El batallón San Patricio
Vamos a hablar de la creación de esta unidad mexicana en la guerra que sostuvieron los EEUU y México durante los años 1846-48, una guerra en la que las aspiraciones imperialistas de los EEUU buscaban territorios en los que expandir sus dominios a costa de un país como México, el cual era enorme territorialmente, pero débil militarmente.
La independencia de Texas de México en el año 1836, efectuada por inmigrantes americanos que vivían en la provincia mexicana (pero apoyada por los EEUU) fue el inicio del enfrentamiento entre ambos países, enfrentamiento que culminó 10 años después, con una derrota total para México.
Esta unidad militar estuvo conformada por desertores irlandeses del ejército americano; eran fundamentalmente católicos que hartos de la represión que los oficiales americanos ejercían sobre los reclutas católicos, decidieron desertar del bando americano para pasarse al mexicano.
Comentar antes que aunque fueron en su mayoría irlandeses (el 45%) los que se alistaron en su bandera, el batallón San Patricio también lo compusieron reclutas de otros orígenes, siendo su religión la católica el nexo común a casi todos ellos.
Luego en importancia numérica estaban los alemanes, y el resto lo conformaron diversos orígenes, ya que los reclutas americanos del ejército de los EEUU lo formaban gentes de muchísimas nacionalidades.
Originarios de otras nacionalidades compusieron el batallón San Patricio, con reclutas canadienses, ingleses, franceses, Italianos, Polacos, Escocés, Españoles, Suizos y un largo etcétera; algunos habían combatidos en los ejércitos de Europa, por lo que fueron bien recibidos en sus filas.
Por supuesto, esto no quiere decir que todos utilizaran esta justificación para pasarse al batallón San Patricio; también algunos hartos de ver el mal trato que los mandos americanos ejercían en los reclutas católicos o simplemente cambiar de aires y militar en el bando mexicano u otros motivos oscuros o idealistas, hicieron que desertaran del bando americano para pasarse al batallón irlandés mexicano.
Las cifras de reclutamiento no están nada claras, aunque es posible que a lo largo de la guerra, más de 800 reclutas se alistaran en el batallón San Patricio; sobre el momento álgido de efectivos de dicho batallón fueron más bien modestos.
Cuando el presidente de México Santa Ana ordenó la creación del batallón, (antes fueron una unidad de artillería) dos compañías reforzadas compuestas por dos compañías de 300 hombres fueron los máximos efectivos que disfrutó el batallón.
Fotograma de la película "Heroes sin Patria", basada en el batallón San Patricio
Si bien es cierto que las bajas eran suplidas por los desertores que se alistaban en el batallón, ya que la brutalidad del ejército americano no aminoró a lo largo de la guerra, ¡al contrario!; conscientes de las deserciones americanas al bando mexicano, aumentaron la brutalidad de la represión para evitar deserciones.
Pero si bien parece que estas aminoraron, algunos reclutas se convencieron que era inútil permanecer en el ejército americano, con lo que las deserciones del ejército americano acapararon parte de estas deserciones en el batallón irlandés, como un refugio seguro.
Por supuesto esto es por culpa de la propaganda que los, llamados, “San Patricios” tuvieron en la moral del ejército americano, y esto fue un acto que alto mando americano se propusieron ahogar lo más rápido posible.
Si miramos la cuantía de las deserciones que el bando americano sufrió durante toda la guerra, veremos que más de 9.000 desertores sufrió el bando americano, por lo que los que desertaron al el batallón San Patricio, unos 800, fueran una pequeña minoría cuantitativamente hablando.
Fue la propaganda y fama de luchadores del batallón lo que exasperó al alto mando americano; los inicios de la creación del batallón no fueron muy claros, si bien parece que los desertores del bando americano ya existían antes del estallido en dicha guerra, por lo que parece que la brutalidad del mando americano sobre los católicos ya existía desde hace mucho tiempo.
