U - BOATS las manadas de lobos asesinas de Hitler (1.939-1.945)
Desde 1.928, Eric Raeder era el oficial de mayor rango en la Marina de Guerra alemana y el que más preocupación tenia por los problemas de su Marina. Él, veterano de Jutlandia(1), siempre había estado atento a la evolución de la Marina de Guerra británica y estaba convencido que su Flota “no estaba bien equipada, ni preparada para la gran lucha que se avecinaba contra la Gran Bretaña”. Fue encargado de poner a punto a su Marina de Guerra, junto a él, el capitán de navío, Karl Dönitz, jefe de los submarinos alemanes. Este también compartía las inquietudes de su superior. Dönitz había sido comandante de submarinos en la contienda anterior, y al acabar esta su nave fue hundida en el Mediterráneo, siendo él capturado e internado por diez meses, en un campo de prisioneros británico. A partir de ese momento, estuvo siempre dispuesto a estudiar las tácticas ofensivas de los británicos en particular.
(El almirante Erich Raeder, Comandante en jefe de la Reichsmarine y Comandante en jefe de la Kriegsmarine).
Tras su repatriación, continuó en activo como una de las 1.500 plazas de oficiales navales que el Tratado de Versalles concedía a la República de Weymar(en total 15.000 miembros de los cuales aparte los oficiales, 3.500 suboficiales y 10.000 marinos), que eran lo permitido a la Marina de Guerra alemana en barcos de superficie.
Estas restricciones de dicho Tratado imponían duras condiciones a la Reichsmarine, que solo podían disponer de: 6 pequeños y antiguos acorazados, 6 cruceros, 112 destructores y algunos buques auxiliares, pero ¡ni un solo submarino¡. Todos los barcos eran verdaderas antiguallas, ya que dos días antes de la firma del armisticio, en Scapa Flow, se había procedido al hundimiento de la escuadra alemana y tras esto se procedió a desarbolar a esta escuadra de los buques modernos que poseía.
Gran Bretaña era conocedora que Alemania no cumpliría indefinidamente este Tratado y para evitar su rearme, firmó obviando a su aliado francés, en 1.935, un Tratado en Londres, aceptable para los alemanes que les permitía a la Marina de Guerra alemana disponer de un 35% de barcos de superficie, parejo a la Armada británica y a un 45% de submarinos de la misma. Con una cláusula añadida que permitía a Alemania la paridad con Inglaterra, si aquellos lo consideraban prioritario para su defensa nacional. A saber, una flota de 184.000 tn. de acorazados(tipo Tirpitz), 51.000 tn. de cruceros pesados, 67.000 tn de cruceros ligeros, 47.000 tn. de portaaviones, 52.000 de destructores y 24.000 de submarinos.
(U-Boats anclados en Lisahally.)
Desde 1.922, varios civiles alemanes habían diseñado, en secreto, nuevos submarinos para una empresa holandesa de La Haya, una tapadera de los astilleros alemanes y en 1.932, las piezas de ensamblaje de sus primeros 9 submarinos se construyeron en los Países Bajos, España y Finlandia y en tan solo diez días de la firma del Tratado anglo-alemán de 1.935, era botado el U-1, el primer submarino alemán(Unterseeboot), construido en un cobertizo de Kiel y al cabo de un año, Dönitz disponía de una flotilla de 12 pequeños submarinos.
Estos nuevos navíos eran mejores que sus predecesores de la I WW. Disponían de nuevas baterías que les permitían estar más tiempo sumergidos. Sus torpedos, una vez perfeccionados, accionados eléctricamente no dejaban estelas que les delatasen y disponían de detonadores magnéticos que les permitían estallar bajo la quilla de un barco con el máximo efecto.
Para conseguir el máximo rendimiento de los submarinos, Dönitz creía en “una guerra de tonelaje”, en el escenario del Atlántico Norte y cuando estallara la contienda-especialmente contra Inglaterra-sus submarinos tendrían que atacar los convoyes de mercantes, bajo la protección de los barcos escolta, y para ello un solo submarino podía causar daño, pero una concentración de estos -una manada de lobos(Rudeltaktik)-, ocasionaría una mayor destrucción. Tenía dos problemas: localizar estos convoyes y concentrar allí los submarinos.
(Nuevos submarinos se están construyendo en los astilleros Germania, en Kiel. Krupp el principal fabricante de armamento y municiones en Alemania, lanzó el U-1, primer submarino de la era post Primera Guerra Mundial, en secreto, desde los astilleros en 1.935. En 1.942, los astilleros de la Krupp estaban construyendo 20 submarinos anuales y al final del la contienda habían construido 168 de los 1.099 submarinos alemanes).
Tal era la febril actividad en los principales astilleros de la Marina: Wilhemshaven, Kiel, Emden..., que fabricaban a pleno rendimiento hasta el fin de la contienda. Otros astilleros: Hamburgo, Vegasack, Bremen y los Krupp en Germania, se pusieron manos a la obra con los pedidos de la Armada alemana.
En 1.934, se habían entregado los acorazados Scharnhorst y Gneisenau. Dos años más tarde se entregaban un 3er. acorazado de bolsillo y se procedía a la construcción de los cruceros pesados, además de 28 submarinos.
Este aumento de fabricación en los astilleros hizo que pronto comenzara a escasear la materia prima(cobre y bronce) y como era sabido la Marina era el “pariente pobre” de las tres armas. De tal manera que a los nuevos Gneisenau no se les colocó motores diésel, lo que hubiera aumentado mucho su radio de acción, pero habría atrasado en un año su puesta en servicio.
(Uno de los barcos estrella de la Kriegsmarine, el acorazado de bolsillo “Graff Spee”. Con la bandera nazi al viento, participa en una revista naval en Spithead.
Inglaterra en 1.937).
