la que mas le gustaba , respondió .- La que tenga mas hijos.

 


El dinero no da la felicidad , ¡Hombre ! si hablamos de mucho dinero , ya es otra cosa.

Marx (Groucho)

Eljoines
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Sigo disfrutando del relato Flavius, espero que no acabe nunca je,je,je.

 

 

saludos

 


          

"Un artículo de historia basado en una fuente es plagio, pero si esta basado en varias fuentes, es investigación".

Flavius Stilicho
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25 Noviembre. Studzienka.

Grande Armée (grueso): 50.000 (+/-). Temperatura aproximada (min.): -20º C (+/-)

Oudinot había localizado el 24 un lugar adecuado para el cruce, al lado de un pequeño pueblo a 18 km al norte de Borisov: Studzienka (Studenka/Studianka/Studzionka), cuyas casas proporcionarían madera para un puente. Los hombres de Oudinot (750 zapadores) empezaron a trabajar en reunir el material. Rozando el anochecer llegó el general Eblé con unos 400 pontoneros, muchos de ellos holandeses. El ejército carecía de pontones ya que el que se encontraba en Orsha había sido deshechado para apropiarse de sus animales de tiro, en la creencia de que no iba a ser necesario. Lo que si había conseguido salvar Eblé era unas cuantas forjas de campaña y carruajes con material de ingenieros. Los trabajos siguieron durante toda la noche, para poder tenerlo todo preparado para el día siguiente cuando llegara Napoleón.

Chikagov preocupado porque la intención de Napoleón fuera marchar en dirección a Minsk -la dirección que todos los generales rusos creían más peligrosa para sus intereses- movió el grueso del ejército al sur de Borisov para vigilar los posibles puntos de cruce hacia Minsk. Chikagov contaba por entonces con 32.000 hombres y tenía casi 100 km de río con posibles puntos de cruce que cubrir al norte y sur de Borisov. La opción que más preocupaba a los rusos era un cruce por el sur y que Napoleón tomara la dirección de Minsk, por ello Chikagov decidió concentrar su ejército al sur para cubrir el camino de Minsk. El grueso de la fuerza rusa que vigilaba Studianka (Czaplic) recibió ordenes de bajar a Borisov para reforzar a la división (Langeron) que se había quedado allí. El puñado que quedó en la zona avisó de la presencia francesa pero su informe fue descartado como una maniobra de distracción francesa.

Chikagov probablemente confiaba en que Wittgenstein marchara directamente hacia el Berézina y en su camino a Borisov protegiera ese sector del río, sin embargo el general no estaba por la labor y prefirío entretenerse acosando a Victor. Puede que pesara en su ánimo el hecho de que de unirse al “almirante” quedaría bajo el mando de este último.

Forja francesa de campaña. Ilustración para caja de minauturas HAT

 

Pontón francés en carruaje. Ilustración para caja de miniaturas HAT

 

 

Empieza la construcción de los puentes, por Sir Lawrence Alma-Tadema

 

El General Eblé supervisando la construcción del primer puente

 


Flavius Stilicho
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26 Noviembre. Studzienka.

Grande Armée (grueso): 50.000 (+/-). Temperatura aproximada (min.): -22º C (+/-)

A primera hora de la mañana la única fuerza que se oponía a los franceses era la batería a caballo con 4 piezas del capitán Arnoldi, apoyado por unos cuantos cosacos y algunos jaegers (infantería ligera). Cuando Arnoldi vio como los franceses montaban 40 cañones en una loma en la margen oriental, se retiró prudentemente tras mandar un mensaje urgente a sus superiores.

Rápidamente un escuadrón reforzado de lanceros y cazadores vadeó el río llevando a la grupa cada uno un voltigeur. A continuación otros 400 infantes ligeros cruzaban en balsas para asegurar la cabeza de puente.

A continuación les tocó el turno a los pontoneros de meterse en unas frías aguas que les llegaban hasta el cuello. En la orilla, los granaderos de la guardia se admiraban del coraje de los pontoneros: de cuando en cuando caía alguno arrastrado por la corriente hacia su muerte pero el resto seguía trabajando imperturbable.