El hombre que capitaneó la unidad irlandesa fue un Jon Riley, emigrante irlandés que intentó labrarse un porvenir en los EEUU, como muchos irlandeses por aquel entonces; el ejército, como le ocurrió a muchos irlandeses, fue un empleo de escape para iniciarse en el país, ya que muchos, aparte de las labores agrícolas, no disponían una formación cualificada (como ocurría en la industria y otros sitios delicados) .
Riley logró destacar en el ejército americano a través de su inteligencia y duro trabajo, logrando alcanzar el grado de oficial del ejército americano; logró ser teniente, ejerciendo el mando de la compañía K en el Quinto Regimiento de Infantería de Estados Unidos.
Riley era católico devoto y sufriendo el acoso de sus superiores ante el catolicismo de los irlandeses en el ejército americano, decidió desertar; pero lo hizo antes de la declaración de la guerra, lo cual parece que fue crucial para salvar la vida, ya que los americanos que desertaron antes de la guerra, se les respetó la vida, aunque recibieron 50 latigazos y se gravó en sus rostros con un hierro al rojo vivo la “D” de desertores.
Batalla de "Buenavista", donde se ve a los americanos a la izquierda y los San patricios a la derecha.
Todo lo contrario que los que se capturaron y se demostró que se alistaron durante el conflicto, los cuales fueron ahorcados sumariamente por ser desertores del ejército americano.
Ayudó también a que los católicos americanos desertaran de su bando actos brutales que algunos soldados protestantes del bando americano ejercieron sobre las mujeres mexicanas, como por ejemplo actos de violación.
Pero también sobre las imágenes de las iglesias que algunos individuos ejercieron al saquear las iglesias católicas sin ningún tipo de tacto, lo cual se ejerció con la complicidad de la oficialidad americana, haciendo la vista gorda muchas veces, lo cual fue visto con sumo desagrado por muchos católicos americanos del ejército americano.
El alto mando mexicano intentó fomentar la deserción que se estaba creando en el ejército americano (con vistas a debilitar al ejército de los EEUU) ofreciendo a su reclutas todo tipo de ventajas.
Se respetaría los grados que ostentaran en el ejército americano con muchas posibilidades de promoción en el ejército mexicano, concederles la ciudadanía mexicana, se les pagaría salarios más altos que el Ejército de EE.UU.
También y se les ofrecía concesiones de tierras bastante generosas al fin de la guerra, como parcelas de 1,3 kilómetros cuadrados para cada combatiente que sobreviviera al final del conflicto.
Como curiosidad, sólo unos pocos miembros del Batallón de San Patricio fueron ciudadanos cuya nacionalidad era la americana; la mayoría fueron inmigrantes que vinieron a los EEUU a prosperar, huyendo de la miseria en la que vivían en Europa.
Los orígenes del batallón, o lo que fue el embrión de dicho batallón fueron los desertores del ejército americano que se pasaron al bando mexicano, los cuales estuvieron presentes en las primeras batallas del conflicto, concretamente las batallas de Palo Alto y Resaca de la Palma.
Aquí los conocidos como “Legión de Extranjeros”, los hombres que más tarde formarían la base del batallón de San Patricio tuvieron su bautismo de fuego; paralelamente por aquel entonces, Jon Riley al mando una pequeña compañía formada por 48 irlandeses, comandó la artillería mexicana en el Sitio del fuerte de Texas, cerca de la localidad de Brownsville, Texas; fuerte que tomaron los americanos a pesar del valor de los irlandeses.
Bandera del batallón San Patricio
Los desertores americanos fueron refundidos momentáneamente en una batería de artillería comandada por Jon Riley; los san patricios fueron enviados a la localidad de Monterrey, donde participaron en su defensa.
