Los guerreros celtiberos y vacceos
Son seguramente las tribus de raigambre celta más importantes de la Península Ibérica. Tenían ya en el siglo III a.C. una importante relación con los pueblos íberos de la meseta y del levante, por lo cual ciertos autores de la antigüedad los consideren a todos ellos como celtíberos. De su importancia hablan autores como Posidonio, Diodoro, Polibio o Tito Livio.
Los vacceos fueron en su momento, junto con las demás tribus celtiberas, los que llevaron el peso de las guerras de independencia, primero contra los púnicos y luego contra los romanos.
Los límites de su territorio son fáciles de conocer gracias a Plinio y su interpretación por Schulten. Los Vacceos limitarían al este con los Arévacos (tribu perteneciente al gran grupo celtibero), por Aranda, Roa y Clunia. Por el norte y oeste limitarían con los Astures, por el río Astura (Esla). Por el norte Sesigama marcaría su frontera con los Cantabros, mientras que Gredos y Guadarrama al sur serían sus límites con los Carpetanos. Sus ciudades más importantes serían: su capital Cauca (Coca), Pallantia (Palencia), Helmantika (Salamanca), Interkantia (Villalpando), Avía (Alba de Tormes), Lacorbiga (Carrión de los Condes), Arbocala (Toro), etc.
Vecinos orientales de los anteriores serían las demás tribus celtiberas, las propiamente dichas. Ciertamente en esta época tendrían un fuerte mimetismo con los vacceos, por lo que apenas podrían diferenciarse, tanto en armamento y aspecto físico, como en otras características sociales y culturales. Ocupaban las orillas del alto Duero, y los actuales territorios de La Rioja, Soria y Guadalajara principalmente, y parte de Cuenca y Teruel, donde se han encontrado algunas referencias toponímicas o constructivas. Sus asentamientos más conocidos fueron: Numancia, Aregrada (Agreda), así como las actuales Soria y Logroño, situados en altozanos sólidamente fortificados.
El cuanto a armamento y vestimenta, Diodoro de Sicilia, por la descripción de Posidonio, nos cuenta lo siguiente: “Muéstranse en la guerra no sólo buenos jinetes, sino también infantes excelentes por su empuje y su resistencia. Llevan capas negras y ásperas, de una lana parecida a la de las cabras salvajes. Algunos de los celtiberos se arman con escudos galos, otros, en cambio, llevan grandes escudos redondos del tamaño del aspis griego. En sus piernas y espinillas trenzan bandas de pelo, y cubren sus cabezas con cascos de bronce adornados con crestas de color escarlata. Usan también espadas de dos filos, forjadas con excelente hierro, y puñales de un palmo de longitud, de los cuales se sirven en los combates cuerpo a cuerpo. (…) Y como combaten a pie y a caballo, cuando han vencido luchando a caballo se apean y, adoptando la formación de la infantería, dan combates singulares.” (38)
Guerreros celtíberos
Vestían con túnicas y pantalones, y en ocasiones los guerreros más pudientes portaban armaduras celtas del tipo Ciumesi, más conocidas como “cota de mallas”, realizadas con pequeñas y multitud de anillas de hierro remachadas o cerradas a presión. Invento celta de principios del siglo III a.C. según Estrabón, fue precisamente denostada por ellos mismos, que preferían combatir ligeramente, e incluso en el caso de una fiera casta de guerreros galos, los “fanáticos”, acudían a los combates totalmente desnudos y embadurnados en aceite.
Otros celtas como los hispanos, si bien eran más pudorosos, también combatían en muchas ocasiones con el torso desnudo y embadurnado en aceite, que protegiéndoles del frío, también les daba elasticidad en el combate. De hecho, muchas de las representaciones greco-romanas de estos guerreros celtas del centro y sur de Europa los muestra así, aunque tal vez civilizaciones mediterráneas destacaran un elemento que les parecía chocante y salvaje, aunque no fuera una regla común entre los celtas. Todo esto no impedía que, como inventores, y sobre todo en zonas concretas como es la meseta española, que se caracteriza por su duro clima, el guerrero celtíbero prefiriese la protección de una túnica para el frío y una cota de mallas para la guerra.
Todo ello teniendo en cuenta que estas armaduras eran muy caras y costosas de fabricar, siendo por lo tanto de uso de los jefes o guerreros más adinerados, o de los que la hubiesen conseguido como botín. Por otro lado también podían portar joyas y adornos como la gargantilla tipo “troquel” o brazaletes “serpenteantes”, que eran condecoraciones como premio a su valor o dignidad. Sus símbolos decorativos más comunes eran las cruces y espirales célticas de diversa significación religiosa, como la cruz gamada o contra-gamada de la deidad solar, que representaba el mayor temor para los celtas.
