Adolf Hitler, cuando supo que podía continuar una campaña de bombardeo sobre Gran Bretaña, en un momento en que todos pensaban que Alemania estaba a la defensiva, se ilusionó mucho y ordenó darle prioridad a estas armas de represalia, que eran las bombas volantes V-1 de la Luftwaffe. La ofensiva comenzó en Junio de 1944, días después del gran desembarco aliado en Normandía.