La marina de guerra bizantina hasta el siglo XII
Cabo Bon (cerca de Cartago), año 468: Cientos de buques bizantinos arden mientras otros cientos huyen encabezados por su comandante, el magister militum Flavio Basilisco. En un ataque por sorpresa con naves incendiarias, la flota vándala ha puesto en evidencia la ineptitud de Basilisco; pero también ha lanzado el serio aviso de que la hegemonía naval romana en el Mediterráneo no es tan firme como antaño.
¡Bárbaros a la vista! (468-626)
Vándalos
La campaña africana de 468 había sido un muy costoso intento de ayudar al moribundo Imperio Romano de Occidente a recuperar sus territorios africanos. La destrucción de la flota supuso la abrupta terminación de la campaña y que los bizantinos se olvidaran durante un tiempo de los molestos vándalos.
Los vándalos fueron el primer pueblo bárbaro en tener una flota de cierta entidad, pero no pasó de ser una flota especializada en incursiones y poco apta para un combate formal. Así cuando en la época de Justiniano se organiza un nuevo intento bien planeado y organizado por alguien tan competente como el magister militum Belisario (enlace) en 533-534, los vándalos poco pueden hacer para impedir la invasión. Parte del mérito de la flota de Justiniano se debe a su predecesor Anastasio I que en los primeros años del siglo VI se dedicó a organizar la flota bizantina de una forma más profesional ya que anteriormente las flotas se improvisaban según las necesidades del momento. Justiniano le acabaría de dar el impulso definitivo ya que su agresiva política requería de una marina profesional que apoyara sus conquistas.
El Imperio Romano (Oriental) en la época de Justiniano.
Ostrogodos
Al producirse la invasión bizantina de Italia en el 535 (enlace) los godos apenas tenían fuerzas navales para oponerse a los movimientos de Belisario. El dominio bizantino del mar era absoluto permitiendo recibir a sus fuerzas provisiones (sobre todo grano desde Sicilia) y refuerzos cómodamente. Los godos eran conscientes desde hacia tiempo de que necesitaban su propia flota (anteriormente eran apoyados por la flota vándala) y la ascensión al trono de Totila en el 541 supuso el impulso definitivo.
En el año 542 una flota bizantina que acudía en auxilio de la asediada Nápoles es atacada y destruida por “dromones” godos. Una segunda flota es arrastrada por una tormenta hacia la costa y también destruida. Nápoles cae en manos de Totila y más tarde Roma. Sin embargo la flota goda no puede impedir que Belisario remonte el Tíber en el 546 con 200 dromones fortificados con parapetos y recupere Roma.
Aun así los bizantinos no recuperan el dominio total de los mares circundantes a Italia, consiguiendo. En el 549 Totila dispone de cientos de galeras de guerra para contender con los bizantinos y se permite incluso saquear Corfú. Finalmente la flota bizantina vence en el 551 en la batalla de Senogallia, aunque no hubo muchos barcos implicados (tal vez 47 godos y 38 bizantinos) fue la única batalla naval formal de la guerra y el espíritu de combate godo quedó quebrantado por la derrota. A partir de entonces los bizantinos van recuperando el dominio del mar siendo éste vital para la victoria final.
Justiniano I y su séquito. (Mosaico de la iglesia de San Vital de Ravena, 546 d.C.)
Ávaros
En el 626 tuvo lugar el sitio ávaro-sasánida de Constantinopla en tiempos de Heraclio (enlace). Los persas sasánidas se acercaron por tierra a través de Asia Menor mientras los ávaros (y otros eslavos como los búlgaros) descendían sobre Constantinopla desde la zona del Danubio. La flota bizantina tuvo un papel fundamental en la defensa. Por un lado interceptaban a los sasánidas que intentaban cruzar el Cuerno de Oro para apoyar a los ávaros. Por otro impedían que el asedio fuera total al quedar libre la zona de la murallas marítimas. Finalmente la flota ávara intentó forzar la situación lanzándose al agua. El único problema era que la flota ávara la componían monoxila (en la práctica eran poco más que canoas). A pesar de su número y de su valor, la flota bizantina acabó masacrando a los ávaros y éstos tuvieron por retirarse.
