La misoginia en la literatura griega
La imagen de la mujer en la tragedia griega es tratada en muchas ocasiones de forma misógina, de acuerdo a la misoginia propia de la época arcaica que influenció a la posterior producción literaria. Así, encontramos en las obras de Homero, Hesíodo y Semónides de Amorgos diversas manifestaciones de la misoginia griega en época arcaica.
En La Ilíada de Homero no se encuentran adjetivos peyorativos referidos a las mujeres en general ni manifestaciones explícitas de odio o rechazo mientras que en La Odisea sí se percibe cierto matiz misógino en diferentes pasajes, si bien en ambas obras sí se encuentran personajes femeninos que reciben los peores calificativos (Helena y Clitemnestra en La Ilíada o Penélope en La Odisea) pero cuya descripción no responde a la misoginia. Diferente es la descripción de la diosa Hera, la cual se anticipa al estereotipo de esposa agobiante elaborado por Hesíodo y otros poetas posteriores.
Los poemas hesiódicos, sin embargo, no pertenecen a la misma tradición épica que la homérica y no hacen referencia a un pasado legendario sino a la Grecia en la que vivía (s.VIII – VII a.C.). Hesíodo, en su Teogonía, explica la fabricación de la primera mujer, Pandora, genos gynaikôn, atribuyéndole ser el origen y la causa de todos los males.
Por su parte, Semónides de Amorgos dedica el poema yámbico más extenso conservado a las mujeres. En su Yambo a las mujeres encontramos una descalificación total y genérica sobre las mujeres en cuanto tales y como esposas y compañeras de los hombres, atribuyéndoles así una sucesión de defectos (infidelidad, lujuria, insensatez, etc.).
En época clásica, el principal exponente de las manifestaciones misóginas es Eurípides. En la historiografía griega mucho se ha debatido sobre la condición misógina de este autor y, de hecho, Aristófanes, contemporáneo suyo, fue uno de los primeros en asignársela.
Actualmente, para Cantarella dicha reputación no es infundada sino cierta mientras que para Pomeroy Eurípides utiliza los antiguos mitos para cuestionar los tradicionales juicios mostrando así que las mujeres, en realidad, son víctimas del sistema patriarcal. Mossé, en cambio, considera ambigua la posición del poeta sobre las mujeres negando su posible “feminismo”. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los comentarios de los personajes no necesariamente deben de atribuirse a su autor.
En sus tragedias encontramos personajes misóginos como Hipólito y Orestes, mujeres agresivas como Fedra y Meda, masoquistas como Andrómaca y compasivos coros que realizan comentarios misóginos. Sin embargo, es en el conocido monólogo de Hipólito donde encontramos todas las tradicionales acusaciones contra las mujeres.
Hipólito le reprocha a Zeus la creación de las mujeres (“ese metal de falsa ley”) y le sugiere otro medio para sembrar la raza humana: la compra de una semilla a través de las ofrendas de metales a los templos, haciendo referencia así al mito de Pandora de Hesíodo y al mito de las edades.
Argumenta Hipólito la maldad de las mujeres con la dote que pagaba un padre cuando una mujer se casaba alejándolas de la casa “para librarse de un gran mal” mientras el marido al recibirla “ha arrojado a la dicha de su casa”. Aún así, Hipólito dice preferir a las mujeres simples e inútiles dado que “Afrodita infunde de maldad más a las sabias” por lo que acaba aceptando su existencia, incluso dentro del hogar, tal y como se puede ver más adelante: “Ninguna sierva debía acercarse a la mujer; bestias mudas debían vivir con ellas para que no pudieran dirigirse a nadie ni recibir contestación. Ahora, dentro de casa, estas malvadas urden tramas, y las siervas las sacan de la casa”; si bien, eso sí, desearía condenarlas al silencio, haciendo referencia a la nodriza de Fedra.
Finalmente, Hipólito condena a las mujeres, ya no a no existir o a estar encerradas, sino a la muerte ("¡Oh muráis todas!"), confesando su odio hacia ellas y reiterando nuevamente su maldad. De esta manera, el monólogo de Hipólito, perfectamente adecuado a un personaje joven que ofrenda su virginidad a Artemis, reproduce con fuerza los tópicos de la misoginia arcaica.
Autora: Elisabet Ramírez Valle
BIBLIOGRAFÍA
-LÓPEZ DE LA VIEJA, María Teresa (2000): Feminismo: del pasado al presente.
-MADRID, Mercedes (1997): La misoginia en Grecia, Universitat de València.
-MARTIGNONE, Hernán: “La utopía de un mundo sin mujeres en el Hipólito de Eurípides”. En: Res Publica Litterarum, 2007, Universidad Carlos III de Madrid.