Al estallar la contienda, en 1.939, la Marina de Guerra alemana era modesta: 3 cruceros acorazados, 2 acorazados de bolsillo, 8 cruceros pesados y ligeros y 34 destructores y torpederos. También disponían de 56 submarinos, 10 de ellos no operativos y de los 46 restantes, 24 eran pequeños, aptos para el adiestramiento y misiones costeras, y para sembrar de minas las aguas y los 22, que podían navegar en mar abierto, de 500 tn. o menos, solo un tercio de ellos estaba en condiciones de perseguir a los barcos enemigos en cualquier forma. De esta manera, un tercio estaría siempre en puerto para: descansar, reaprovisionarse, repararse y el otro tercio estaría en ruta buscando presas. Los famosos acorazados Bismarck y Tirpitz, aún estaban en construcción.
Mientras sus contrincantes(Francia e Inglaterra) disponían en conjunto de: 22 acorazados, 7 portaaviones, 0 cruceros acorazados, 83 cruceros pesados y ligeros, 255 destructores y torpederos y 135 submarinos. Como se ve una diferencia aplastante.
En una de las fuentes consultadas, un colaborador de esta, Ludovic Kennedy, que comandó un destructor en esta batalla, se desplazó hasta Hamburgo, para entrevistar al gran Almirante Dónitz, hace relativamente unos pocos años y su pregunta fue la siguiente: ¿Cual fue el mayor error alemán?. Su respuesta fue tajante: “No haber construido, al estallar la guerra, los 300 submarinos que le pedí a Raeder”. ¿Y que cree que hubiera pasado de disponer de ellos?: “Creo que en 1.941, hubiéramos ganado la guerra”.
Su petición fue negada por dos motivos: primero, Hitler prometió a Raeder, que no entraría en guerra contra la Gran Bretaña al menos hasta 1.944 y segundo, Raeder quería aprovechar estos años, para construir una flota “equilibrada”, capaz de enfrentarse a los británicos, en igualdad de condiciones.
Dönitz estaba convencido que con 100 submarinos podía hacer más daño que con todos los cruceros jamás construidos y con unos 300 podía cortar la línea de suministros británicos. El debía batallar por un tercio escaso del dinero de que disponían el Ejército y la Lufwaffe e incluso cuando pudo impresionar a Hitler, con su potencial, los halagos de este se los llevaban los acorazados de bolsillo, que según este acaparaban más la atención del público cuando encaraban mar abierto.
En 1.938, cambió el panorama y los servicios militares alemanes tuvieron que modificar su estrategia. Hitler había planificado el conflicto contra Polonia y Francia, pero ahora se añadía la Gran Bretaña a la lista de posibles enemigos. La Marina de Guerra alemana reconoció no estar preparada para enfrentarse al potencial marítimo de la Gran Bretaña y puso en marcha una reevaluación de su estrategia general y sus preferencias en la construcción de barcos de guerra.
Tras varios debates, Raeder presentó dos planes al Führer, el más fácil de llevar a cabo y el más económico se basaba en una guerra de tonelajes, contra los barcos británicos, por parte de sus submarinos. El otro, el llamado-Plan Z-, incluía a 250 submarinos como parte de una fuerza equilibrada de portaaviones, acorazados, cruceros y destructores, para acabar con el poder naval de Inglaterra. Para sorpresa de Raeder, Hitler escogió el Plan Z y en enero de 1.939, comenzó la construcción de nuevas naves, pero 9 meses más tarde, estalló el conflicto y el plan fue cancelado.
En ese momento, los alemanes disponían de 46 submarinos, preparados para actuar en el Atlántico, mar del Norte y Báltico, pero no podían mantener un número limitado de submarinos en el mar, sobre una base sostenible y durante un largo año solo pudieron reemplazarlos, tan rápido como eran hundidos, a un ritmo de 2 submarinos al mes.
Otra arma, utilizada por alemanes y británicos fueron las minas, colocadas a miles, tanto en las zonas costeras como en las enemigas. Estas podían bloquear puertos, inmovilizar convoyes y explosionar barcos. Cumpliendo los convenios internacionales, los británicos emplearon las minas de contacto, sujetas por un cable bajo el agua que estallaban al contacto con el casco del barco. Los alemanes disponían de menor cantidad, pero algunas de ellas eran de una variedad magnética mucho más mortífera. Plantadas en el lecho del mar, en aguas poco profundas, eran liberadas por la proximidad del casco de acero de un buque.
Los británicos no supieron como enfrentarse a esta mina, hasta el verano de 1.940, cuando un aparato de la Luftwaffe dejó caer, sin enterarse, una de ellas en el mismo Támesis. Estas minas magnéticas, causaron en tan solo dos meses(noviembre y diciembre de 1.939), más hundimientos que los submarinos de Dönitz.
Las pérdidas en los meses siguientes-tanto por minas, como por otras causas-fueron en ascenso y en la primavera de 1.940, Gran Bretaña y sus aliados habían perdido 460 mercantes, en los pocos meses de la contienda. Luego se entró en un periodo de calma, cuando Hitler envió a sus submarinos en apoyo de la invasión de Noruega.
Pero el “tempo” de los acontecimientos se precipitó en mayo de 1.940, los alemanes iniciaron su avance en los Países Bajos y el norte de Francia. Holanda cae en 5 días, Bélgica en 18 días, el 4 de septiembre, el grueso del cuerpo expedicionario británico se retira en Dunkerke. Noruega cae el 8 de junio y el 17 de junio se rendía Francia. Las tropas alemanas llegaban a los puertos del canal y la costa del golfo de Vizcaya. Mientras los oficiales de más alta graduación alemanes-entre ellos Dönitz- examinaban las instalaciones portuarias de Saint Nazaire y Brest, con sus ojos puestos en el Atlántico.
Mientras Gran Bretaña se apodera de 6 barcos de guerra franceses y destruyen parte de su flota en Argelia. Tras esta pérdida la Marina Real inglesa, veía muy mermada su lucha contra los submarinos alemanes. Y para colmo de males, en junio de 1.940. Italia entraba en guerra y la responsabilidad de los británicos en el Mediterráneo exigía una responsabilidad mayor.
Los submarinos alemanes operaban desde los cercanos puertos del golfo de Vizcaya, Bergen y Tronheim, lo que les permitía operar en el Atlántico en periodos más prolongados.
