Alejandro de Epiro
Alejandro nació en el reino de Epiro en el año 362 a. de C. y murió en el año 331 a. de C.; era hijo del rey Neoptolomeo y tenía dos hermanas llamadas Troa y Olimpia. Esta última sería la esposa de Filipo II de Macedonia, e igualmente madre del famoso Alejandro Magno, por lo que Filipo II era su cuñado y Alejandro Magno su sobrino.
Recibió Alejandro el sobrenombre de “el Moloso”, quizá porque nació en la tribu aposentada en esa región, una zona montañosa que casi lindaba con las costas del mar Jónico, la cual estaba rodeada por la cordillera del Pindo y los montes Acrocenaurios; la región tenía una densa masa forestal así como fértiles pastos donde los molosos criaban a sus rebaños ovinos y caprinos.
Su capital residía en la ciudad de Dodona, la cual era conocida por su famoso Oráculo; un poco al sur estaba quizá su ciudad más famosa, Ambracia, la cual posteriormente embelleció un famoso general llamado Pirro (también de dicha región) el cual se dio a conocer por su expedición en Italia años más tarde sobre los romanos.
La misma, se realizó en auxilio de los ciudadanos de Tarento, los cuales eran hostigados por los habitantes del emergente imperio romano. ¡Pirro y nuestro Alejandro!, ciertos paralelismos en sus expediciones a Italia se verán más tarde.
Alejandro Magno, sobrino de Alejandro de Epiro
Cuando el joven príncipe contaba con dos años de edad, muere su padre el rey Neoptolomeo I, Alejandro es demasiado joven para reinar, así que asume la regencia del reino de Epiro su tío Arribas asó como también la tutoría del niño, Arribas se casará con la hermana de Alejandro llamada Troa.
¡Pirro y nuestro Alejandro!, ciertos paralelismos en sus expediciones a Italia se verán más tarde. Cuando era pequeño, su hermana mayor se casó con Filipo II, el cual decide llevarse a su pequeño cuñado junto con su esposa al reino macedonio. Con siete años es enviado a la capital macedonia de Pella, donde residirá unos cuantos años.
Alejandro recibió una educación esmerada y completa; fue criado en la corte de Macedonia junto a su sobrino Alejandro Magno y otros jóvenes pertenecientes a la nobleza macedónica, los cuales recibieron lecciones del afamado filósofo Sócrates.
Alejandro, mantuvo una relación de amistad con toda su familia en Pella, especialmente con Alejandro Magno; allí los dos jóvenes leyendo la “Ilíada” y la “Odisea” de Homero, soñando emular al héroe de la guerra de Troya, Aquiles, y otros héroes griegos, se conjuran para cuando sean mayores, realizar la conquista del mundo conocido, Alejandro Magno por el Oriente y Alejandro el Moloso por Occidente.
Peltasta griego
Los años pasan y Alejandro el Moloso se ha convertido en un apuesto joven para el que seguro no le faltan jóvenes pretendientes. A los 20 años su cuñado decide dar un golpe de timón en el reino epirota, quizá decidido para instaurar en el trono a una persona de su confianza, ¡y qué menos que su joven cuñado!.
Así que procede a destituir a el tío de Alejandro, Arribas, y poner a su cuñado en su lugar. Alejandro es entronizado en el año 350 a. de C., y asumiendo dicho cargo permanecerá el resto de su vida hasta su muerte en el año 331 A. de C.
Los primeros años del reinado de Alejandro fueron muy tranquilos, este, aunque sus sueños de conquistas bullen en su joven mente, (añorando emular a los héroes griegos, sueños que compartió con Alejandro Magno) decide maduramente asumir las obligaciones propias de un rey.
Gracias a la educación recibida, posee una formación impecable, que unida a su inteligencia hace que realice una labor provechosa para el reino; su temple a la hora de escuchar los problemas se sus súbditos (pues atendía en persona el gobierno del país) y la manera de impartir justicia, le hicieron granjearse la lealtad del pueblo.
Reino de Epiro
En el año 337 a. de C. sucede un hecho penoso, Olimpia, la hermana de Alejandro, se separa de su esposo Filipo II. Alejandro decide acoger en su reino a su hermana, pero él no romperá lazos con su cuñado, ¡es más!, decidió a que ambos reinos permanezcan unidos, acepta la propuesta de casarse con la hija de Filipo II, Cleopatra.
Olimpia estaba despechada con su antiguo marido y no veía con buenos ojos la relación estrecha que Alejandro mantenía con su cuñado, pero este, hizo oídos sordos a su hermana y siguió manteniendo buenas relaciones con el rey macedonio, ¡más teniendo en cuanta de que ahora se convertía en su suegro!.
