Los guerreros de Hispania
Los ejércitos de Hispania estaban compuestos, al igual que en la mayoría de los pueblos del Mediterráneo, por milicias ciudadanas, en este caso de carácter temporal, capaces de costearse el armamento y ligada a un jefe por lazos de dependencia o juramentos rituales en el caso de su clientela o guardia personal.
Estando las distintas unidades organizadas por clanes, tribus o ciudades; y aunque su armamento cumplía las mismas funciones en toda la línea de batalla, su homogeneidad era casi nula.
LOS IBEROS
Los iberos eran el conjunto de pueblos que habitaban la costa mediterránea de la Península Ibérica y adentrándose en las depresiones del Ebro y el Guadalquivir. Había grandes diferencias militares entre cada tribu, así por ejemplo estaban los débiles turdetanos, los poderosos carpetanos, o los ilergetes, con fuertes influencias celtas.
Infantería íbera:
Iban armados con una lanza pesada de punta larga[1], de entre 1,7 y 2,5 metros, siendo el arma principal; una jabalina, pilum o
soliferrum; y una espada corta colgada de su lado izquierdo[2], siendo la más extendida la falcata[3] (sobre todo a partir del siglo IV a.C., anteriormente se usaban espadas de hoja larga y recta del tipo antenas atrofiadas) en el Sureste y espadas tipo La Tene al Norte del Ebro. En un principio, la panoplia defensiva era bastante pesada y costosa: disco-coraza de unos 20 cm. de diámetro, colocada sobre un almohadillado de lana; grebas de bronce; escudo circular de unos 60 cm. de diámetro, caetra, decorado con tachones de bronce y un casco de bronce rematado por crines de caballo. Posteriormente (siglo IV a.C.) las armas defensivas se simplifican, desapareciendo casi por completo los disco-coraza, las grebas y los tachones de los escudos, siendo sustituidos por elementos menos costosos. En el caso de corazas, cascos y grebas, por otros de materiales orgánicos, mucho más ligeros, aunque también ofrecían menor protección. No es hasta el siglo III a.C. cuando empieza a utilizarse el escudo oval en Cataluña, por influencia céltica, y en el Sureste, por influencia púnica; conjuntamente también empezó a utilizarse el casco de tipo Montefortino, que ofrecía una buena protección a costa de un precio relativamente bajo.
Según Polibio, el infante íbero iba vestido con una túnica corta de color blanco con ribetes púrpura (aunque seguramente el color era carmesí).
Tradicionalmente se ha dicho que el infante íbero luchaba en guerrilla, sin embargo, el predominio de armas de cuerpo a cuerpo (lanza y espada) frente a las de distancia (que en todo caso son jabalinas pesadas de corto alcance), unido al hecho de contar con un escudo de buen tamaño, indica que estaban perfectamente preparados para ser una infantería de línea. Aunque dadas las circunstancias, pudieran combatir en guerrilla.
Caballería íbera:
Iban armados igual que la infantería, con lanzas cortas, jabalinas, incluso el pesado soliferrum (todo de hierro) y falcata. Para protegerse llevaban cascos de fibra o bronce de tipo Montefortino (menos extendidos, y sólo a partir de la segunda mitad del siglo III a.C.), diversas clases de armadura ligera y el característico escudo de Iberia, la caetra. Por tanto, estaban perfectamente preparados para combatir tanto a caballo como a pie (como al parecer sucedió en Cannas, Livio). Iban vestidos con túnicas cortas de lana, y cinturones anchos.
Antes del siglo IV a.C. no existía en el mundo ibérico una verdadera caballería, aunque sí jinetes aislados, como jefes o exploradores. Antes de estas fechas, sólo los aristócratas, como símbolo de su posición, acudían a caballo a la batalla, pero desmontaban para combatir. Durante el siglo III a.C. la caballería tiene un mayor desarrollo y protagonismo, gracias a la influencia de los celtíberos, siendo reclutada por púnicos y romanos, que ayudaron a su potenciación.
Los jinetes íberos luchaban como caballería ligera, lanzando sus jabalinas y manteniendo la distancia. La escasa longitud de sus lanzas les impedía acometer cargas directas contra formaciones de infantería. Era entonces cuando descabalgaban y luchaban a pie.
