Restableció la seguridad en la frontera del Rin y se mostró un general más que competente en la correosa Galia pese a su inexperiencia militar. Aunque a Juliano el Apóstata, que gobernó el Imperio Romano como Augusto del 361 al 363, se le recuerda más por haberse alejado de los postulados cristianos para abrazar el paganismo.
Pese a que logró varios éxitos sobre el campo de batalla y apenas sufrió derrotas serias, el emperador carecía del talento especial de Julio César o Escipión para juzgar el talante de sus hombres. A la expansión territorial lograda por el emperador Trajano en el siglo II después de Cristo siguió una época de optimización de inversiones y reorganización de fronteras bajo Adriano y Antonino Pío. Aunque este sigo fue testigo de varios conflictos de importancia, como la guerra contra Partia heredada por Marco Aurelio, se trató por lo general de una época de gran prosperidad, momento en el que, en muchos aspectos, el Imperio romano alcanzó su punto culminante.