El ávaro-sasánida sería el 1º de las grandes sitios que iba a sufrir la capital imperial en la Edad Media.
Un nuevo enemigo (636-867)
El Califato ortodoxo
Tras la derrota de Yarmuk (636), los bizantinos perdieron Siria a manos de los árabes. A continuación vendría Egipto.
Inicialmente el dominio del mar permitió a los bizantinos atacar a los árabes con impunidad, así por ejemplo se reocupa brevemente Alejandría en el 645-646. Sin embargo unos años más tarde los árabes van a tener ya su propia flota, estando su base principal en la desembocadura del Nilo (aprovechando las instalaciones bizantinas) y siendo tripulada por cristianos coptos (para los guerreros a bordo se prefería a musulmanes). La primera acción relevante de la flota árabe (ya con unas 500 naves) fue marchar contra Chipre para conseguir la neutralidad de la isla en el presente conflicto.
En el 655 tiene lugar la Batalla de los Mástiles a la altura de Finike (Licia), en la que la flota del emperador Constante II fue derrotada en una disputada batalla con la flota musulmana al mando de Abd Allah ibn Sa´d. En esta batalla los árabes lucharon con sus navíos encadenados para que no se quebrara la línea, ya que eran superados en numero (se habla de unos 500 contra 200 navíos de guerra) pero también es posible que todavía no tuvieran suficiente confianza en sus habilidades navales. Los árabes no pudieron presionar su ventaja por sus fuertes perdidas y sobre todo por problemas internos que estallan a continuación dentro del califato.
Por su parte los preocupados bizantinos se ven obligados a reorganizar su sistema naval: los miembros de los distritos o provincias militares (themata) deben formar sus propias fuerzas navales (a cambio de permitirles cultivar la tierra pública de la provincia) para proteger sus costas y en su caso apoyar a la flota principal. Destaca el thema naval de los Karabisianoi que además de proteger la costa de Licia y Panfilia ejerce de flota principal, ya que está en la primera línea de defensa naval del camino al corazón del Imperio.
Batalla de los mástiles (Cyclopaedia of Universal History, 1885)
La amenaza Omeya
Con la llegada del primer califa del periodo omeya (Mu´awiyya I), se reanudan las hostilidades navales. A partir del 667 hay ataques árabes contra Rodas , el África bizantina, Chipre y Creta. Sin embargo el gran ataque tenía como objetivo Constantinopla.
En el 671-672 las flotas musulmanas se aposentan en la zona de Cilicia y Licia para invernar expulsando a la flota bizantina de los Karabisianoi. Finalmente en el 672 se internan en el mar de Mármara (previamente se habían conquistado varios puntos de apoyo en la ruta naval a la capital) e inician un asedio de varios años, en la que las flotas musulmanas llegaban cada primavera ante Constantinopla y se retiraban a sus bases avanzadas (Cízico, Creta y Rodas) en invierno. Finalmente en el 677 el emperador Constantino IV ordena a la flota bizantina atacar, la cual gracias al uso del fuego infringe una severa derrota a la árabe y estos se ven obligados a retirar su ejército al año siguiente.
En el otro extremo del Imperio, la flota bizantina no pudo impedir la caída de África (enlace). Aun así, sus incursiones navales eran lo suficientemente peligrosas como para obligar a los árabes a renunciar a Cartago como capital de la zona y trasladarse a la más segura Túnez.
El segundo asedio árabe a Constantinopla se hizo aprovechando un periodo turbulento en la política bizantina en el que hubo una sucesión de golpes de estado que provocaron un continuo cambio de emperadores en pocos años. En el 715 un ejército terrestre inició su marcha por tierra llegando en el 717 a la vista de Constantinopla. La flota musulmana llegaría con retraso unos meses más tarde. Para entonces un nuevo golpe había convertido en emperador a León III el Isaurio. La entrada al Cuerno de Oro fue cerrada (por 1ª vez) con una cadena y la flota bizantina acosó a la musulmana haciendo amplio uso del ¨fuego griego”. Tras haber perdidos numerosos barcos y sufrido fuertes deserciones entre los contingentes cristianos egipcios, los árabes renunciaron en el 718 a proseguir el asedio.