Las tropas ligeras:
Junto a la infantería de línea, luchaba otra con armamento más ligero, principalmente hondas y jabalinas ligeras. El arco, al parecer, nunca fue utilizado por los iberos en batalla, aunque se han encontrado puntas de flecha (sobre todo en la Baja Andalucía), su forma sugiere que eran usadas tan sólo para la caza. Además de este tipo de armas, muchos acudirían con armas improvisadas, como piedras o utensilios agrícolas, poco adecuadas para la guerra.
Esta turba mal armada acompañaría a la aristocracia guerrera al campo de batalla, actuando en los primeros compases del enfrentamiento.
LOS CELTÍBEROS
Los celtíberos eran las tribus celtas o celtizadas que habitaban las altas tierras de la Meseta oriental el Sistema Ibérico. Estaban considerados los mejores guerreros de la Península, aportando tanto infantería como caballería de gran calidad.
Infantería celtíbera:
Como armas ofensivas utilizaban una lanza pesada de acometida de entorno a 2 m. de longitud; otra más ligera para ser arrojada, o un soliferrum; y una espada corta. Mayoritariamente se utilizaron dos tipos de espadas, ambas de procedencia transpirenaica. Una era del modelo llamado de antenas atrofiadas, de hoja recta de unos 50 cm. de longitud y uso principalmente punzante. La otra espada es el tipo La Tene I, con pequeñas modificaciones, de unos 60 cm. de longitud, hoja recta, filos paralelos y punta aguda; con función tanto punzante como cortante. Las vainas de las espadas se modificaron respecto al tipo galo, ahora eran de cuero o madera con armazón metálico y suspensión de anillas que se unían a un tahalí que colgaba del hombre y cruzaba el pecho.
Para la defensa utilizaban la caetra, un escudo redondo de entre 40 y 60 cm. de diámetro y umbo metálico[4]. El escudo oval no se utilizó hasta épocas muy tardías, a partir del siglo II a.C. También utilizaban discos-coraza, más abundantes antes del siglo IV a.C. posteriormente sustituidas por otras de materiales más ligeros y menos costosos, y grebas de material orgánico. La panoplia defensiva se completaba con un casco de bronce que, a la par con los discos-coraza, se irían sustituyendo por otros de materiales más livianos.
Iban vestidos con el llamado sagum, un manto de lana oscura que los protegía de las inclemencias del invierno meseteño, y que según los autores antiguos se asemejaba al fieltro. También usaban pantalones, algo que para griegos y romanos era una prenda de pueblos poco civilizados.
La forma de luchar de la infantería celtíbera sería como una infantería de línea, dado su armamento preparado para el choque, predominando las armas de cuerpo a cuerpo ante las de distancia. Además, analizando los conflictos donde participaron[5], se puede ver como en numerosas ocasiones ocupan el centro de la línea, aguantando las acometidas de los enemigos, es decir, actuando como infantería pesada.
Caballería celtíbera:
Iban armados igual que la infantería, con lanzas, jabalina o soliferrum, espada corta (de antenas atrofiadas o tipo La Tene) y caetra. Completando el armamento defensivo llevarían casco y corazas de distinto tipo, en los primeros momentos de bronce y posterior al siglo IV a.C. de materiales orgánicos, más ligeros y menos costosos.
El caballo era símbolo de poder y rango, y en un primer momento no se utilizaba de forma activa en las batallas, sólo para desplazarse hasta ellas. Al llegar al enfrentamiento, descabalgaban y luchaban a pie, para lo que, viendo su panoplia, estaban perfectamente preparados. Con posterioridad se desarrolló en la celtiberia una verdadera caballería, en torno al siglo IV a.C., capaz de luchar desde su montura con jabalinas y lanza, y que en tiempos de la Segunda Guerra Púnica sería bastante numerosa.
LOS CÁNTABROS
Cántabros fue el nombre dado por los romanos al conjunto de antiguos pueblos que habitaban el Norte de la Península Ibérica, en la actual provincia de Cantabria y parte de las provincias limítrofes a esta. Silo Itálico los nombra como representantes de los ejércitos hispanos y dice que fueron los primeros mercenarios de la Península.