(Hundimiento del barco de pasajeros SS Athenia)
LOS TORPEDOS COMIENZAN A SEMBRAR EL PÁNICO
No habían transcurrido ni diez horas del anuncio de Neville Chamberlein, del comienzo de la guerra, cuando el U-30, bajo el mando del teniente de navío, Lemp, torpedeaba al trasatlántico británico, Athenia de 13.000 tn. con 1.418 pasajeros, de los cuales 112 resultaron muertos, entre ellos 28 norteamericanos. Este barco navegaba en solitario, en zig-zag anti-submarino, lo que llevó al error a los alemanes que creyeron que se trataba de un crucero auxiliar, en tareas de vigilancia. Lemp tenía órdenes de cumplir los tratados de la Convención de Ginebra, que Alemania había firmado en 1.935, que decían que antes de hundir un barco mercante, se debía proceder a su registro y evacuar los pasajeros. Lemp contempló que al detenerlo en plena noche, para comprobar su identidad, el otro barco dispondría de tiempo suficiente para hundir el U-30. Objetiva e imparcialmente, se cree tras su reacción que Lemp creyó habérselas con un crucero. Disparó un torpedo que alcanzó la sala de máquinas y un cañonazo que derribó el mástil de proa. A su regreso a Alemania, Lemp fue arrestado. Este fue el primero de los barcos hundidos por los U-Boat.
(Torpedos embarcando en un U-Boat).
U-29, COMANDANTE OTTO SCHUART
En septiembre de 1.939, el U-29, bajo el mando de Otto Schuart, patrullaba a unas 200 millas del oeste de Irlanda, de súbito se avista un avión y el teniente ordena la inmersión a unos 40 mts. de profundidad. Abajo Schuart activa el periscopio, con la vista puesta en el cielo, antes que en el horizonte, para ello disponía de una espejo en el interior, que él controlaba y le permitía visionar desde 15º hasta 70º sobre el mismo. Tras comprobar que el avión había desaparecido, fijó la vista en el mar, descubriendo una gran mancha oscura, que al poco comprobó que se trataba de un portaaviones británico, que se dirigía en línea recta hacía el submarino.
Las distancia era considerable, pero ya distinguió parte del puente y uno de los destructores escolta. Él mandó aviso a su tripulación, puso su nave a velocidad silenciosa y ordenó preparar 4 torpedos. Al pronto avista varios buques de la escolta y dos aviones, navegando en zig-zag, mientras el propio portaaviones lo hacía recto al U-29, arrítmicamente se acercaba y luego se alejaba. El sudor bañaba el rostro de Schuart, ya que no veía el enorme buque acercarse, lo justo para ser alcanzado. La tensión flotaba en el ambiente y todos estaban mudos y a la expectativa, ya que solo se oía el leve ronroneo de los motores eléctricos. Todos eran conscientes que ante los destructores de la escolta y los aviones preparados para la lucha anti-submarina, la acción era muy arriesgada y así transcurrió ¡una hora entera¡.
(El U-29 del comandante Schuart)
Cuando ya Schuart deba por hecho que el ataque era imposible, el portaaviones varió su rumbo y giró, cayendo 70º en dirección al submarino. El teniente dedujo que este había aproado al viento, para lanzar o recoger sus aviones. Parcialmente cegado en su periscopio por el sol de la tarde y tras poner varios filtros en el mismo, divisaba el blanco con dificultad. El telemetrino(2) del periscopio le señalaba el blanco muy alejado, pero se les acercaba un destructor escolta, a menos de mil metros del submarino. Schuart no tuvo dudas y disparó sus torpedos, acto seguido se dejó caer al fondo del mar, a unos 70 mts. de profundidad.
En el portaaviones Courageus esperaban el anavear de un avión. Este no faltó a la cita y por la popa se dispuso al anaveaje, las ruedas se posan ligeramente y un gancho de cola de los cables de frenado lo detuvo, con brusquedad. Seguidamente dos marinos van rápidamente para liberar al aparato del cable y que así pudiera dirigirse a uno de los ascensores. En ese preciso momento se produce el impacto de los dos torpedos, que sacuden la nave. Le siguen varias explosiones y sacudidas que desplazan el portaaviones, lateralmente a babor, bajo la flotación y en la mitad de la eslora. Esta desfonda el casco del Courageus, que debido a la entrada de agua empieza a escorarse, sobre la banda dañada. Los impactos afectaron a la sala de calderas y máquinas, oscurecieron el interior del barco y como el hundimiento era inminente se ordena a la tripulación que vaya a la cubierta de la nave.
(Mapa con la situación del hundimiento del HMS Corageus)
Tras los pertinentes informes del jefe de seguridad sobre los irreparables daños y el avance incontenible del agua, el capitán de navío, Makeig-Jones lanzó el ¡sálvese quien pueda¡.
Se arrían balsas y botes, mientras algunos marinos, provistos de chalecos salvavidas, se lanzan al agua. La altura era grande, el piso resbaladizo y se corría el peligro de golpearse contra las planchas del vientre del portaaviones, que se iba escorando cada vez más.
Dos destructores atacan, con cargas, al U-29, mientras los otros dos acudían a socorrer a los supervivientes del Courageus. La nave tocada de muerte, se recostó de nuevo como si se resistiera a lo inevitable, pero siguió su esperado final y desapareció de la superficie del mar, llevando consigo en sus entrañas a 515 hombres y 24 aviones. En tan solo 30 minutos el Courageus se hundió totalmente.
(El HMS Courageus escorándose a la izquierda tras ser alcanzado por los torpedos).
Una ola de consternación asoló la Gran Bretaña, cuando la BBC radió la noticia, mientras en Alemania, se celebraba efusivamente y el mismo Führer acudía a Wilhenshaven a condecorar a la tripulación del U-29.
Como consecuencia de esta acción, los detractores de estas grandes naves consiguieron paralizar la construcción del portaaviones Joffre de 18.000 tn. en Francia y del Graf Zeppelin, en Alemania, así como anteriormente lo habían hecho con el rebautizado Peter Strasser(antiguo Germania).
