Justino Germano: general bizantino
Justino Germano fue uno de los generales más destacados del emperador bizantino Justiniano I; hombre hábil y resuelto, resultó ser un militar de muchos recursos, combinando la habilidad táctica con el tacto para la diplomacia, lo cual en su carrera, resultó determinante para que el emperador se fijara en él.
Pero comencemos desde el principio, Germano nació antes de 505, era sobrino o primo (según diversas fuentes). Según un historiador llamado Jordanes , Germano era un descendiente del un noble clan romano de la familia de los “Anicii”, de origen plebeyo, pero que con el tiempo se ennobleció.
La naturaleza exacta de su conexión con esta familia no está bien especificada, puede que se tratara una treta inventada para indicar su ascendencia noble, ¡no está claro del todo!.
El historiador Theodor Mommsen señala la hipótesis de que su madre podría haber sido una hija de Juliana Anicia, una princesa imperial romana, la hija del emperador romano de Occidente Olibrio , de la familia de los “ Anicii” , por parte de Placidia, mujer de Olibrio ;Sus abuelos maternos fueron Valentiniano III y Licinia Eudoxia .
Un conglomerado genético bastante elaborado, pero que permitió a Germano, reconocida su ascendencia nobiliaria, bregar en el aparato imperial bizantino; debió entrar en el senado romano de Constantinopla, ya que en el año 519, recibió una carta del Papa Ormuz, en la que se especificaba que recibía el título de “illustris vir” ("hombre ilustre") el cual solo lo recibían los más altos rangos dentro del aparato político, concretamente los senados de Roma y Constantinopla.
Pero Germano con lo que más disfrutó fue con su carrera miliar, y no tuvo que esperar mucho tiempo, ya que se le otorgó (gobernando el emperador Justino I) el cargo de, “Magister Militum per Thraciae”, o lo que es lo mismo, general y jefe absoluto en la región de Tracia, sobre las tropas destinas allí y a cago de las operaciones militares en curso si las hubiera.
Una tribu del norte del río Danubio de origen eslavo-iraní, llamada los “Antaes”, estaba realizado incursiones en territorio, las cuales ya habían empezado empezaron en el año 518. Esta fue la primera vez que se puso a prueba el talento militar del joven Germano, aunque al menos en teoría, ya tenía la preparación necesaria para ello.
Como noble que era, recibió en su niñez y juventud una esmerada preparación a todos los niveles, ya tanto en el cultural como en el militar, así que su formación estaba fuera de toda duda; ahora le tocaba plasmar en la práctica lo adquirido en los libros.
Parece que las lecciones no fueron desaprovechadas, no hay un estudio que detallara su campaña en Tracia como debería, aunque se sabe lo esencial; la tribu de los “Antae” fue derrotada de manera determinante.
Paisaje de Bulgaria, en esta zona luchó Germano con los "Antaes"
No solo eso, dado que el valor militar de esos individuos debía ser excelente, a partir de entonces, los bizantinos usaron a los “Antae” en campañas militares asimilados como aliados o federados; se les pagaba regularmente un estipendio y hasta se les dio un asentamiento en una ciudad imperial por aquel entonces abandonada “Turris”, algún lugar al norte del Istro (Danubio).
No hay duda de que Germano había empezado con buen pie, ahora le tocaba consolidar su posición, si jugaba sus cartas con maestría, tendría su futuro asegurado; sin embargo pasaron unos años hasta que Germano encontró una nueva oportunidad de ascender en su carrera militar, así que no tuvo más remedio que perseverar y tener paciencia hasta que llegara su oportunidad.
Esta llegó en el año 537, las operaciones de conquista bizantina en el año 533 se habían llevado con mucho éxito por parte del general Belisario; pero este tuvo que partir a realizar nuevas empresas, no pudiendo consolidar su conquista de manera completa.
¡Esto fue un error por parte del emperador Justiniano I!; la conquista de África se enquistó, surgiendo nuevos problemas que los sucesores de Belisario no podían atajar, Justiniano confiaba en el joven general, y decidió mandarle, confiando que remediara el desaguisado que era el áfrica bizantina.
A Germano se le otorgó un “Consulado Honorario” con rango de “patricio”, ocupando el alto cargo militar de “Magister Militum Praesentalis”; fue enviado a África del Norte para tener éxito donde su antecesor llamado Salomón no podía (a pesar este de ser un excelente estratega).
Tenía Germano el encargo de reprimir una rebelión a gran escala de tropas bizantinas rebeldes, acaudilladas por un tal Stotzas, el cual no se desempeñaba mal en su cargo para desgracia de Bizancio; su permanencia allí, documentada por el célebre escritor llamado Procopio de Cesarea ( De Bello Vandálico II.XVI-XIX), fue sencillamente en palabras del escritor, ¡un éxito completo!.