Dromones bizantinos usando el fuego griego en el segundo sitio árabe de Constantinopla.
Tras estos acontecimientos el thema de los Karabisianoi fue disuelta formándose 2 nuevas flotas: el thema de los Kybirrhaiotai en Antalya (Licia) y la Basilikon Ploimon (flota imperial) en Constantinopla. En el 727 la flota imperial tuvo que salir en defensa de León III cuando el thema de Hellas (Grecia) acudió a Constantinopla a imponer un nuevo emperador, consiguiendo desbaratar a los rebeldes. Las flotas bizantinas realizarían numerosas incursiones en territorio omeya en los siguientes años, sobre todo en la zona de Egipto. Finalmente en el 747 la Kybirrhaiotai lograría una importante victoria en la costa de Chipre sobre una gran flota omeya, poniendo fin a las actividades de la flota egipcia durante un tiempo.
Perdida de Creta y Sicilia
En el 750 los omeyas son reemplazados por los abasíes. En el 790 la Kybirrhaiotai (al mando del strategos Teophilos) es derrotada por una flota árabe que se dirige hacia Chipre (nuevamente para exigirles neutralidad a los chipriotas). A pesar de ésta acción, el hecho es que el Imperio respira tranquilo: los abasíes no parecen interesados en lanzar grandes empresas navales contra Constantinopla y además se inicia un proceso de fragmentación política dentro del propio Islam.
El Imperio se va a relajar, pero peor aún se va a meter en disputas internas. De nuevo la flota imperial tiene que destruir una flota rebelde que asedia a Constantinopla (del 821 al 823) para imponer un nuevo emperador, en este caso la Kybirrhaiotai que apoya a Tomás el Eslavo contra Miguel II.
Estas disputas son aprovechadas por un grupo de exiliados andalusíes que parten de Alejandría y conquistan Creta. A partir del 829 se suceden varias expediciones navales para expulsarles pero sin éxito. Creta se convierte en una base de corsarios que van a asolar las islas del Egeo. Los bizantinos se ven obligados a crear 2 nuevas themata “navales” para defender la zona: la Aiagon Pelagos y la de Samos. Además de atacar Creta directamente, los bizantinos también organizaron expediciones de castigo contra las bases árabes en Egipto desde las que se enviaba ayuda a los cretenses, destacando el saqueo de Damieta en el 852-3 por una flota bizantina.
La flota musulmana dirigiéndose a Creta, (Wikimedia).
En el 827 los ya independientes agablíes del Magreb se lanzan al mar e inician la larga conquista de Sicilia (incitados por el antiguo comandante bizantino de la flota en Sicilia) que duraría más de un siglo, aunque para el 878 con la caída de Siracusa los bizantinos quedan ya en una posición muy precaria. La perdida de la estratégica Sicilia supondría un duro golpe para el Imperio.
Los emperadores macedonios
Incursiones musulmanas
En el 867 Basilio I el Macedonio hace asesinar a Miguel III y se instala en el trono. Al principio poco cambian las cosas en el frente naval, los musulmanes siguen haciendo frecuentes incursiones desde Cilicia, Sicilia y Creta, llevándose la mejor parte en los enfrentamientos.
El Imperio (Basileia Rhōmaiōn) en el 867, (Wikimedia).
Destacan las correrías de Yamazan el emir de Tarsos (entre 882-891) y las de León de Trípoli en los primeros años del siglo X. Los bizantinos no se limitaron a defenderse. En el 910 León VI envía al logothetes tou dromou Himerios en una gran expedición contra las bases árabes; a pesar de un éxito inicial, la flota acabaría siendo aniquilada en el 912 a manos de otro emir de Tarsos (Damianos) y el mencionado León de Trípoli. Las cosas empezaron a mejorar a partir del ascenso al trono de Romano I Lecapeno (que previamente había sido almirante de la flota imperial: droungarios tou ploimou) en el 920. Para el 923 ya se ha derrotado y dado muerte a León de Trípoli y Damianos. Las correrías musulmanas empiezan a perder fuerza.