En el año 336 a. de C., Alejandro se casa con Cleopatra, la boda se celebró en la antigua capital macedonia llamada Egas, en medio de unos fastos impresionantes, ¡fue una boda por todo lo alto!; pero la misma se vio empañada por la tragedia, ya que Filipo II fue asesinado por un tal Pausianas, el cual formaba parte de los escoltas de Filipo.
Esto sumió en el dolor a ambos esposos, pero el matrimonio de ambos jóvenes no se resistió por ellos, parece que mientras fueron marido y mujer, la felicidad imperó entre los dos. Del fruto de dicho matrimonio, nacieron dos hijos, llamados Neoptolomeo II y Cadmea.
Mientras Alejando Magno batallaba por consolidar su reino en Macedonia, (ya que no eran pocos los enemigos de Filipo II, tras cuya muerte creyeron que podían librarse de las garras de Macedonia) Alejandro el Moloso empezó nuevamente a pesar en las futuras gestas militares que podía emprender.
Hondero griego
Mientras seguía gobernando con acierto su reino, se le presentó la oportunidad que esperaba, además coincidió con lo que había soñado con su sobrino Alejandro Magno, una empresa militar en Occidente.
En el año 334 a. de C., mientras Alejandro Magno iniciaba la gran campaña que culminó con la conquista del imperio persa, Alejandro el Moloso intentaba hacer lo mismo en la península italiana.
Alejandro recibió en su Corte a una delegación de la ciudad italiana de Tarento perteneciente a la región de la “Magna Grecia”, conjunto de ciudad italianas del sur de Italia que habían sido fundadas por griegos.
La delegación le imploró su ayuda, ya que estaban siendo hostigados por diversos pueblos cercanos a los tarentinos, como el de los mesapios, lucanos, brutios etcétera, una confederación de tribus samnitas que amenazaba a las ciudades de la Magna Grecia.
Las ciudades greco-itálicas habían decidido pedir ayuda en forma de mercenarios griegos. Años antes, el rey espartano Arquidamo III había combatido por aquellos lares en los años 343 y 338 a. de C.
Olimpia de Epiro, hermana de Alejandro de Epiro
¡Ahora le tocaba el turno a Alejandro!, este, preparó la expedición con esmero, ¡estaba emocionado por la empresa militar que iba a iniciar en ese año del 334 a. de C.!.
Partió con un ejército importante para la misión encomendada, no hay datos de los efectivos del mismo; hubo de dejar fuerzas suficientes para guardar el reino epirota, pero como estaba en paz con los reinos griegos vecinos, (gracias al vasallaje que ejercía Macedonia sobre él mismo reino epirota) pudo dedicar la mayor parte de su ejército para dicha empresa, ¡no sería descabellado cifrar los efectivos entre los 10.000 y 20.000 hombres!.
Además Alejandro confiaba que las fuerzas tarentinas y algunos posibles aliados se unieran a sus efectivos, con lo que podría reunir una buena tropa de combatientes.
La campaña de Alejandro en Italia está sumida en las brumas de lo incierto, ya que no hubo un historiador fiable que relatara de manera sólida la corta campaña que Alejandro sostuvo en Italia, solo Tito Livio parece que hizo algunas referencias de poca solidez su aventura.
Todos las referencias parecen secundarias, así que es imposible establecer (al contrario que las campañas de Pirro de Epiro años más tarde) una secuencia cronológica y relatada fiable, de dichos sucesos.
Jinetes "hippeis", de la caballería griega
Parece que sus primeros inicios en campaña fueron notables, lo que demuestra que tenía sapiencia en el arte militar, lo cual no parece raro si se tiene en cuenta de que se crió con Filipo II y Alejandro Magno, ¡dos tácticos de primer orden!.
Derrotó a la tribu de los masapios en batalla obligándoles a pedir la paz, más tarde se enfrentó a las tribus italianas de los lucanos y los brutios, estos, junto con los samnitas, fueron batidos en el año 332 a. de C., en una importante batalla celebrada cerca de la antigua localidad de Paestum, cerca del río Silalus, en la región de Campania.
Las tribus itálicas de apresuraron a firmar la paz con tan fuerte oponente, con esto Alejandro vio coronarse sus éxitos en batalla en Italia, paralelamente a los que su sobrina Alejandro Magno estaba obteniendo el la lejana Persia.