U-47, COMANDANTE PRIEN
Este comandante era uno de los más prometedores en el arma de los submarinos, un 13 de octubre de 1.939, junto a las islas Orcadas, en el mar del Norte, subió a la torreta de su U-47, tras muchas horas bajo el fondo del mar, al abrir su escotilla reprimió una maldición, ya que a pesar de las predicciones meteorológicas-noche sin luna, mar picado pero no revuelto y una fresca brisa-todo ello se vino al traste por un espectacular fenómeno de luces árticas, aurora boreal, que amenazaban la situación del submarino.
(Mapa de la situación del hundimiento del HMS Royal Oak, en Scapa Flow).
Por su mente pasó la idea de abandonar su misión, pero las condiciones favorables que esperaban los alemanes tardarían semanas en volver a producirse. También el formidable estado de moral de la tripulación ante esta misión, sería difícil de repetir.
Para el capitán de corbeta, Gunther Prien, de 31 años, este era su primer mando y el U-47, su primer submarino. Fue elegido por el almirante Dönitz, para la primera gran misión submarina especial de esta guerra. Un ataque contra la base de la flota británica de Scapa Flow. Una misión difícil que a ningún otro comandante de submarinos se le pediría. Scapa Flow, era una cuenca de aguas profundas, casi pegada a tierra firme en las islas Orcadas, uno de los fondeadores más bien protegidos en sus entradas: barcos hundidos, minas, redes y patrullada por la Marina Real.
(Korvettenkapitän, Gunther Prien).
Este lugar era un especial y amargo recuerdo para los alemanes. En 1.919, mientras los aliados discutían sobre el destino final de la flota alemana. Las tripulaciones de mantenimiento de ellos, antes de huir, hundieron la mayoría de ellos: 11 acorazados, 5 cruceros de batalla, 8 cruceros y 46 destructores. La furia de los ingleses no tuvo piedad de los indefensos náufragos, matando al comandante del Margraf, un oficial, 4 suboficiales y 3 marineros. En 1.939, la Home Fleet se trasladó a Scapa Flow, entre sus unidades destacaban: 4 acorazados, 3 cruceros de batalla, 5 cruceros y 2 flotillas de destructores. El 14 de septiembre, el Primer Lord del Almirantazgo, Winston Churchill no dormía tranquilo por la seguridad de esta base y se presentó en ella con el almirante de la Flota, para una inspección general de las medidas de seguridad: entradas, redes anti-submarinas y el resto de defensas de la base. No quedó totalmente satisfecho y ordenó traer y hundir más barcos en los accesos orientales, ¡pero estos no llegarían a tiempo¡.
Mientras Dönitz estudiaba minuciosamente los informes que el comandante del U-16, junto con las fotografías tomadas por una avión de reconocimiento, llegó a la conclusión que tres de las principales entradas de la base: Hoxa Sound, Switha Sound y Clestrom Sound, eran infranqueables debido a los obstáculos colocados por los ingleses, pero a pesar de las fuertes corrientes de marea existentes, un submarino bien comandado podía forzar la entrada de la base, navegando en superficie, por una de sus entradas orientales, la de Holm Sound, ya que entre los navíos hundidos y los islotes que parcialmente cerraban el paso, había un espacio para la entrada de un submarino.
Al U-47 se le colocaron cargas explosivas para evitar su captura y torpedos de reserva, en los tubos 1 y 2 y tras comprobar el radiotelegrafista que los hidrófonos no emitían ruido de las hélices, emerge y se remonta a la atmósfera y tras comprobar que la mira telescópica no le daba una imagen perfecta, Prien ordena salir a la superficie. Se había señalado la noche del 13 al 14 de octubre, para la acción, ya que no había luna y la marea cambiaba de sentido a una hora conveniente.
La inoportuna llegada de un barco, hizo que el submarino se volviera a sumergir. En ese momento, Prien dio la noticia a su tripulación, del alcance de su misión y se preparó una fiesta especial a base de costilla de cerdo y col. El cocinero para evitar sonidos de detección se ató los pies envueltos con telas.
Siete horas y media más tarde, el U-47 se deslizó al interior de Holm Sound, una de las tres entradas de la base. Las fotografías tomadas desde el avión dejaban ver que la entrada de Kirk Sound, al norte de la de Holm-un pequeño canal, entre islas, pero bloqueado por 3 barcos hundidos-podía ser franqueado por una audaz marino, con una embarcación pequeña. A medida que se acercaba la noche, Prien permaneció en el puente, absorto por la deslumbrante aurora boreal. La tierra se cerraba a ambos lados y las chimeneas y mástiles de los barcos hundidos le daban una visión fantasmal.
(El U-47 del comandante Prien).
Al norte, a lo largo de la carretera de la costa de la isla, a su derecha, Prien alcanzó a ver un ciclista que circulaba por las Orcadas, de regreso a su casa, por el faro de su bicicleta brillando en la oscuridad. El tenía bien memorizado, en su cabeza, el mapa y sin consultarlo sabía que había pasado un barco, sin ningún problema, cuando una inoportuna corriente, hizo girar el submarino a estribor, llegando a rozar uno de los cables de un barco hundido-una goleta de dos mástiles-hundida en aproximadamente diez metros de agua. Delicadamente el U-47 hizo un giro a babor y luego con una audaz y rápida maniobra, se deslizó por ese hueco. A las 12,30 horas de la madrugada, el U-47 había penetrado en la base naval británica.
(El acorazado británico HMS Royal Oak).
Aquí Prien se llevó una sorpresa mayúscula, mientras navegaba por el anclaje principal con la escotilla abierta y con las cubiertas ligeramente hundidas, quedó estupefacto viendo una gran cantidad de agua vacía, donde él esperaba encontrar la “Home Fleet”. Con gran desasosiego, giró al norte, donde descubrió las bajas formas de los destructores británicos, anclados en la orilla, más allá emergiendo de la silueta de una colina tras ellos, vio los mástiles de 2 grandes barcos: uno de ellos, el acorazado Royal Oak y el portaaviones Pegasus(que Prien confundió con el acorazado Repulse).