Infantería cántabra:
Los infantes cántabros estaban armados de forma ligera, con una espada recta, un cuchillo curvo adherido a la propia vaina de la espada y varias jabalinas, incluso podían portar el pesado soliferrum y un hacha bipenne, en lugar de la espada. Para su defensa contaban con una caetra de forma cóncava de entre 40 y 60 cm. de diámetro, casco de cuero y en ocasiones con coraza del mismo material.
Según los autores antiguos, vestían con prendas de color negro o parduzco.
Su forma de combatir era la guerrilla, ya que su liviano armamento les permitía adaptarse a la perfección al agreste relieve de su país.
Caballería cántabra:
Los jinetes cántabros estaban armados igual que los infantes, con espada recta, cuchillo curvo, varias jabalinas, caetra y armadura y yelmo de cuero.
Actuaban como caballería ligera, utilizando la táctica llamada círculo cántabro (que más tarde los romanos adoptarían). Consistía en lanzarse contra el enemigo en dos hileras paralelas para, justo antes del choque, girar hacia los costados arrojando las jabalinas. Cada hilera formaba un semicírculo, cerrándose el círculo actuando ambas.
LOS BALEARES
Fueron los púnicos lo que dieron nombre a las islas Baleares, que literalmente significa “isla de los honderos”. Sus guerreros formaron uno de los cuerpos de mercenarios más famosos de la Antigüedad.
Honderos baleares
Los baleares llevaban tres hondas trenzadas (de lino, esparto o incluso crin de animal), una en la mano, otra en la cintura y otra ciñendo la frente. Cada una con distinto tamaño para lanzar sus proyectiles a distintas distancias. Además llevaban una lanza con punta de madera endurecida al fuego, siendo muy raro que tuvieran punta metálica. Para su defensa llevaban únicamente una piel de cabra atada al antebrazo izquierdo. Los proyectiles podían ser piedras o glande de plomo, consistentes en piezas bicónicas o bitroncocónicas hechas con un molde. Su tamaño y peso son constantes, en torno a los 4-5 cm. y 40-70 gramos, aunque había algunos de mayor tamaño y peso. En manos expertas, como eran las de estos guerreros, sus proyectiles podían superar en distancia a los de los mejores arqueros (entre 200 y 300 metros), así como su puntería, también tenían la ventaja de que estos no podían ser vistos en su trayectoria, imposibilitando que el enemigo pudiera intentar cubrirse y las heridas ocasionadas por su impacto eran más peligrosas que las de las flechas[6]. Sin embargo, entrenar a un buen hondero requería mucho tiempo, más que a un arquero, estando los baleares instruidos desde niños.
Era común entre ellos vestir túnicas a rayas, de marcada influencia púnica.
Su función, como tropas ligeras, era la de desorganizar las líneas enemigas antes del choque entre las infanterías pesadas de ambos ejércitos. Podían operar en las alas o en el centro de la formación, replegándose cuando el enemigo se acercara demasiado, ya que no estaban preparados para un combate cuerpo a cuerpo.
LOS LUSITANOS
Provenientes de la tribu celta de los lusones, fueron desplazados desde el Sistema Ibérico hasta el Norte de Portugal, desde donde se extendieron hacia el Sur y el Este. Vivían en un país rico, pero la mala distribución social de bienes hacía que muchos se dedicaran al bandidaje o se enrolaran como mercenarios.
Infantería lusitana:
Iban armados con espadas cortas, las más comunes en un principio eran las de frontón, aunque posteriormente se fueron sustituyendo por las de antenas atrofiadas, de influencia celtibérica; pero también eran utilizadas las falcatas, de influencia ibérica. El armamento ofensivo se completaba con un cuchillo afalcatado, de unos 15-20 cm. de longitud; dos jabalinas con punta de metal, pero también se utilizaba el soliferrum, aunque era menos común; y una lanza de hoja larga, que era el arma principal, que a partir del siglo IV a.C. iría reduciendo el tamaño de su hoja. La panoplia defensiva estaba compuesta por caetra de madera de unos 60 cm.[7]; y coraza, casco y grebas de materiales ligeros tales como la fibra o el cuero; al parecer los discos-coraza, tan populares en el resto de la Península, no fueron usados por los lusitanos.