Estuvieron los san patricios destinados a la defensa de un sector de la ciudad, con una batería de artillería capitaneada por Riley; en la defensa de la ciudad los artilleros lucharon con pundonor, pero el ataque americano sobre la ciudad fue terrible, en la que la artillería americana jugó un papel importante en el ataque a la ciudad.
El ataque americano progresó en la ciudad, con lo que los defensores mexicanos tuvieron que realizar la defensa en la ciudadela de la ciudad, en el corazón de la misma; aquí los hombres de Riley realizaron una defensa encomiable, rechazando dos ataques americanos contra la misma, aunque a la tercera no pudieron resistir en empuje americano.
Los San Patricios fueron tras la defensa de Monterrey, (en la que las pérdidas americanas fueron superiores a las mexicanas) reorganizados en la localidad de San Luís de Potosí y se aumentó su fuerza numéricamente hablando, gracias a las deserciones de católicos en el bando americano.
En la batalla de Buena vista celebrada el 21 de septiembre de 1846, los mexicanos fueron otra vez derrotados en batalla por los americanos; ocurrida la batalla en los días 22 y 23 de febrero de 1847, la unidad de los san patricios alcanzó fama por su resolución en combate; la unidad fue destacada a la derecha de la posición mexicana custodiando 5 piezas de artillería de un calibre de 8 libras.
La unidad de Riley destacó a pesar de la derrota, en la que diezmó un batallón americano atacante y capturaron dos cañones norteamericanos; gracias a dicha acción, su comandante Jon Riley y varios oficiales recibieron la condecoración Cruz de Honor de la Angostura y otros premios y ascensos.
La defensa de posición que defendía los san patricios era tan obstinada que el comandante de los americanos, Zachary Taylor, ordenó a un escuadrón de caballería del primer regimiento de dragones, tomar “esa maltita batería artillera”, lo cual finalmente se produjo a costa se serias bajas para los san patricios.
A pesar de que las fuerzas de Riley se desempeñaron con gran acierto como unidad de artillería, desplegando un gran valor en combate, la unidad fue reasignada por orden personal del presidente Antonio López de Santa Ana, como un batallón de infantería.
Los miembros del batallón San Patricio siguieron luchando con distinción en una guerra que parecía abocada al fracaso; la resolución en la lucha multiplicó las fuerzas de los san patricios, ya que sabían lo que les ocurriría si caían en manos americanas, ¡la muerte!.
Miniaturas de soldados del batallón San Patricio
En consecuencia, por ejemplo, en la siguiente batalla en la que participaron, los San Patricios se sabe que han amenazado a las vacilante tropas mexicanas con la muerte por "fuego amigo", si se desentendían en la lucha.
Sin embargo en el calor de la lucha en el Batalla de Cerro Gordo el 18 de abril de 1847, los mexicanos, que no creían ya en esta guerra, cuando los San Patricios estaban fuertemente comprometidos en la batalla y no les prestaban atención, las tropas mexicanas se rompieron filas y salieron corriendo, dejando a los San Patricios en la lucha contra las tropas de EE.UU en un reñido combate cuerpo a cuerpo.
Por orden personal del presidente de México, Antonio López de Santa Ana, se creó el batallón de San Patricio, dos compañías reforzadas, (comandadas por Jon Riley la primera compañía y la segunda por Patrick Dalton) las cuales estarían compuestas por 300 hombres, la unidad se creó a mediados de este año de 1847.
Las maltrechas fuerzas mexicanas estaba perdiendo la guerra, pero ante el avance americano sobre la capital de México, los mexicanos decidieron defender su capital a todo trance; la siguiente defensa mexicana se decidió establecer en el convento de Santa María de Churubusco.
Aunque el convento no era más alto que sus alrededores, sus bardas de piedra constituían una buena defensa. Además, los norteamericanos tendrían que cruzar un río para llegar allá, lo cual daría tiempo al ejército mexicano para preparar a medias, trincheras y encarar otro enfrentamiento.