El U-47 estaba a unos 3.600 metros de ellos, en buena posición con los 4 tubos lanza-torpedos apuntando a los 2 grandes barcos británicos, Prien ordena abrir fuego. Seguidamente se oye el silbido de la presión del aire y el submarino retrocedió antes la descarga, uno de los dos torpedos se quedó en el tubo, por un fallo técnico, otro estalló sin consecuencias contra la proa o la cadena del ancla del Royal Oak.
(Gunther Prien, observando por su periscopio).
Prien se quedó descolocado, pero hizo dar la vuelta al U-47 y lanzó otro torpedo que también erró el blanco. Con toda seguridad toda la Flota estaba ya en preaviso, pero él pensó por un segundo, en buscar la seguridad para su nave y esperó el contraataque inglés, pero no tardó en darse cuenta que nadie en los barcos enemigos se había apercibido de su presencia. Por increíble que esto parezca, se le dio una segunda oportunidad. Los hombres del U-47 recargaron sus torpedos, este dio la orden de volver a disparar los torpedos. Sus hombres esperaban expectantes cuando los torpedos se dirigían a su destino.
Por fin se escucha una fuerte explosión, un rugir y un retumbar, seguidos de unas columnas de agua y tras ellas espectaculares llamaradas y multitud de objetos surcando el espacio. El puerto se ilumina, como por arte de magia, los destructores lo llenan de luz, suenan órdenes por todos lados y a 200 metros, en tierra firme, los coches rugen por la carretera. Un acorazado ha sido hundido, un segundo dañado y los otros tres torpedos han causado incendios.
Trece minutos más tarde, el Royal Oak volcaba de lado y se deslizaba bajo la superficie de la base. Este era un acorazado de 29.500 tn., modernizado en 1.936, montado con 8 cañones de 381 mm. doce de 152 m/m., 8 de 102 m/m., 16 de 40 m/m. un sinfín de ametralladoras, una catapulta y dos aviones, mandado por el capitán W.G. Beann, que se fue a pique con 833 de sus tripulantes.
Mientras el U-47 buscaba la salida de la base, detrás suyo se formó una estela muy visible de agua blanca. Con la marea entrando por el este, con sus motores eléctricos y de diésel al máximo a una velocidad por encima de un nudo. Scapa Flow era un hervidero y un destructor se acercó peligrosamente al submarino, pero este poco a poco forzó su camino hacia su vía de entrada, sorteando un choque con un muelle de madera que asomaba desde la orilla de la isla. El U-47 efectúa un giro hacia Holm Sound, mientras su perseguidor efectuaba un giro y lanzaba una andanada de cargas de profundidad, confundiendo unos restos antiguos con el U-47.
A partir de aquí nadie se opuso al majestuoso camino del submarino alemán, dirección al mar del Norte. La Marina de Guerra alemana había sido el pariente pobre del III Reich. Dónitz ya lo había avisado que la única arma que podía doblegar a la Gran Bretaña, era una gran fuerza de submarinos, pero fue ignorado.
(La tripulación del U-47, es condecorada por el Führer).
El 16 de octubre, después de lo de Scapa Flow, el almirante Erich Raeder, comandante en jefe de la Marina de Guerra alemana, difundió el siguiente mensaje:”El Führer concede permiso para las siguientes medidas....una de las más importantes era esta”:”Todos los buques mercantes enemigos(británicos o franceses), pueden ser torpedeados sin advertencia previa”. Tras la hazaña de Prien se eliminaron las restricciones que pudieran haber contra los mercantes aliados, lanzando a los submarinos alemanes contra el núcleo más importante de barcos enemigos. Con la salvedad que se suponía que los de pasajeros debían ser advertidos. Eso también se dejó de lado.
Cuatro días después de Scapa Flow, Prien y su tripulación eran recibidos en la Cancillería de Berlin. Allí el Führer impuso la Ritterkreutz, la codiciada Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro, al comandante Prien. También Dönitz fue ascendido a contra-almirante por ser el autor del audaz plan del ataque. Prien hundió 28 barcos con 160.939 tn.
La Gran Bretaña, la nación isla, que debía importar la comida y materias primas del Norte y Sudamérica, carneros y mantequilla de Nueva Zelanda, lana de Australia, terneras de Argentina, madera del Canadá, evidentemente todo ello por vía marítima. Hierro desde África, caucho de Malaisia y cereales de los EE.UU. el Canadá y Argentina. También el necesario y vital petróleo llegaba del Oriente Medio, los EE.UU y las Indias Occidentales holandesas, cargados en vulnerables buques cisternas.
Para su subsistencia era imprescindible descargar casi un millón de tn. semanales y también para llevar a buen puerto la guerra. Además del flujo de tropas de todas partes de su Imperio: Canadá, Australia, India, Sudáfrica, Rodesia, Nueva Zelanda. etc.
EL U-99, Capitán Otto Kretschmer
En los últimos días de junio de 1.940, este submarino partió de Wilhelmshaven, hacia el mar del Norte, dirección al Atlántico Norte, más allá de las Hébridas. Durante esa ruta había hundido lanzando un solo torpedo, en cada ocasión, contra los 2 mercantes con los que se cruzó en su ruta. Su tripulación era joven, pero bien entrenada. Desde la torreta del submarino escrutaban el horizonte en busca de presas nuevas. Uno de ellos cedió sus binoculares a su capitán de corbeta, Otto Kretschmer, donde por el oeste había divisado un convoy de mercantes. El U-99 puso sus motores diésel a toda máquina, dirigiéndose al mismo centro del convoy, sumergiéndose antes a nivel de periscopio y aguardó que los barcos le sobrepasaran. Este capitán defendía la teoría, desde hacía tiempo, que la mejor manera de atacar un convoy era desde el centro de este y ahora se le presentaba la ocasión de hacer creíble su teoría.