En el 956 el strategos de la Kybirrhaiotai Hexamilites consigue por fin una victoria sobre la flota musulmana en las costas de Licia, lo que supone un duro golpe para la base de Tarsos. A su vez esta victoria conlleva que los bizantinos por fin puedan concentrar suficientes fuerzas para recuperar Creta en los años 960-1 dirigidos por Nicéforo Focas. A continuación Nicéforo iniciaría una exitosa campaña en Cilicia (brevemente interrumpida para ser proclamado co-emperador) en la que conseguiría conquistar Tarsos. Después seguirían Chipre y el norte de Siria.
La última incursión naval musulmana en este sector tendría lugar en el 1035 y sería derrotada por la Kybirrhaiotai.
Saqueo de Tesalónica por León de Trípoli en el 904, (Wikimedia).
Los aglabíes sicilianos también intentaron sus propias correrías por el mar Jónico pero con menos fortuna que sus camaradas orientales. En el 880 el droungarios tou ploimou Nasar los derrota en un atrevido ataque nocturno en las costas griegas. A continuación Nasar realiza una exitosa expedición por la costa sur de Italia derrotando de nuevo a los aglabíes en la batalla de Punta Stilo. Aunque no se consiguió recuperar Sicilia, éste y otros éxitos permitieron a los bizantinos recuperar el Sur de Italia. En un postrer intento de asentarse en Italia los agablíes ganarían una batalla naval en Mesina (902) que les permitió cruzar de nuevo a la península pero fracasarían por tierra. De todas formas Sicilia sería una constante fuente de incursiones corsarias que asolarían la costa italiana a la menor oportunidad en la primera mitad del siglo X.
Los bizantinos no renunciaron inmediatamente a reconquistar Sicilia. A lo largo de los siguientes años se harían varias expediciones (la última en el 1038), fracasando algunas por la oposición naval musulmana y otras por ser incapaces de mantener mucho tiempo una cabeza de puente sólida en la isla.
Ilustración de un pequeño dromón de un sólo mástil. Los más grandes podían tener hasta tres.
Los rus
Desde la desembocadura de los ríos del Mar Negro aparecería una nueva amenaza en forma de los barcos de los rus. Aunque eran barcos pequeños dado que se debían poder operar en los ríos, lo cierto es que no dejaban de representar una amenaza debido a su agresividad y su oportunismo. Los rus harían varios ataques a Constantinopla o Tsargrad como ellos la llamaban, atraídos por sus riquezas:
- 860 – El primer ataque pilló a los bizantinos por sorpresa y con la flota y ejército alejados de Constantinopla. Los rus saquearon los suburbios y se volvieron satisfechos en sus barcos.
- 907 - Oleg de Kiev dirigió una numerosa flota contra Constantinopla. Las crónicas rus hablan de una gran victoria.
- 941 – El 3er ataque naval a Constantinopla (por Igor Rurikovich) fue desbaratado, usando el “fuego griego” a pesar de haber sido instalado a toda prisa en un puñado de viejos buques fuera de servicio.
- 1043 Último ataque rus a Constantinopla; nuevamente un puñado de barcos equipados con “fuego griego” logra salvar el día y los rus serían contundentemente derrotados.
Barco rus (lodya), podían transportar hasta 40 hombres. Los bizantinos los calificaban como monoxila.
Los bizantinos montarían una incursión naval de represalia en el 971 en territorio rus. Pero lo cierto es que los rus seguían al acecho esperando que la flota imperial se alejara de Constantinopla, así que aprovechando la victoria de 1043 el Imperio conseguiría negociar un acuerdo satisfactorio para ambas partes.