Reconocidos como los mejores guerreros peninsulares, el poeta romano Silio Itálico cuenta en sus Púnicas: “Vinieron también los celtas asociados en el nombre de íberos. Honor es para ellos caer en la pelea, pero creen execrable incinerar el cadáver. Creen que el cuerpo irá al cielo con los dioses si es pasto de los buitres.”
La mención que hacen otras fuentes como Polibio sobre los scutati (infantes) y los equites (caballeros), junto a las alusiones que estos autores clásicos hacen de la destreza y la preparación de la caballería y la infantería celtiberas, sugieren la existencia de un ejército diversificado y con un cierto nivel de organización. De la terrible fama y eficacia de estos soldados tres ejemplos: Durante las operaciones de los escipiónes en Hispania, los romanos decidieron contratar los servicios de 20.000 celtíberos antes de que fuesen los cartagineses quien se hiciesen con ellos, fue la primera vez que tropas mercenarias sirvieron abiertamente con ejércitos de la república romana.
Más tarde, cuando Cartago estaba siendo atacada directamente por Escipión el Africano, desesperanzada por las recientes derrotas ante el general romano, volvió a coger energías e intentar un nuevo encuentro en el campo de batalla cuando sus agentes trajeron de Hispania un contingente de 4.000 celtíberos de infantería pesada; era tal su calidad y fuerza que los cartagineses entusiasmados se aprestaron de nuevo al combate, y finalmente, tras ser derrotados humillantemente por los romanos, pudieron huir los púnicos mientras los celtíberos quedaban en el campo de batalla combatiendo solos hasta el ultimo hombre.
En tercer lugar, durante la gran rebelión en Hispania contra Roma (197/194 a.C.), se encontraron el ejercito romano y el ejercito de los túrdulos, con estos últimos un contingente de 10.000 celtíberos mercenarios; los romanos hicieron todo lo posible para no enfrentarse a los celtíberos, prometiéndoles incluso el doble de la paga que recibirían de los túrdulos, cosa que estos rechazaron.
Autor: TITO
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El prefijo are- implica proximidad. Todo aficionado a la Historia Antigua y al cómic ha oído hablar de la Armórica y de los aremorinos, los galos que habitaban junto al mar. Este prefijo, al parecer celta, tiene su equivalente en la preposición latina ad (ad portas).
El gentilicio arévacos presenta múltiples grafías: arvactos, arebarskunes o arevascos. Yo me atrevería a decir que el topónimo Carpetania también deriva de él, Arevettonia. De este modo, vacceos, vettones y vascones, en un principio, serían los mismos, los del norte, y los arévacos sus más inmediatos vecinos, los celtíberos.
También se han de identificar los vettones, berones, vacceos, vascones, belgas, etc., con los celtas o galos. Gálatoi o kaltoi, en griego, significaría “alechados”. Resulta muy esclarecedor que, para especificar la Osma arévaca o celtíbera, se la califique de are-gala o Argaela. Tal vez el topónimo Aragón provenga de ahí (¿Aregalia>Aragonia?).
El gentilicio celtíberos se convirtió muy pronto en un cultismo, cuya forma vulgar evolucionó a cántabros. Ya César y puede que también Catón lo utilizan. Hay constancia, además, de que en la Edad Media el topónimo Celtiberia ya había mutado a Santabariya o Santáber.
Sagos celtíberos. El primero es un grabado de Valeriano Bécquer. La foto aparecía en una guía de Numancia, así que imagino que su propietario es el Museo Numantino.
¿Porqué no se han descargado las imágenes?
Hola Bernardo. Has hecho "copiar pegar" desde un word? en ese caso no se pegan.
La forma más correcta es subir la foto al servidor de mh y luego desde ahí pegarla. Tienes el procedimiento explicado a todo detalle (hasta yo he conseguido subir fotos con éxito) en el manual de usuario del foro.
Estoy intentando pegarte el link, pero desde el tfno no me abre la página. Echa un vistazo y haz alguna prueba y si necesitas más ayuda me comentas.
Saludos
Gracias Merlin-satan. Tendré que practicar más porque he perdido definición.
Como dije, el primero es un grabado de Valeriano Bécquer, el hermano del poeta, y la segunda la foto de un pastor. La prenda, hoy ya una reliquia, fue adoptada por las legiones romanas como capa militar. No me acuerdo que historiador, la describe con gran exactitud. El propio Escipión Emiliano debía sentir un gran cariño por su sago soriano. En los tratados de paz se acordaba la entrega de gran cantidad de ellos.