Un destructor de escolta, que navegaba a babor se acercó al U-99, pasó por su lado y dio un giro súbito y se acercó al submarino, navegando en zig zag y se alejó del U-99. Sin necesidad de apuntar, ya que los torpedos convenientemente preparados con antelación, girarían en cualquier ángulo unos 90 grados, tan pronto salieran de sus tubos, y se encaminarían al blanco. Tras pasar los dos primeros barcos, Kretschmer dio la orden de disparo, mientras sus hombres contenían el aliento, esperando la ansiada explosión. Su comandante condujo la nave hacía atrás, a lo largo de un camino entre los barcos del convoy, esperando que sus próximas presas se alinearan por sí mismas.
Todo el mundo contaba los interminables segundos, pero no ocurrió nada, el capitán volvió a disparar, pero el torpedo de proa se encalla y salió tarde, pero hizo el giro correcto y los tripulantes comenzaron la cuenta. Nada, nada, nada, pero por fin un gran destello de un gran buque, un trasatlántico. De todos los torpedos lanzados solo el encallado había conseguido un impacto. Era evidente que algo fallaba en los torpedos. Krestchmer se encolerizó, bajó el periscopio y sumergió el submarino, retirándose a la popa del convoy, para evitar el ataque. De pronto se escuchan las hélices de un destructor acercándose, el U-99 estaba a unos 45 mts. en velocidad constante y estallaron un paquete de 10 cargas de profundidad, cerca del submarino. Sonó un ruido como si un martillo gigantesco impactara la nave y esta cae unos 6 mts. como una piedra. Kretschmer hace descender su nave a unos 100 mts. de profundidad.
(Los tripulantes de un submarino alemán, escrutan el mar en busca de nuevas presas. Pintura del alemán Rudolf Hausnecht).
Los nuevos incorporados al U-99 oyeron el sonido del asdic británico, un ping ping que les heló la sangre, presintiendo un peligro cercano, que podía acabar con asfixia para todos ellos, si se vieran obligados a permanecer mucho tiempo allá abajo. Más tarde estalló otro paquete de cargas y el U-99 se ve sacudido, se encabrita y bambolea. Mientras se estabilizaba, electricistas e ingenieros comprobaban los desperfectos y pasaban nota de los daños. El capitán ordena desconectar el equipo eléctrico, con la excepción de los hidrófonos, la brújula giroscópica y unas luces mínimas, para ahorrar energía de su batería. También redujo la velocidad, ya que ello no ayudaría a escapar ya que los escoltas, en superficie navegaban más rápido. Solo quedaba esperar a que los destructores perdieran su rastro, agotaran sus cargas o regresaran al convoy.
Tras dos largas horas de combate, una explosión arroja al U-99 de lado a través del agua. Con sus reservas de oxígeno bajo mínimos, Kretschmer ordena a sus hombres que se tiendan al suelo y quedarse inmóviles usando poco aire, luego les ordena que se pusieran las máscaras de caucho, que filtraban el cada vez más tóxico aire mediante álcalis, que lo purificaban...por un corto tiempo. Al cesar las explosiones, el capitán dejó la cabina de control a su segundo y se tendió en el suelo para hablar con sus hombres. Sorprendentemente se quedó dormido y tras 40 minutos en brazos de Morfeo, otra nueva andanada de cargas le volvió al presente.
Sus probabilidades no eran favorables, sus baterías acabarían agotándose y el submarino perdería velocidad, él calculó sus dos posibilidades: usar el aíre comprimido y llevar al U-99 a la superficie, con el riesgo de ser destruido o dejar la nave asentada en el fondo marino, donde podía ser aplastado por la presión del aire.
A todo esto cabe añadir lo más inmediato, el aire respirable. Alguno marineros ya jadeaban, el aire estaba teñido de dióxido de carbono y las boquillas al poco tiempo saben mal y empiezan a excoriar la fina piel de los labios y encías.
En ese momento, el U-99 llevaba unas 12 horas bajo el mar, a unos 45 mts. por debajo del nivel de seguridad de los submarinos de su clase y además atacado. Ya la debilidad de sus baterías era tal, que casi ni se movía. Manteniendo el mismo rumbo durante ese tiempo, Kretschmer decidió eludir a sus perseguidores y comenzó una serie de giros bruscos. Dos horas más tarde de estas maniobras, su contramaestre señaló otra serie de cargas de profundidad, que sumaron un total de 107. Al ver que las explosiones se dilataban y tras este susto inmediato, la tripulación intuyó que el peligro se iba alejando.
(Cuádruple cañón de 20 m/m. montando en el submarino).
Convencidos que los destructores se habían alejado y tras unas dos horas y media larguísimas, el capitán hizo emerger el U-99, tras 18 horas bajo el agua a la 1:00 am. salió a la superficie. Kretschmer abrió la escotilla y emergió a la torreta . Abajo los diésel volvían a cobrar vida, los ventiladores empezaron a sorber aire fresco y frio al interior del casco y expulsaron la contaminación. Más tarde, toda la tripulación se tiende en cubierta, pasados los momentos de tensión y relajados por el aire fresco del Atlántico Norte. ¡ESTABAN VIVOS¡.
Tras comprobar las reservas de combustible, pusieron rumbo a Lorient, la nueva base de submarinos, en la costa francesa. La ruta estaba libre de peligros por el momento. Tres días después, el 12 de julio, apresaba al carguero estonio Merisaar, Kretchmer amenazó a su capitán de que pusiera rumbo hacía Burdeos, con graves sanciones, si se desviaba de la ruta. Esto era un bluff, pero el estonio siguió al pie de la letra sus instrucciones y fue hundido por los Focke-Wulf agregados al comando de submarinos.
(Un barco aliado en medio de un convoy recibe el impacto de un torpedo lanzado por aviones de la Luftwaffe. La estela del torpedo es la línea blanca que conduce a la proa del barco, otra estela pasa inofensivamente a su lado. Foto tomada desde un avión alemán).
El 18 de julio, hundía al vapor británico Woodbury, partiéndolo en dos y en tan solo 20 segundos desapareció bajo las aguas. Unos días después, el U-99 recala en Lorient y es recibido por miembros del Estado Mayor de Dönitz, pero sus pertenencias personales y uniformes de gala no habían llegado a Wilhelmshaven y no podía presentarse con sus monos malolientes y sucios de aceite, que les habían acompañado en su audaz odisea. Así pues les fueron entregados los únicos uniformes disponibles en la zona....los uniformes de combate británicos, abandonados por estos en las playas de Dunkerke.
