El trigal tiene el tamaño de dos campos de fútbol reglamentarios. ¿Demasiado grande, tal vez, para sólo tres personas? Después de dos días pateando, parece que nada más queda en la zona por descubrir. De pronto, una esquirla rojiza llama la atención de uno de ellos. Se trata, en efecto, de una partícula de terra sigillata, la típica cerámica de mesa romana, ubicua en todos los asentamientos de época romana.