-POMEROY, Sarah B.: Diosas, rameras, esposas y esclavas: mujeres en la antigüedad clásica, Akal.
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Corto pero sustancioso...
Me llamó la atención el hecho de que Hipólito mencione que al casarse una mujer su padre se libra del diablo y al esposo le esperen los mil tormentos¡¡¡¡¡
El machismo en la antigua sociedad griega es algo bastante conocido (machismo que ha imperado de manera genérica en el mundo occidental hasta finales del siglo XX y en el resto aún impera), pero no se si realmente la "misoginia" era algo tan extendido en el mundo griego o se circunscribía simplemente a algunos autores concretos. Porque puestos a buscar podemos encontrar de todo, de la misma manera en que lo encontraríamos en autores actuales.
El mismo Sócrates decía cosas muy bonitas sobre la mujer, por ejemplo:
La belleza de la mujer se halla iluminada por una luz que nos lleva y convida a contemplar el alma que tal cuerpo habita, y si aquélla es tan bella como ésta, es imposible no amarla.
Por contra también se permitía algunas bromas en la que demuestra que apreciaba a las mujeres en general pero a la suya en concreto ni lo más mínimo (Xantipa debía ser de "armas tomar"):
Mi consejo es que te cases: si encuentras una buena esposa serás feliz, si no, te harás filósofo.
Y en Plutarco encontramos también buenas palabras que deja en entredicho el machismo reinante:
Hay maridos tan injustos que exigen de sus mujeres una fidelidad que ellos mismos violan, se parecen a los generales que huyen cobardemente del enemigo, quienes sin embargo, quieren que sus soldados sostengan el puesto con valor.
Las mujeres, cuando aman, ponen en el amor algo divino. Tal amor es como el sol, que anima a la Naturaleza.
O Tucídides:
La mujer es algo mientras que el hombre no es nada.
Creo que los estudios feministas como los de López de la Vieja a veces tienden a ser demasiado subjetivos, ya que por encima del conocimiento histórico, que debe ser el primordial, tienen otro objetivo por encima de él: el reivindicativo de unos derechos que se les han negado por siglos. Pero cuando el objetivo es ése, a veces acabamos tergiversando un poco algunas cosas de nuestro pasado y del caracter masculino.Porque lo primero que debemos comprender es que e l machismo era un rasgo social de nuestro pasado, no un rasgo masculino. Personalmente creo que los hombres de ayer de manera genérica no odiaban a las mujeres más que los hombres de hoy. Los había misóginos, los había que no, y lo mismo de la otra parte. La diferencia, eso sí, es que el hombre ostentaba el poder familiar y político y los derechos de la mujer estaban a la altura de los de los niños.
En época clásica, el principal exponente de las manifestaciones misóginas es Eurípides. En la historiografía griega mucho se ha debatido sobre la condición misógina de este autor y, de hecho, Aristófanes, contemporáneo suyo, fue uno de los primeros en asignársela.
Y eso que Aristófanes no es un gran ejemplo para acusar a otro autor de misógino. Otro que se las traía. Tal vez se lo atribuía de manera alagadora según sus principios personales de "virtud".
En la época actual mi querido desconocid@.. todavía sigue el mito.. en el cual.. el hombre que se entrega al matrimonio.. o a la vida en común.. con su pareja.. pierde los "privilegios"...como forma castigadora..
¡Oh casualidad!
La sociedad que se ufanaba de la libertad de poder ser homosexual (sólo los hombres, claro) consideraba que las mujeres eran la fuente de todos los males ¿no huele a justificación?
En fin, no abundo para no parecer homofóbico, pero nada más cómodo que decir "no voy con mujeres porque son malas, como yo soy muy bueno y muy bonito, me gustan los muchachitos"
Saludos
A los griegos les gustaban los "muchachitos , muchachitas ".. y porqué no había lavadoras que si no también..
Un saludo. Pienso que es esa mezcla de machismo y misoginia. Una dentro del contexto aversión a la mujer y la otra, el aparente amor a la mujer, necesidad de ella, pero a su vez siente miedo, llegando a un odio morboso y disimulado. Nada diferente a estos tiempos.
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Un tema tan viejo y a la vez siempre tan nuevo.
Nunca he entendido como se puede amar y respetar a una madre y a una hermana y acabar siendo un misógeno.
Quizá los hombres siempre hemos estado locos y hemos obligado a las féminas a espabilarse con medios más sutiles. Ahora decimos de ellas que son "complicadas" pero en realidad han sido supervivientes en una sociedad que las ahogaba. En fin..Buen artículo Eli.
Saludos.