Ataviados con sus uniformes británicos, los miembros del U-99 fueron revistados por el Almirante Raeder, que impuso a Krestchmer, la codiciada Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro. Otto Krestchmer fue el capitán de submarinos que hundió 44 barcos, con 266.629 tn. cifra no alcanzada por ningún otro capitán de submarinos.
Dónitz no estaba muy satisfecho con esta gesta, que él calificó de oportunidad perdida. Un solo submarino atacó un convoy y a pesar de su atrevimiento y determinación, solo consiguió hundir un solo buque. El estuvo a punto de ser destruido por los escoltas. Salió triunfante de la operación, pero evidenció que algo fallaba en el sistema. En el mes de junio, más de 250.000 tn. fueron hundidas por los U-Boat. La falta de submarinos hizo que estas pérdidas no fueran mayores. Alemania comenzó la guerra con 46 submarinos y un año después solo se había repuesto los 33 destruidos.
(Póster de reclutamiento alemán. “Juventud en el mar. Voluntario en la marina”).
MANADA DE LOBOS (RUPELTAKTIK)
La idea había arraigado en Dönitz ya en la I WW, en que los submarinos habían luchado en solitario y no habían conseguido penetrar en la pantalla protectora de los buques de escolta de los convoyes, no pudieron crear un verdadero problema a los convoyes de carga. Incluso él mismo, junto a otro submarino intentó una versión reducida de la “manada de lobos”. En septiembre de 1.918, se coordinó junto a otro submarino en lo que habría sido “la primera operación conjunta entre dos submarinos”. Pero el ataque no se produjo porque el otro submarino tuvo que reparar sus averías en el puerto.
(Almirante Karl Dönitz, Comandante en jefe de la Kriegsmarine, Ministro de la guerra de Alemania y Presidente de Alemania hasta el 23 de mayo de 1.945).
Esta táctica exigía buenas comunicaciones por radio y un alto grado de coordinación. Los submarinos debían desperdigarse por todas las rutas conocidas de los convoyes aliados. El primero que avistaba un convoy lo comunicaba al cuartel general y restaba a la espera de refuerzos. El que dio el aviso, seguiría a distancia el citado convoy, para comunicar cualquier cambio de rumbo a la base.
A principios de la II WW, Dönitz como es sabido no disponía de submarinos suficientes, pero él estaba convencido en marzo de 1.940, que contaría con 6 unidades en el Atlántico y 6 en el mar del Norte. Pero un mes más tarde, Raeder vetó la salida de submarinos debido a la invasión de Noruega. Durante estos meses de éxito para el ejército alemán, no así para la Marina, ya que se perdieron 30 buques de guerra(entre ellos 6 submarinos). La flota submarina entró en colapso, por el preocupante problema de los torpedos, que no detonaban en el momento preciso, ni se mantenían a su profundidad.
Una tras otra las pruebas fallaban, Prien se situó frente a una hilera de mercantes enemigos, anclados en la costa noruega. Disparó 8 torpedos contra los barcos inmóviles y no consiguió ningún blanco. Otro submarino disparó contra dos destructores, con igual suerte. Otro submarino disparó tres torpedos, en una andanada, contra un crucero enemigo, fallando estrepitosamente, mientras otro torpedo estallaba antes de tiempo. Se analizó que de 14 ataques contra cruceros, 10 contra los destructores y 10 contra los cargueros, solo un transporte resultó hundido.
Este problema llenó de preocupación a Dönitz, durante la campaña noruega, hasta que se encontró el problema en un detonador magnético defectuoso, que o bien los hacía estallar en el momento menos apropiado o simplemente no estallaban. Se hubo que substituir los detonadores de los torpedos por unos nuevos de impacto, lo que si provocaba la explosión al chocar contra el blanco. Todo este problema llevó a mantener la flota de submarinos anclada durante dos meses, para rearmar los torpedos.
Ya finalizada la invasión de Noruega y solucionado el problema con sus torpedos, los submarinos de Dönitz quisieron recuperar el tiempo perdido en el Atlántico. Tras la caída de Francia ese verano, las bases de submarinos dejaron sus bases en el Báltico y cambiaron a los puertos franceses ocupados del Atlántico, acortando en 700 km. su área de combate. Lo que representó un verdadero ahorro de combustible, ya que alcanzaban las zonas de los convoyes con más celeridad. Durante este mes de junio, casi 300.000 tn. de barcos aliados fueron hundidos por los U-Boats.
Desde la caída de Francia, los convoyes habían seguido una ruta que los llevaba al norte de Irlanda y Dönitz, desplegó sus submarinos cerca de las Islas británicas y estos se colocaban en tres formaciones básicas, en una línea que se movía hacia adelante y hacía atrás, para abarcar más extensión de mar o en una línea estacionaría, con los submarinos espaciados, unos de otros unos 40 km. o en una amplia formación en cuadro, que variaba de tamaño según los submarinos que se incorporaban y en la que cada uno de ellos se responsabilizaba de una área determinada.
Como ya se ha indicado, al divisarse un convoy se comunicaba al Cuartel general de Dönitz en Kerneval, donde este colocaba sus maquetas de submarinos en un gigantesco tablero de ajedrez, ordenando a los más cercanos se dirigieran a esa zona. Contaba con la valiosa ayuda de los cripto-analistas de la Marina de Guerra alemana, que descifraban los mensajes británicos que señalaban la ruta de los convoyes.
En base a esta información, en el verano de 1.940, Dönitz efectuó varios intentos de poner en marcha la táctica de la manada de lobos, pero sus intentos eran baldíos cuando los convoyes variaban su ruta, en el último momento. Fue en septiembre, cuando se recibió un mensaje sobre un convoy y Dönitz mandó 4 submarinos a interceptarlo y pese el mal tiempo, consiguieron hundir 5 barcos. Más tarde, el 21 de septiembre, los U-Boat atacan un convoy de 41 barcos, hundiendo 12 de ellos.
