Los ejércitos griegos de época clásica, no solo se componían de fuerzas de tierra sustentadas en la falange; todas las polis importantes con dominios costeros también poseían una fuerte marina de guerra mandadas por un navarco (almirante), sobre todo en el caso de Atenas y Corinto, que en el siglo V a.C. poseían las dos mayores flotas de Grecia respectivamente.