Pera narremos los hechos; era otoño del año 537 cuando Germano desembarcó en el norte de África, tras asumir el mando, analizar la situación, detalles de la rebelión y como se podía hacer frente a ella, partió sin demora para enfrentarse a las fuerzas rebeldes de Stotzas.
A Stotzas había triunfado en la rebelión, lo cual le había generado muchos apoyos, no solo entre vándalos, y tribus moras existentes en la región, sino entre los mismos soldados bizantinos.
Stotzas estaba al mando de una numerosa tropa, unos 15.000, mientras, para oponérsele, no tenían los leales a Bizancio más que unos 5-6.000 hombres, ¡eso sí!, estos controlaban las principales ciudades y posiblemente contarían con el apoyo íntegro de sus ciudadanos, ya que estos conocían lo que podía pasarles si la chusma de Stotzas penetraba en alguna ciudad.
Infantería bizantina
Germano, venía con mucha moral de combate, contaba con su propia escolta personal, formada por 300 jinetes “bucelarios” (caballería de élite) y dinero suficiente para hacer frente a la empresa que se le presentaba, en la que la astucia jugaría su importancia.
Germano obró con inteligencia, primero entre sus leales, restableciendo la calma y dando dinero para calmar los ánimos. Luego procedió a sembrar la duda entre las filas rebeldes, ofreciendo sobornos entre la tropa y también el perdón si abandonaban las filas rebeldes. La maniobra funcionó a la perfección, y un reguero incontrolable de deserciones diezmó las filas de Stotzas.
El oficial rebelde tenía que hacer algo antes de que su ejército se debilitara de modo alarmante, así que decidió marchar a las cercanías de Cartago para presionar a su oponente. Este confiaba en que su presencia haría que los que habían desertado volverían a sus filas, pero Germano conservó el control y salió con sus fuerzas desplegándolas frente a los rebeldes.
Stotzas comprobó con desagrado que los hombres que militaron bajo su mando no se pasaron al suyo, ¡al contrario!, sus fuerzas seguían mermándose a causa de las deserciones; así que decidió no trabar combate y retirarse Numidia donde estaba su base de operaciones.
Allí intentó atraerse a las tribus moras de las cercanías con objeto de reforzarse debido a las numerosas bajas que sufría por las continuas deserciones. Germano le siguió de cerca, intentando hasta que lucharan, seguir con sus operaciones encaminadas a mermar las fuerzas del rebelde, ¡es decir!, sobornando con diplomacia y dinero , ¡ya a los soldados rebeldes!, ¡ya a las tribus moras que pactaron con Stotzas!.
El rebelde decidió establecerse en un campamento fortificado en un lugar llamadoSacalae Veteras, en Numidia, dejando dentro toda su impedimenta y guarneciéndolo suficientemente. Germano acampó en las afueras del campamento fortificado, y Stotzas decidió salir para hacerle frente. Los dos ejércitos se desplegaron para el combate; aquí Stotzas disponía de una ligera ventaja, ya que sus tropas estaban mucho más cohesionadas que en anteriores combates.
Germano desplegó su ejército situando en su ala derecha a parte de su caballería, en el centro la infantería y en su ala izquierda lo mejor de su caballería, incluida a su guardia personal. Desconozco la disposición de Stotzas, pero no debió ser muy diferente de la de Germano, posiblemente caballería en ambas alas junto con la infantería en el centro, ¡a modo similar como se hacía en esos tiempos!.
Dromón bizantino escupiendo el famoso "Fuego Griego"
La batalla siguiente no está muy clara, pero tras un combate muy reñido, las fuerzas de Germano resultaron vencedoras, Stotzas y los suyos huyeron refugiándose con las tribus moras y recuperándose de la derrota para atacar cuando la situación se ofreciese favorable.
Germano pasó dos años más en África, reorganizando la administración civil y militar del África romana. Finalmente Justiniano ya creyó que la región estaba lo suficientemente pacificada y decidió que Germano volviera con él en el año 539 y que Solomón volviera a Cartago para asumir el mando.
El regreso de Germano a Constantinopla fue triunfal, había logrado reconducir una empresa que no tenía visos de acabar de manera clara; Justiniano vio en nuestro general a un militar de valía, un general que podía prestar valiosos servicios a la nación y había que aprovecharse de su persona.
No fue mucho tiempo el que Germano permaneció ocioso, nuestro emperador le envió al Oriente, el imperio Sasánida había roto la paz que reinaba entre ambos imperios desde el año 532, a cambio de un tributo anual sustanciosos que Justiniano I enviaba al rey sasánida llamado Cosroes I.