El Estado Mayor de Napoleón contemplaba las operaciones con un ánimo dispar. Napoleón se mostraba a veces pensativo pero en general hacia gala de energía y se dedicaba a animar a los presentes. Otros en cambio veían negra la situación y esperaban la pronta aparición de todo el ejército ruso a bloquearles el paso. El valiente Ney que había conseguido salir hace unos días de una situación imposible, lo veía crudo. Por su parte Murat le planeaba a Napoleón una fuga a cargo de una partida de caballería, mientras el ejército hacia una última resistencia a ultranza. Probablemente de esa idea de una heroica y suicida resistencia por parte del ejército, surgiría la leyenda de que Napoleón había ordenado quemar las águilas (banderas) para evitar su captura.

A mediodía, los esforzados pontoneros completaron un puente ligero de unos 100 m de largo y 4 de ancho. No era precisamente una obra de arte y las planchas que lo cubrían eran inadecuadas, pero era toda una proeza dada las penosas condiciones y la escasez de materiales. Era lo suficientemente bueno para el paso de la infantería y Oudinot exigió ser el primero en cruzarlo al frente de sus tropas. A continuación las desplegó mirando hacia el sur por donde vendrían los rusos los Chikagov.

A mitad de la tarde ya estaba listo un segundo puente. Este estaba destinado al paso de la artillería, carruajes y caballería; por lo que se había hecho un esfuerzo extra en hacerlo más firme. En cuanto estuvo operativo empezó a pasar la artillería de Oudinot seguida del resto de la artillería. A las 8 se vinieron abajo dos pilares del puente pesado y los pontoneros tuvieron que trabajar durante la noche para tenerlo operativo para las 11. Esa noche no tuvieron mucho descanso ya que a los 2 tuvieron que ser despertados de nuevo porque ahora 3 pilares se habían venido abajo. Durante la noche cruzaron Ney, una división de infantería y la mitad de la caballería.

Esa tarde Oudinot había avanzado en dirección a Borisov hasta chocar con la fuerza de Czaplic, para después buscar una buena posición defensiva en una zona boscosa en la que una buena infantería pudiera defenderse de una fuerza superior. Además se enviaron exploradores en dirección a a través de las marismas que confirmaron, para satisfacción de Napoleón, que no había rusos guardando el comienzo de la carretera de Vilna y los puentes de Zembin estaban intactos.

 

Soldados acampando en Studzienka mientras los zapadores desmontan las casas para construir los puentes.

Obra de C.G. von Faber du Faur

 

Napoleón contemplando los trabajos en el puente, por Pierre Benigni

 

Eblé animando a sus hombres

 

La quema de las aguilas, por Richard Caton Woodville

 

La escena anterior por Kossak

 

Napoleon contemplando los primeros cruces, por Kossak

 


Flavius Stilicho
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27 Noviembre. Studzienka.

Grande Armée (grueso): 50.000 (+/-). Temperatura aproximada (min.): -23º C (+/-)

A las 6 de la mañana el puente pesado estaba de nuevo operativo. El grueso del ejército pasó por los 2 puentes. Primero la Guardia con Napoleón, después el resto, durante todo el día. El paso no estuvo exento de incidentes: nuevas roturas y embotellamientos, pero se pudo hacer en relativo orden ya que lo realizaron tropas disciplinadas que todavía se mantenían bajo las banderas. Por la tarde se presentó el 9º Cuerpo de Victor que quedó de guardia en la orilla occidental.

Si Victor no pudo pasar inmediatamente al otro lado es porque había que cubrir el paso de toda la masa de rezagados y civiles que seguían al ejército. A última hora de la tarde, los gendarmes que hacía funciones de “agentes de tráfico” abrieron los puentes a los rezagados. Muchos de ellos se habían retrasado y hubieran podido cruzar antes de no ser porque habían creído los falsos rumores de que se iba a cruzar por Borisov.

El único revés ese día tuvo lugar cuando a última hora de la tarde una de las divisiones de Victor (Partounaux) abandonó Borisov donde había hecho de distracción y marchó hacia Studzienka. Por el camino una de sus brigadas se perdió y acabó tropezándose con el ejército de Wittgenstein, siendo capturada. El resto de la división tuvo que volver a Borisov y se rendiría al día siguiente.