Bernardo que tal tio, me alegro de verte. Mi opinion que voy a dar es opuesta a la tuya, ahora bien porque ignoro (no tengo ni puñetera idea) si -are proviende del celta y es tomada del celta en el español (es decir no viene del latin). Area es area en latin y español solo que con acento en nuestro idioma. Significa algo asi como solar o lugar de deposito o terreno baldio o yermo o seco. Su sinonimo en latin es -spatium que es claro su cercania pero no de raiz, en significado. Probablemente la raiz de area sea indoeuropea, y sea una forma primitiva de -area pero seguro que empieza por la letra a. La metatesis en las palabras que se alargan suelen respetar el sistema fonico. Si proviene del celta no lo se. Ahora bien cuando Cesar nomina a tribus como luego se haria con -ostro o - vis godos es para situarlos segun el mapa o sistems romano. Es decir un puñado de oppidas que darian una tribu con lazos entre si que podrian ddcirse -arevacos para distinguirlas de los.-vacos. De todos modos lo dejo como impresion. Ad es un prefijo es hacia. Es decir indica una accion. Area no indica accion es sustantivo.
Yo no pienso en el celta como un idioma, y mucho menos como un pueblo, sino más bien como un sustrato, lo que había aquí antes de la llegada de los romanos, por tanto un convencionalismo. En cualquier caso, todo apunta a que el prefijo are-, presente en el gentilicio arévacos, al igual que en otros gentilicios europeos, no proviene del latín. Por tal motivo en concreto lo llamo celta. También estoy más o menos convencido de su significado, ya que se cumple en los distintos ejemplos. Pero eso, lo del are-, no lo he descubierto yo, me lo explicó hace mucho un profesor de latín, traduciendo a César. Ahora bien, la opción que planteas es muy interesante. De hecho, durante mucho tiempo creí en ella. Ara en el sentido de área, de superficie, de llanura. Eso es precisamente lo que propone Edelmiro Zamanillo Rosales, a quien, pese a que no coincido en muchas cosas, lo considero un grandísimo lingüista y un maestro. Su libro sobre la traducción del ibero me abrió los ojos, me descubrió nuevas perspectivas. Él relaciona a los arévacos con Araba, es decir, “los habitantes de las tierras altas”. No niego que en algunos topónimos se cumpla tal acepción, en Araba, por ejemplo, o en Aranda, o en Arabiana (“el río de las tierras altas”, tal vez), pero sobre el gentilicio que aquí se cuestiona he vuelto a la propuesta de Bosch Gimpera (are-vaccei). Eso quiere decir que ya le había dado unas cuantas vueltas.
Área es más bien una llanura, un espacio abierto o vacío, como dices, pero al terreno baldío, al monte, que decimos en Soria, yo lo llamaría nomos. De ahí vienen palabras como nemoroso, nómada e incluso nombre y número. El nombre es lo que se reparte, lo que toca en suerte, la gracia. Al hablar de los suevos, César comenta que las tierras se repartían cada cierto tiempo. Por supuesto no se trataba de tierras de labor, sino de pastos y montes, quiero decir bosques, explotaciones forestales. También acaso se podría aplicar a los pantanos, aunque yo personalmente creo que el topónimo Numancia debe significar “la ciudad de los bosques”, en referencia no a su entorno inmediato sino un poco más amplio. Hace poco he descubierto que hay quienes comparten esta opinión. Cada vez me muestro más escéptico hacia el vascoiberismo, aunque no lo descarto del todo. Como herramienta funciona, pero hay que tener en cuenta que el euskera también ha cambiado mucho en los últimos dos mil años, más cuando nunca fue un idioma sino un conjunto de dialectos. Yo, de hecho, lo inscribo en ese sustrato celta.
Si empezamos a hablar de indoeuropeismo, Coracinero, nos volvemos a salir del tema, y este tema me interesa una barbaridad. No hará mucho oí una entrevista a Francisco Villar, en la que parece desmentirse de algunas cosas que dijo en su juventud…
El concepto de Celtiberia, al menos desde el punto de vista romano, ha de entenderse más bien como el de un limes, el cual, no obstante, se incrusta sobre una realidad preexistente, es más, sobre una constante histórica, la frontera atemporal que enfrenta y vertebra a las dos Españas. A consecuencia de las fluctuaciones de esa diagonal que corta la Península desde el cabo de San Vicente hasta el de Creus, se articularon las distintas tribus y reinos.
La voluntad por parte de Roma de conquistar la Península tampoco se debe considerar un acto consciente, sino en todo caso una inercia programada, sólo inteligible a posteriori. Aun así, y pese al individualismo también de los iberos, el burro puede hacer sonar dos notas, pero no toda una partitura. La partida de ajedrez se decidió donde se decidieron siempre todas las partidas de ajedrez, en Guadarrama y en Despeñaperros, pero a veces los árboles no dejan ver el bosque.
La prematura ruptura del frente en dos, con la incursión de Marco Fulvio contra Toledo y el repliegue de los carpetanos, estableció dos nuevas marcas, la llamada Celtiberia Citerior y la Lusitania. Elaesus, Cáuciro y Viriato sólo trataron de restañar la herida. El que toma el centro gana la partida.
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