Los emperadores Comnenos y Angelos
A lo largo del siglo XI, dado que los musulmanes (y también los rus) dejan de representar una grave amenaza naval se va dejando decaer a la antaño poderosa flota bizantina. Las 3 grandes flotas navales: Kybirrhaiotai, Samos y Aiagon Pelagos se diluyen, siendo sustituidas por pequeños escuadrones navales de defensa local y sin ninguna capacidad de proyección estratégica. En la práctica la flota de batalla se reduce a la presente en Constantinopla y su comandante el droungarios tou ploimou se convierte en el almirante en jefe al desaparecer los strategoi de las otras flotas.
Los antiguos servicios militares obligatorios con los que se mantenían y equipaban las flotas, son sustituidos por pagos en metálico, que muchas veces se dedican a fines que no tienen nada que ver con el mantenimiento de los ejércitos. Así mismo florece la corrupción entre los principales mandos.
Normandos, turcos y cruzados
A la subida al poder de Alejo I Comneno, la marina bizantina ha desaparecido prácticamente. En el 1081 ante un ataque normando (las fuerzas de Roberto Guiscardo) en los Balcanes, Alejo se ve obligado a contratar la ayuda de la flota veneciana. Previamente los normandos habían conquistado la Italia bizantina e incluso la Sicilia musulmana que tanto se les había resistido a los bizantinos. En el 1084 hay un nuevo enfrentamiento con los normandos con una flota bizantino-veneciana. Es de destacar que el componente bizantino lo formaba la flota “privada” de su comandante, Bryennios; la flota imperial o carecía de barcos o los pocos que tuviera habían quedado de guardia en Constantinopla.
Dromón bizantino, (Navistory.com)
En 1088 los turcos selyúcidas construyeron una flota en Esmirana y se lanzaron a asolar el Egeo. Para hacerles frente nos encontramos por fin a una reconstituida flota imperial al mando del cuñado de Alejo, Juan Ducas que estreno el nuevo título naval de megas doux (gran duque / gran almirante). En los siguientes años los bizantinos acabarían imponiéndose y destruyendo la flota turca.
A pesar de la victoria bizantina, los selyúcidas seguían representando una seria amenaza por tierra y además en cualquier momento podían reconstruir su flota. La solución de Alejo fue pedir ayuda al Papa Urbano II: las fuerzas de la 1ª cruzada (1096-1099) atravesarían Asia Menor expulsando a los turcos del camino a Jerusalén, contando con el apoyo logístico bizantino (incluido un escuadrón naval).
El éxito de la cruzada supuso que de momento desapareciera cualquiera amenaza naval musulmana. El problema ahora iban a ser las pujantes tasalocracias italianas. Empezaron a surgir incidentes con Pisa y Génova. Finalmente tras negarse Juan II Comneno a renovar los privilegios comerciales venecianos, estos saquearon impunemente numerosas islas (en los años 1122-1125) hasta que el emperador tuvo que ceder y restaurar la situación anterior. También se verían sometidos a alguna incursión normanda más.
El canto del cisne
De nuevo hay un breve renacer con Manuel I Comneno (1143-1180). Por una lado se organizó una campaña en Cilicia en 1144 contra Raimundo de Antioquía, la flota bizantina al mando de Branas tendría un papel instrumental en la victoria. En 1147 se dirigió contra los normandos con ayuda de la flota veneciana. Se consiguió reunir una importante flota bajo mando del megas doux Esteban Kontostephanos para recuperar Corfú.
La posterior campaña de Italia que comenzó en el 1155 no fue tan bien. La flota bizantina fue derrotada por la normanda de Sicilia y en el 1157 los normandos hicieron una incursión hasta Constantinopla que probablemente influyó bastante en las posterior tregua de 1158.
La última gran acción naval fue la campaña de Egipto de 1169 donde la flota del megas doux Andronico Kontostephanos (unas 200 naves) acudió en apoyo del rey de Jerusalén Amalarico I. La expedición fracasó por falta de coordinación entre bizantinos y cruzados: los bizantinos llevaban provisiones para poco tiempo y los cruzados tardaron en ponerse en marcha, por lo que los bizantinos abandonaron la expedición cuando ésta apenas había progresado.