En la otra orilla los hombres de Oudinot no habían sido molestados ya que Czaplic esperaba la llegada de Chikagov. Mientras tanto el ejército de Kutuzov se había quedado retrasado, aunque una parte de la fuerza de vanguardia de Miloradovich tras hacer marchas forzadas llegó a Borisov al final del día para unirse a Chikagov. Se trataba del cuerpo de Ermolov formado por cosacos y varios regimientos de infantería de la guardia; estos últimos llegaron exhaustos pero animados.

El retraso ruso provocó una falsa sensación de seguridad en Napoleón. Está claro que el día 27 no se aprovechó bien, por mala planificación. Dejando atrás carruajes innecesarios tanto civiles como militares y buena parte de la artillería, se podía haber dejado pasar a una mayor cantidad de personas. Ciertamente todavía faltaban muchos por llegar todavía al día siguiente, pero estos se hubieran encontrado unos puentes mucho más despejados. Además buena parte de esos cañones y carruajes iban a ser abandonados antes de partir del Berézina o en los días siguientes.

 

Cruzando el puente sobre el Berézina, por Blanchin

 

Una columna se dirige hacia los puentes de forma ordenada, obra de W. Kossak

 

La columna de bagages avanzando con dificultad para cruzar el río, por Hanfstaengel

 

El cruce del Berézina por Richard Caton Woodville

 

Tropas esperando en la margen derecha en el día 27, por C.G. von Faber du Faur

Había inquietud entre aquellos que tenían que esperar su turno al día siguiente

 

Otra noche de acampada en Studzienka, por C.G. von Faber du Faur

 


Flavius Stilicho
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28 Noviembre. Studzienka.

Grande Armée (grueso): 45.000 (-). Temperatura aproximada (min.): -24º C (+/-)

El día iba a quedar marcado por 2 batallas paralelas a ambos lados del río.

Al amanecer por fin los rusos habían reunido suficientes tropas para atacar el lado occidental del cruce en la zona de Stakova. Chikagov tenía 30.000 hombres. Encargado de resistirle estaba Ney al mando de menos de la mitad de tropas: lo que quedaba del cuerpo de Oudinot -Oudinot fue herido y por eso le sustituyó Ney-, la división Dambrowski -incorporada ahora a la Grand Armée tras huir de Borisov varios días atras- y una pequeña mezcolanza de unidades de otros cuerpos. La mayoría de los soldados ni siquiera eran franceses, sino polacos y suizos.

La división rusa del (polaco) Czaplic lideró el ataque pero fue rechazada por los polacos de la división Dambrowski. Dos divisiones rusas se sumaron al ataque, apoyadas por artillería. Los polacos se defendían valientemente en un bosque de pinos, redimiéndose de haber entregado Borisov sin lucha, pero estaban siendo aniquilados. Consiguieron salvarse gracias a una carga hecha por lanceros polacos y coraceros. Czaplic fue herido y el general ruso Scherbatov capturado junto a casi 2.000 rusos.

Chikagov tuvo que hacer intervenir a la caballería rusa para arreglar el desaguisado. El contraataque francés fue frenado pero los jinetes rusos no pudieron ir mucho más allá, ya que se encontraron con 4 regimientos suizos -apoyados por un puñado de croatas, holandeses y portugueses- que los rechazaron. Los suizos se convirtieron en el baluarte francés durante el resto del día y cuando agotaban sus municiones recurrían a cargas a la bayoneta para defender su posición. A la llegada de la noche la línea había resistido contra todo pronóstico.

La infantería polaca durante la batalla, por Jan Chelmynski

 

Infantes y lanceros polacos a la carga en el Berézina, por J. Kossak

 

Los coraceros de Doumerc atacan a los jaegers rusos, por Jeschow

 

La infantería suiza en el Berézina, por Calpini

 

La infantería suiza en el Berézina, por Jauslin.

El contingente de unos 1.500 suizos quedó reducido a 300

 

Dos imágenes de Infantería francesa (probablemente de una unidad reclutada en Holanda) luchando en el Berézina,

por Jan Hoynck van Papendrecht

 

 

En el otra lado del río los 8.000 hombres de Victor no le habían ido a la zaga. También era una fuerza repleta de extrajeros: alemanes (Baden, Berg, Hesse y Sajonia) y polacos. Se enfrentaban a una fuerza rusa de al menos 30.000, aunque Wittgenstein solo puso en acción a la mitad. Los soldados mantuvieron su posición a lo largo de todo el día a pesar de los ataques de Wittgenstein. Entre los defensores destacó la brigada de Baden del joven príncipe Guillermo que se mantuvo firme en el flanco derecho francés, a pesar de que los rusos concentraron ahí sus ataques iniciales.