Pero esto no era suficiente para Alejandro, el cual anhelaba nuevas empresas, además, quería imponer su soberanía sobre las ciudades conquistadas a alias a él; pero las ciudades al menos asociadas a Alejandro tenían en mucho su dignidad e independencia.
Se habían dado cuenta con pesar de que lo que habían conseguido era traer a un salvador para convertirlo en un tirano que les gobernara, ¡y eso era algo que no iban a consentir!, es especial Tarento, que fue la ciudad que apeló a él.
Combate entre un romano y un epirota
Por eso la ciudad y algunas más lograron coaligarse en una confederación dispuesta a derrocarle; Alejandro reaccionó, dispuesto a mantener el terreno capturado y hacer frente a los revoltosos.
Alejandro penetró profundamente en la región del Brutium, conquistó la ciudad de Heraclea a la tribu de los lucanos, y las de Terina y Sipontum y Consentía a los brucios.
Envió 300 rehenes de entre las familias más ilustres a Epiro como rehenes y garantes de la paz; en Heraclea estaba la sede del congreso de las ciudades de la Magna Grecia, y como castigo de deslealtad a la misma, decidió trasladar la capital a una ciudad del territorio de los Turios; ¡pero no pudo vivir para ver realizado su propósito!.
Alejandro, solo y con pocos aliados itálicos, no podía por mucho tiempo mantener lo conquistado, ya que eran muchos a los que tenía que oponerse y estos formaban un sólido grupo. Parece que también Alejandro entabló negociaciones con la principal fuerza itálica en aquellos lares, ¡Roma!, con la cual firmó una tratado de paz y amistad.
La situación parecía segura para Alejandro, pero inesperadamente fue atacado por las fuerzas de la coalición greco-itálica en Pandosia. El combate fue muy reñido, en el cual el líder de las fuerzas itálicas resultó muerto, parece que la victoria se saldó a su favor, ya que las fuerzas enemigas se desmoralizaron con la muerte de su jefe.
Pirro de Epiro, descendiente y pariente de Alejandro de Epiro
Sin embargo, cuando Alejandro llevó a sus fuerzas conformadas por tres divisiones para cruzar el río Aqueronte, fue asesinado por uno de sus aliados itálicos con una lanza, concretamente, uno de los 200 lucanos que militaban bajo su bando (se dice que oráculo de Dodona le había vaticinado que moriría en un río llamado Aqueronte, sito en la misma Grecia, por lo que pensaba que en Italia estaría a salvo, no pensó que en Italia habría otro río con el mismo nombre) entre sus fuerzas.
Murió cuando cruzaba el río, su cuerpo fue arrastrado por la corriente, siendo apresado por sus enemigos, los cuales se cebaron con el cadáver indefenso, solo una mujer logró poner fin a tales desmanes, ya que imploró a los que estaban mancillando el cuerpo de Alejandro, de que su esposo e hijos estaban en manos de las tropas de Alejandro, y de que sestas podían represaliar a su familia si se enteraban de que el cuerpo de su líder quedaba en tal estado.
Su s restos fueron trasladados a Consentía donde fueron incinerados, enviados a Metaponto para embarcar a Epiro, donde fueron recibidos por su mujer Cleopatra y su hermana Olimpia.
Hoplitas griegos
Tras su muerte, en el reino de Epiro fue sustituido por su primo Aeaciades, hijo de Arribas, tío suyo. Con esto se daba por finalizada la corta (pero intensa vida) de Alejandro el Moloso a la edad de 39 años.
Con esto se daba por finalizado el periplo de la vida de Alejandro el Moloso fue un buen rey que supo gobernar con acierto y justicia en los pocos años que reinó Epiro y que supo dar rienda suelta cuando pudo a sus dotes militares en las campañas que desarrolló en Italia.
Sin embargo la fortuna le fue esquiva en el continente, dejando una fuerte desconfianza a su persona entre los itálicos griegos, hasta tal punto de que cuando 50 años después un rey de Epiro llamado Pirro fue llamado en ayuda de dicha ciudad contra los romanos; este tuvo que asegurarles cuidadosamente de que no iba con las intenciones de su antecesor y de que solo iba a estar temporalmente en Italia.
Por supuesto no cumplió lo pactado con los ciudadanos tarentinos, pero como dice el dicho, ¡esta es otra historia!.
Filipo II de Macedonia, cuñado de Alejandro de Epiro
Bibliografía
- Wikipedia.
- http://www.livius.org/aj-al/alexander01/alexander_molossis.htm.
- http://www.livius.org/aj-al/alexander01/alexander_molossis_livy.html.
- Satrapa1.
Autor: eljoines
- eljoines's blog
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