A principios de siglo un explorador y aventurero inglés encontró entre las ruinas de una ciudad maya una calavera de cristal de roca, perfectamente pulida. El origen de tan desconcertante "escultura" es aún un enigma. La calavera de cristal, también llamada "Max" o "Cráneo del Destino", fue hallada en una antigua ciudad maya de forma absolutamente casual.