Eran tropas armadas de forma ligera; hábiles en las emboscadas y exploraciones según Estrabón. Pero también eran tropas capaces de formar como infantería de línea, dado el tamaño de su escudo y armamento ofensivo, como demostraron en las guerras lusitanas, derrotando a ejércitos romanos en batalla campal.
LOS GALAICOS
Fueron un conjunto de pueblos celtas y preceltas asentados en el Noroeste de la Península Ibérica, la actual Galicia y Norte de Portugal. Desgraciadamente muy poco se sabe sobre los guerreros de los pueblos del Noroeste Peninsular, y mucho menos de fechas anteriores al siglo I a.C.
Infantería galaica:
La panoplia estaba compuesta por un casco de bronce[8], de marcada influencia itálica; grebas de fieltro; caetra, decorada con motivos protectores; para el ataque, el arma principal era la lanza, que estaba acompañada por puñales cortos de tipo biglobulares, colgados del cinto al costado derecho[9], y en ocasiones una espada corta de hoja recta de filos paralelos. Es remarcable la total ausencia de coraza, sacrificando protección en pos de una mayor movilidad. Es probable que también usaran jabalinas ligeras, dadas las características del resto de la panoplia.
Los guerreros vestían túnica con escote en pico, ceñida por cinturón, a menudo muy ornamentada.
Actuarían como infantería ligera, evitando el choque directo siempre que les fuera posible, ya que no portaban con protección ni armamento para aguantar un combate directo. Sin embargo, su ligereza les permitiría actuar como guerrilla, hostigando al enemigo con el lanzamiento de jabalinas.
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[1] Conforme pasó el tiempo, la lanza se fue haciendo más corta, más ancha y más ligera.
[2] En ocasiones llevaban también adosado a la vaina un puñal corto, siendo más un objeto de prestigio que un arma.
[3] Con una hoja de unos 50 cm. de longitud, era capaz de herir de punta y de filo.
[4] En la celtiberia la caetra era algo más pequeña que en los pueblo íberos.
[5] Sobre todo al servicio de Cartago.
[6] Los romanos trenzaban cascos de mimbre para colocarlos encima de los de bronce con la intención de amortiguar los impactos, que de otro modo bollarían el bronce produciendo graves heridas en la cabeza.
[7] Al parecer, los lusitanos nunca utilizaron el escudo oval, introducido en la Península a partir de finales del Siglo III a.C.
[8] Quizás el casco de bronce estuviera reservado a las clases más altas, teniendo los demás otros de materiales orgánicos, como el cuero.
[9] Con un sistema poco habitual en la Hispania prerromana.
Autor: Epaminondas
Bibliografía:
-Quesada Sanz, Fernando; De guerreros a soldados. El ejército de Aníbal como un ejército cartaginés atípico
-Connolly, Peter; Greece and Rome at war
-Connolly, Peter; Aníbal y los enemigos de Roma
-Blázquez, José María; Las guerras en Hispania y su importancia para la carrera militar de Anibal, de Escipión el Africano, de Mario, de Cn. Pompeyo, de Sartorio, de Afranio, de Terencio Varrón, de Julio César y de Augusto
-Quesada Sanz, Fernando; Armas de Grecia y Roma.
-Barreiro Rubín, Víctor; La guerra en el mundo antiguo.
-Saez Abad, Rubén; Cartago contra Roma: soldados y batallas de las guerras púnicas.
-Martín, Ana María; Los orígenes de Lusitania.
-Quesada Sanz, Fernando; Los guerreros galaicos. En revista La aventura de la historia, nº 41.
-Quesada Sanz, Fernando; Los mercenarios hispanos en el Mediterráneo. En revista La aventura de la historia, nº 39.
-Quesada Sanz, Fernando; Innovaciones de raíz helenística en el armamento y tácticas de los pueblos ibéricos desde el siglo III a.C.
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