A mediados del año 1.917, la batalla de Passchendaele se había alargado desde julio a noviembre de ese mismo año, se habían conseguido éxitos notables y reducir bastante el saliente de Ypres, formado en 1.914, pero en este frente los cambios estratégicos eran más bien escasos. Toda una generación de jóvenes europeos habían sido exterminados en la batalla del Somme en 1.916.
La inutilidad de los avances de la infantería que siempre llevaban una pérdida tremenda de hombres, para una conquista de terreno menor, debido a la combinación letal de ametralladoras y alambradas, llevaron a los mandos a buscar otras soluciones. Ya que aún en el caso que se pudieran localizar estas ametralladoras no podían ser destruidas por la artillería, ya que estaba dedicada exclusivamente a batir las posiciones de la artillería enemiga.