Los sasánidas invadían las fronteras orientales romanas y Germano fue enviado para detener a los invasores en el año 540; no se sabe muy bien, ya que era un militar de valía, pero el caso es que su actuación contra los sasánidas fue desafortunada.
Sus tropas fueron superadas por la superioridad numérica de los invasores y no tuvo más remedio que efectuar una retirada a la región de Cilicia; peor aún, no pudo evitar ese año que la importantísima ciudad de Antioquía, la más importante de los alrededores fuera saqueado por el rey sasánida Cosroes I, haciéndose con un cuantioso botín.
Al año siguiente Belisario fue enviado a la zona logrando restablecer la situación, mientras que el azorado Germano, volvía a Constantino a rendir cuentas al emperador por su fracasada gestión en el mando en Oriente.
Parece que la confianza de Justiniano en su primo o sobrino no resultó erosionada, es más, con el tiempo se fortaleció sólidamente; Germano de momento no participó en empresa alguna, pero se ganó el aprecio y simpatía del emperador, al punto de que si bien no oficialmente, se podía decir que en el año 548, fue reconocido como el más influyente de los parientes de Justiniano y su heredero.
En ese año, su posición se vio reforzada por la muerte de la emperatriz Teodora, por quien Germano sentía un inmenso desprecio. Su ascendencia en la Corte Imperial era tal, que se quiso que participara en un complot tramado por descontentos militares en la persona del emperador, un general de origen armenio llamado Artabanes y un pariente suyo llamado Arsaces; (verdadero instigador de la idea) el plan consistía en asesinar a Justiniano y poner en su lugar a Germano; los conspiradores se pusieron en contacto con Germano para que este diera su conformidad al plan establecido.
Castillo bizantino en Ksar Lamsa en Túnez (África)
Estos aspiraban a que Germano se aprestara a la conjura, ya que Germano por aquel entonces estaba molesto con el emperador; efectivamente, el hecho nos retrotrae a la muerte de un hermano suyo llamado Boraides, en el año 548, el cual dejó mujer y su hija.
Su testamento estipulaba que la mayor parte de su patrimonio era dejado a su hermano Germán y sobrinos Justin y Justiniano. Su única hija heredaría el mínimo exigido por la ley. Sin embargo Justiniano I defendió la causa de la hija de Boraides y en contra del testamento del difunto, otorgando que la herencia fuera a parar a la hija.
La nueva orden fue recibida por Germano son sumo desagrado y ofensa por parte del perjudicado, de lo cual se enteró el emperador, el cual ordenó que por un tiempo Germano no compareciera en su persona, lo cual equivalía a caer en desgracia ante un emperador que había pensado seriamente en que cuando muriera Germano le sucediera.
Todos los planes de Germano se fueron al traste, había echado por la borda su carrera política y militar y no sabía si la situación podría reconducirse en el mejor de los casos, el caso es que fue sondeado por los traidores en ese momento de decaimiento.
Los conspiradores primero hablaron con Justin, el hijo mayor de Germán, para hacerles partícipe de su proyecto y que sondeara al padre haber que les parecía dicho plan; Justin a su vez informó a su padre.
No debió ver claro el plan Germano, una cosa era estar molesto con el emperador y que este no le otorgara sus favores y otra intentar asesinarle; hombre inteligente y calculador, Germano debió ver la salida a sus males.
Si convencía al emperador de la trama urdida, quizá le perdonase el enfado que Germano había sentido por el emperador, lo cual había desagradado a Justiniano mucho, al punto de retirarle el favor imperial.
Germano procedió a entrevistarse con el jefe de la Guardia Imperial de Palacio, el “Comes Excubitorum” llamado Marcelo; este creyó lo narrado por Germano, pero quería enterarse de primera mano del plan conspiratorio elaborado por los conspiradores, así que ordenó a Germano a que reuniera con ellos.
Una vez organizada la reunión, previamente, un ayudante de confianza de Marcelo se ocultó cerca y escuchó la conversación allí realizada; una vez que Marcelo fue informado por su ayudante del plan urdido y de su gravedad, informó inmediatamente a Justiniano de lo sucedido.
Mapa del imperio bizantino en la época del emperador Justiniano I
Los conspiradores fueron arrestados, pero tratados con clemencia notable por parte de Justiniano; a pesar de todo, en un primer momento, Germán y sus hijos también fueron encontrados como sospechosos, pero aquí intervino de manera determinante el testimonio de Marcelo, narrando su inocencia y lo decisiva de su intervención, abortando el intento de asesinato en la persona del emperador.
El año 549 podía haber tenido novedades para Germano; el año anterior Belisario, harto de los oídos sordos del emperador para que le enviara tropas de refuerzo, había dimitido como comandante en jefe de las operaciones que se desarrollaban en Italia.