Los defensores mexicanos sumaban 1.300 personas y pertenecían a los batallones “Independencia, Bravos y San Patricio”. La lucha fue constante y desventajosa para los mexicanos, esta vez bien mandados y motivados por los generales Manuel Rincón y Pedro María Anaya.
Fue salvaje la cuerpo a cuerpo entre las tropas de ambos contendientes, luchándose con bayonetas y sables por los pasillos y las habitaciones en el interior del convento de Churubusco, tras algunas horas de combate, las fuerzas mexicanas se quedaron sin municiones y una bomba provocó una explosión en la reserva de pólvora que los dejó sin posibilidades de seguir defendiéndose.
A pesar de lo cual y una vez que se izó una bandera blanca en señal de rendición, el capitán Patrick Dalton la abatió para seguir resistiendo, pero ya era inútil, el convento quedó en silencio. También se comenta que los mexicanos que intentaron izar la bandera blanca de rendición fueron muertos por los miembros del batallón San Patricio.
Batalla de Churubusco, donde los San Patricios sufrieron fuertes pérdidas
Cuando el general Twiggs (comandante de las fuerzas americanas atacantes) entró al patio del convento, exigiendo a los soldados mexicanos que entregaran las armas, la pólvora y el parque, el General Anaya se le enfrentó, diciendo: "Si hubiera parque, no estaría usted aquí."
El general Pedro Anaya (comandante de las fuerzas mexicanas de Churubusco) señaló en un informe por escrito de la batalla, que los san patricios sufrieron el 35 muertes en combate, 85 fueron hechos prisioneros (incluyendo un herido Jon Riley, el capitán O'Leary y Anaya) y Alrededor de 85 escaparon con la retirada las fuerzas mexicanas.
Los miembros del Batallón de San Patricio capturados por el ejército estadounidense sufrieron muy duras represalias; habían sido responsables de algunos de los más duros combates (y que causaron más bajas) a los que los estadounidenses se enfrentaron.
Del batallón de San Patricio fueron capturados 72 miembros, 59 eran irlandeses incluyendo a O’Riley. Fueron juzgados en dos cortes marciales, la primera el 8 de septiembre en Tacubaya donde se juzgaron a 43 de los procesados, 29 de los cuales eran irlandeses, los prisioneros restantes fueron juzgados en San Ángel.
El veredicto de las dos cortes fue, la declaración de inocencia de dos prisioneros, uno demostró que nunca había jurado fidelidad al ejército de los Estados Unidos, otro por estar afectado de sus facultades mentales, los 70 restantes fueron condenados a muerte por traición, 68 serían colgados y 2 más fusilados.
Una revisión posterior por parte del general Scott, hizo que se cambiara el veredicto, se demostró que John O’Riley y cinco de sus compañeros habían desertado antes de que comenzara la guerra, por lo cual no estaban sujetos a pena de muerte.
Se confirmó la pena de muerte a 50 prisioneros, se perdonó a 5 más, a otros 15 se les perdonó de la pena capital, O’Riley entre ellos, en vez de la ejecución serian castigados con 50 azotes con un látigo de cuero sobre la espalda desnuda y su rostro marcado con hierro al rojo vivo con una “D” de desertor.
Por orden del General Scott 16 de los condenados a muerte fueron ahorcados el 9 de septiembre en San Ángel, otros 4 murieron en Mixcoac el día 10, los restantes 30 fueron ejecutados en Mixcoac y Tacubaya el día 13 de septiembre precisamente en el momento en que la bandera de Estados Unidos reemplazó a la de México en lo alto del castillo de Chapultepec, cuando esta alcanzó lo más alto del asta, se abrió trampa del patíbulo.
Placa conmemorativa en honor del batallón San Patricio, situada en la plaza de San Jacinto, en el distrito de San Ángel, Ciudad de México
Los sobrevivientes fueron reformados antes de la Batalla de la Ciudad de México unas dos semanas más tarde, y fueron estacionados en la localidad de Querétaro; los supervivientes de Churubusco, junto a un número igual de refuerzos compuestos por desertores del ejército de los EEUU compusieron el batallón San Patricio.