Incapaz de quebrar la voluntad de los defensores, Wittgenstein ordenó situar artillería más allá del flanco izquierdo francés, de tal manera que se pudiera disparar a larga distancia sobre la masa de fugitivos que permanecían en la carretera, esperando para cruzar. Esto obligó a reaccionar a Victor que tuvo que mandar una fuerza a desalojar a dichos cañones, cosa que se logró sin permitir una ruptura de la línea defensiva.

Lo que Wittgenstein si consiguió fue desatar el pánico entre los civiles y rezagados. En medio de escenas de caos todos trataron a la vez de alcanzar los puentes y pasar al otro lado. Muchos murieron aplastados por la multitud.

Por la tarde un nuevo ataque ruso consiguió por fin desalojar a los de Baden, pero la línea fue restaurada por la intervención de una brigada de Berg y de los últimos 350 jinetes de Victor. Una contracarga de la caballería rusa aniquiló a estas fuerzas, pero se había ganado tiempo para estabilizar la línea y que llegara la noche.

La infantería de Baden en el Berézina, por Sattler

 

Carga de la caballería alemana (Baden y Hesse) del cuerpo de Victor, por Sattler

 

El cruce del Berézina por January Suchodolski

 

Atasco en los puentes del Berézina, por Fournier-Sarloveze

 

Caos en la orilla orintal al llegar la noche, por C.G. von Faber du Faur

 

 

 

 

 

 


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29 Noviembre. Studzienka.

Grande Armée (grueso): 28.000 (-). Temperatura aproximada (min.): -25º C (+/-)

Las ordenes de Napoleón a Victor y Eblé, presuponían que Victor se retiraría durante la noche y los puentes serían destruidos inmediatamente después. Todavía quedaban muchos rezagados al otro lado y Victor decidió esperar para cruzar hasta primera hora de la mañana. A las 7 de la mañana ya había cruzado, pero Eblé decidió retrasarse un poco ya que quedaban varios miles de rezagados en la otra orilla. Cuando los rusos empezaron a moverse ya no pudo esperar más y sus hombres incendiaron los puentes.

La destrucción de los puentes no impidió a los rezagados seguir intentando cruzar. Fruto de la desesperación muchos se vieron empujados hacia un puente que ya no existía para acabar muriendo en las aguas. Otros muchos intentaron vadear las aguas a caballo o cruzar nadando.

Cuando los rusos se hicieron dueños del cruce, capturando a unos 7.000, contemplaron una escena pavorosa de innumerables cadáveres congelados y aplastados en medio de los restos de carruajes y caballos muertos.

La batalla del cruce del Berézina les costó unas 15.000 bajas a cada uno de los ejércitos. En el caso francés además hay que añadir más de 10.000 bajas entre los rezagados. Los ingenuos franceses al tomar la carretera de Vilna, tras atravesar las marismas que había entre el punto de cruce y Zembin, celebraron el haber sobrevivido. El paso de las marismas había sido su último temor ya que una pequeña fuerza rusa, estratégicamente ahí situada, lo podría haber impedido. A lo largo del día anterior se podría haber enviado una fuerza de cosacos hacia Zembin con posibilidades de llegar allí primero y al menos quemar los puentes, sin embargo parece que prevaleció el temor -confirmado por la resolución de las tropas francesas- a que un Napoleón atrapado y desesperado fuera capaz de arrollar al ejército de Chikagov.

Los franceses creyeron ingenuamente que la pesadilla tocaba a su fin, ya que dejaban atrás a los ejércitos rusos de Kutuzov, Wittgenstein y Chikagov.

Larrey cruza el Berézina, por Alexandre Solde

Larrey y el resto de cirujanos hicieron desesperados esfuerzos por ayudar a todos los malheridos que iban llegando a Studzienka. Muchos no pudieron cruzar el puente por estar demasiado enfermos para proseguir la marcha

 

El cruce del Berézina por Raffet

 

El cruce del Berézina, por C.G. Faber du Faur

 

El cruce del Berézina, por C.C. Anthony Last

 

El cruce del Berézina, por E. Charpentier

 

El fin de la batalla del Berézina, por Peter von Hess