Justiniano pensó en enviar a Germano al mando de un ejército para reactivar la guerra en ese sector, la cual estaba estancada sin visos de tener un pronto fin; pero en uno de esos rápidos cambios de opinión, el emperador cambió de comandante, designando a un maduro hombre llamado Liberio.
Pero poco tardo el emperador en cambiar de opinión, no solo no designando a Liberio, sino cancelar la operación de enviar un ejército a Italia hasta que Justiniano estuviera completamente seguro de a quien debía llamar, ¡perece que no tenía nada claro el asunto!.
En el año 550, por fin Justiniano decide realizar en definitivo desembarco para la conquista de Italia, con Germano como comandante en jefe de la expedición; no obstante, antes hay que reclutar un ejército.
Germano Instala su base en la ciudad de Serdica (la actual ciudad de Sofía, en Bulgaria), comienza de inmediato a alistar soldados; según el historiador Procopio de Cesarea: su fama era tal que los soldados, tanto bizantinos y bárbaros, acudan en masa a alistase bajo sus banderas.
Incluso una invasión de tribus eslavas que iba a realizarse por la ciudad Tracia de Tesalónica, supuestamente se desvió hacia la región de Dalmacia, la tener noticias de que Germano asumía el mando en la región de Tracia.
Germano también adopto juiciosas medidas encaminadas a que los ostrogodos no opusieran una seria resistencia en Italia; para ello el astuto zorro de Germano, dando un golpe diplomático sin precedentes, tomo como su segunda esposa a Matasuntha, la que fue reina de los ostrogodos antiguamente y nieta de Teodorico el Grande y última en la línea de la realeza “Amali”, que lideraba a los ostrogodos desde el año 415.
La noticia de los preparativos del desembarco bizantino en Italia, junto con el matrimonio de Germano con Matasuntha, tuvo un efecto inmediato en las fuerzas ostrogodas en Italia, muchos de los cuales empezaron a pensar que había llegado el momento de cambiar de líder.
Soldado de infantería, Lanciarii seniores, siglo VI d.C.
También entre las fuerzas desertoras bizantinas que se habían pasado a los ostrogodos, parece ser que se empezó a realizar contactos, para que cuando los bizantinos desembarcaran en Italia, los antiguos desertores retornaran a las filas bizantinas.
El matrimonio de Germano con Matasuntha, parece que recibió la bendición de Justiniano, ya que entendió que era una medida inteligente para abrir brecha en la combatividad de los ostrogodos.
El matrimonio también significaba que oficiosamente, Germano pasaba a ser heredero del imperio bizantino y del reino ostrogodo; las operaciones de desembarco se iniciaron con un éxito inmediato.
Germano decidió realizar las operaciones por el sur de Italia; previamente había desembarcado con un pequeño ejército de 5.000 hombres, apropiándose con facilidad de la isla; ahora le tocaría al continente italiano.
Pero ocurrió algo que dejó helado al emperador Justiniano; repentinamente y sin que nadie lo esperara, Germano enfermó repentinamente y murió; era el otoño del año 550 y las esperanzas de una posible paz rápida en Italia se esfumaron de golpe.
Las operaciones en curso se detuvieron bruscamente hasta que se encontrara otro jefe apto, ya que Justiniano decidió que no se podía detener una operación tan esmeradamente preparada.
La pena es que la guerra podía haber acabado con relativa prontitud y esto hizo que la guerra se prolongara en el tiempo, no acabando la misma hasta el año 562, cuando se rindieron las últimas guarniciones ostrogodas en Italia.
La pérdida de Germano fue muy sentida por Justiniano, el cual con gran fuerza, había pensado muy seriamente en este candidato como sucesor suyo; su muerte quizá fue una desgracia para el imperio bizantino.
Aunque todavía quedaban 15 años para que Justiniano falleciera, posiblemente Germano, si hubiera vivido, hubiera podido realizar una mejor defensa del imperio que el incompetente Justino II, hambre que sustituyó a Justiniano I.
Las virtudes de Germano era muy loables, tanto en el terreno militar donde demostró gran talento, como en el diplomático, en el cual también se desenvolvió con soltura; quizá el que mejor podía alabar las virtudes de nuestro general era el historiador Procopio de Cesarea, ya que dijo de él, que alababa “su virtud, justicia y generosidad, así como también por su energía y capacidad tanto como soldado, como administrador”.
Río Danubio, en el cual luchó Germano durante su juventud
Autor: eljoines.
Bibliografía:
- Wikipedia.
- Trabajos de los bizantinistas Rolando Castillo e Hilario Gómez.
- http://www.biblioteca-tercer-milenio.com/sala-de-lectura/HistoriaUniversal/ImperioRomano/AfricaBizantina-conquistayocaso.pdf.
- eljoines's blog
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