Año 210 a. C. Aro y su familia se sienten satisfechos porque su ciudad, Albocela, a orillas del río Durius, se ha recuperado al fin del ataque de Aníbal Barca, sufrido diez años antes. Los años de penurias han pasado, las cosechas han vuelto a ser abundantes, podrán volver a comerciar con los pueblos vecinos y Albocela volverá a ser una de las más importantes entre las ciudades vacceas. Pero no todas las noticias son buenas.