Pero la causa estaba perdida, tras la defensa de la capital mexicana y la toma de la misma por los americanos, la guerra tocó a su fin; después de la guerra, el batallón nunca recuperó su antiguo número, sino que se reunió oficialmente fuera de servicio militar de México en 1848.
Algunos miembros fueron acusados de haber participado en un fallido golpe militar, algunos historiadores han dicho que el batallón se disolvió a causa de los recortes presupuestarios de México.
Otros afirman que los restos del batallón que permanecieron en el ejército mexicano tras la guerra, fueron utilizados para sofocar algunos levantamientos aislados después de firmada la paz con los EE.UU.
Los que sobrevivieron a la guerra desaparecieron de la historia. Unos pocos pudieron reclamar las tierras prometidas por el gobierno mexicano.
Jon Riley murió a finales de agosto de 1850 como consecuencia de los excesos del alcohol (muchos irlandeses eran por lo general aficionados a la bebida) y fue enterrado en Veracruz el 31 de agosto de ese año, con el nombre de Juan Reley, el mismo con el que se hallaba inscrito en los archivos del Ejército Mexicano. Ese mismo año el Ejército mexicano tomó la decisión de desbandar el Batallón.
Para conmemorar la ayuda de los irlandeses en el Ejército, la calle frente al convento de San Diego Churubusco se llamó Mártires Irlandeses.
El Batallón de San Patricio es conmemorado en dos diferentes días en México; el primero el 12 de Septiembre, el aniversario de las primeras ejecuciones, y el otro el 17 de marzo, día de San Patricio. Hay un monumento dedicado a ellos, con la inscripción:
“En memoria del Capitán John Riley de Clifden, Fundador y Líder del Batallón de San Patricio, y de los hombres bajo su mando que dieron sus vidas por México durante la Guerra EE.UU.-México de 1846-1848”.
El lema de los San Patricios era “Erin va Bragh” o en castellano, "por siempre Irlanda".
Ahorcamiento de prisioneros San Patricios, tras la capitulación del fuerte mexicano de Chapultepec
Autor:eljoines
Bibliografía:
- eljoines's blog
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Muy interesante. Hasta hace poco no sabía ni siquiera de su existencia. Los descubrí gracias a un disco de los irlandeses The Chieftains dedicado a ellos.
Sin embargo, durante toda la guerra contra Estados Unidos, la fuerza de San Patricios no pasó de ser dos compañías dentro de la Legión Extranjera Mexicana. Los sobrevivientes a la guerra recibieron del gobierno mexicano diez pesos en efectivo, el pago en metálico por el costo de su arma, cinco pesos más por cada soldado que le acompañara al desertar y 80 hectáreas de tierra en los rumbos de Guanajuato y San Luis Potosí. Su comandante era el Coronel Francisco R. Moreno
El pago que recibían los soldados de San Patricio eran 2 1/2 reales diarios; los cabos recibían 3 reales, los sargentos segundos 4 reales y 5 reales por día le pagaban a los sargentos.
El cuerpo de San Patricio, oficialmente denominado "Batallón de San Patricio" (como se le conoce hoy en día), fue constituido el 18 de junio de 1848 por decreto del General Presidente José Joaquín Herrera, con una paga de 30 pesos al mes y recibiendo 78 hectáreas de terreno en Querétaro, que es la ciudad donde se encontrarían de guarnición dos de sus compañías (la otra era guarnición en la villa de Guadalupe-Hidalgo, hoy La Villa en la delegación Gustavo A. Madero del DF) hasta mediados de 1850, fecha en que fue suprimida por el mismo presidente al rebelarse y apoyar una insurrección contra Herrera. Su comandante en jefe era el Mayor John O'Riley.
Saludos!!
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