En el 1171 las tensas relaciones con los venecianos estallaron y estos enviaron una fuerza naval pero la flota bizantina todavía tenía suficiente entidad para impedirles progresar y obligar a los venecianos a retirarse del Egeo. También la flota conseguiría levantar el sitio al que Federico Barbarroja sometió al enclave bizantino en Italia de Ancona.
Imagen: Manuel Comneno, (Wikimedia).
El final
Manuel Comneno muere en el 1180. Aunque criticado por el enorme gasto que supuso una política agresiva, lo cierto es que en el aspecto naval hubo un gran progreso y se reflejó en un gran descenso de la piratería y una mayor seguridad en las rutas comerciales marítimas bizantinas.
Sin embargo una flota requiere un mantenimiento y adiestramiento continuos y unos pocos años de negligencia pueden llevarla a la ruina. En el 1182 se tienen que recurrir de nuevo a mercenarios en este caso para tripular naves bizantinas debido a la falta de tripulaciones entrenadas.
En el 1185 hay un nuevo ataque normando. La flota bizantina obliga a la normanda a refugiarse en Creta (acogidos por su gobernador bizantino que se ha rebelado), pero en el 1186 una flota de 70 naves bizantinas destinada a expulsarles de allí es derrotada. La cosa queda en tablas y se negocia un acuerdo que pone fin a la hostilidad bizantino-normanda.
Toma de Constantinopla en el 1204, (Palma le Jeune)
Se dice que uno de los mayores culpables de la decadencia bizantina fue el megas doux Miguel Stryphnos que en la década de los 90 se dedicó a vender el material de los arsenales bizantinos para beneficio propio. La piratería empieza a resurgir según los bizantinos van perdiendo el control de sus propias aguas.
Finalmente en el 1203 una flota veneciana transportando a un ejército cruzado llega ante Constantinopla, su objetivo es apoyar al depuesto emperador Isaac II Angelos que a cambio les ha prometido el apoyo logístico que les falta a los cruzados para poder partir en condiciones a Tierra Santa. Esta vez no hay salida de la flota imperial que acabe con los enemigos con un infierno de llamas. Se dice que la flota bizantina se había reducido a una veintena de buques carcomidos y las 50 galeras de guerra venecianas no encuentran oposición. Isaac y su hijo no pueden cumplir sus promesas una vez instalados en el trono y los cruzados acabarían poniendo sitio y saqueando la ciudad en el 1204.
El Imperio se restablecerá con el tiempo y aún aguantará hasta 1453 pero los días de gloria de la marina bizantina habrán quedado atrás.
Autor: Flavius Stilicho
Más en: La marina de guerra bizantina: el dromón.
Fuentes:
Pryor, John H. y Jeffreys, Elizabeth M.: The Age of Dromon. The byzantine navy, ca500-1204.
Gardiner Robert (Editor): The Age of Galley. Mediterranean oared vessels since pre-clasical times.
Web: Cog and Galley
Revista Deperta Ferro nº 4: Los sitios de Constantinopla.
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Buen artículo Flavio, una pregunta ¿los sasánidas no llegaron a tener una marina de guerra?.
Saludos cordiales.
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El Imperio Sasánida no tenía salida al Mediterráneo hasta que durante la última guerra con los bizantinos ocupa brevemente Siria y Egipto. No tengo constancia de que intentara formar una marina de guerra en esos años y no creo que lo intentara porque la lucha por tierra estaba en su apogeo y exigiría todos sus recursos.
La expedición sasánida avanzó por tierra hasta Constantinopla. Una avanzadilla intentó cruzar el Bósforo y fue masacrada por los bizantinos. Probablemente intentaron cruzar en botes. Los bizantinos los decapitaron y enviaron sus cuerpos en barcas hasta el campamento ávaro.
En la zona del Índico, probablemente tendría algún tipo de flota para proteger el comercio de posibles piratas.
Saludos.