Al mes siguiente, noche del 18 al 19, los U-Boats se cobraron una doble victoria sobre los convoyes aliados, por lo que nadie puso el duda el éxito de la táctica de Dönitz. En un principio, esta acción se asemejaba la del U-99 de Kretschmer en julio, pero esta vez el comandante Bleichrodt del U-48, divisó desde su torreta un convoy a 300 km. la noche del 16 de octubre, al noroeste de la isla de Rockall. Enfrente divisó 30 pequeñas sombras, en el oeste y 3 sombras más pequeñas, navegaban arriba y abajo y cruzaban su parte delantera, como perros pastores empujando su ganado.
Gracias a la oscuridad, Bleichrodt sitúa su U-48, en la superficie a un km. y medio a babor de la columna del convoy y quedó ahí observando las siluetas mal iluminadas por la luna. Seguidamente radió a Lorient la posición, rumbo, velocidad, número de barcos y número de escoltas.
Más tarde, se acercó aún más a la columna y viendo a los escoltas muy relajados, disparó un “abanico” de tres torpedos, contra tres barcos que se superponían unos a otros. Tras esto, giró al noroeste, muy lentamente para no dejar la estela delatora de la espuma blanca tras él. Inmediatamente se oyeron dos sordas explosiones y el buque cisterna francés, Languedoc de 10.000 tn. se hundió, junto con el carguero británico, Scoresby. Tras esto se retiró, sumergiéndose y radiando la ruta del convoy, durante todas las horas diurnas, ya que por la noche esperaba atacar con los refuerzos, pero a las 7:00 am. Cuando estaba en superficie fue avistado por un avión Sunderland británico, que les lanzó dos bombas, cuando estaban a 20 mts. de profundidad. En las profundidades del mar se impuso la disciplina en el U-48, cuando los hidrófonos captaron el ruido de hélices aproximándose¡ los escoltas los habían descubierto¡. Se oía el ping del asdic y se sumergió a 180 mts. de profundidad, durante 8 largas horas, soportando las cargas de profundidad-ninguna de ellas a una profundidad mayor de 120 mts.-. En la profundidad del océano, Bleichrodt se lamentaba que el convoy se escapara, la señal se había recibido y se había activado inmediatamente, pero los submarinos estaban a muchos kilómetros del convoy. Kretschmer tardaría una hora en llegar a la zona de acción y Enrich Liebe y su U-38, estaba aún más alejado de la zona. Si pasaban dos días el convoy estaría a salvo.....Solo quedaba esperar.
La suerte sonrió a los alemanes, Liebe localizó el convoy, en el sur la tarde del 17 de octubre, lo comunicó a Lorient y al anochecer envió un abanico de torpedos, pero solo uno impactó en el carguero Carsbrecu. Media hora más tarde, Liebe envió otra tanda de torpedos que no alcanzaron el blanco.
Pero Liebe había radiado la posición del convoy SC-7 a Dönitz y lo más importante donde estaría al anochecer y para ello formó una “franja” de submarinos a lo largo de su ruta. Fritz Fraunheim, con su U-101, divisó primero el convoy, en los albores del día y por la tarde toda la manada ya olía a sangre. Se cumplían 40 horas desde que Bleichrodt había descubierto el convoy y había viajado 250 millas hacía el sureste.
Kretschmer estaba dispuesto a demostrar su teoría que se podía atacar un convoy desde el centro del mismo y que 1 torpedo equivale a hundir un barco. El U-100 de Schepke, el U-123 de Moehle y el U-46 de Endrass estaba posicionados en los flancos y Bleichrodt, que se había retrasado navegaba a toda velocidad con su U-48, por detrás.
A las 8,15 p.m., Endrass dispara su primer torpedo contra el carguero sueco Convallaria, que se mantuvo a flote gracias a su cargamento de madera. Mientras los escoltas iban desorientados en busca del enemigo, con sus equipos de asdic inútiles, contra los submarinos en superficie. El U-123, torpedea al carguero británico Beatus y al holandés, Boeckolo.
La manada atacaba por ambos lados y los cargueros se hundían por doquier. El británico, Creekirk, se hundía con su carga de acero. El Empire Miniver, seguía su suerte y el gales, Fiscus, estallaba y en breves momentos desaparecía de la superficie.
A todo esto, Krestchmer estaba situado en el medio del convoy y hundió un barco en 20 segundos, se posicionó en línea y fue perseguido por el enorme carguero, Assyrian, que gracias a la luz de la luna lo había divisado. Durante 40 minutos giró se escabulló, eludiendo los cañonazos del Assyrian, al que lanzaron un torpedo que erró su blanco, pero alcanzó al Empire Brigade.
La noche fue prodiga en caos, muerte y destrucción para los aliados y euforia para los submarinistas alemanes. Por doquier, los barcos ardían, estallaban y se hundían. El vapor, Sedgepool, con su proa arrancada se hundía de morro al mar, como un submarino. El espectáculo era dantesco, las maderas ardiendo y el petróleo incendiado. De los 35 barcos del convoy SC-7, solo 16 quedaron indemnes, además de los 18 hundidos, dos rezagados fueron atrapados después. Siete submarinos participaron en esta acción, sin sufrir baja alguna. Kretschmer, Moehle y Fraunheim, cuyo U-101 hundió por fin al Assyrian, agotaron sus torpedos y volvieron a su base para reponerlos. Kretschmer hundió 6 barcos y Moehle, otros 4, un tercio del convoy SC-7.
Cuando estos tres abandonan el combate, les llega la noticia que un nuevo convoy de 49 barcos, varios de ellos cisternas, seguían la ruta del SC-7. Los submarinos que aún disponían de torpedos, reciben con alegría el refuerzo del U-47 de Prien y el U-38 de Liebe. Lo anteriormente sucedido la noche anterior, se repite a 300 km. pero con más intensidad, ya que el petróleo ardía más intensamente que la madera y las pérdidas humanas fueron mayores. Doce barcos se fueron a pique del convoy HX-79, los submarinistas estaban agotados, pero exultantes por el deber cumplido y recibieron el calor de la población civil a su regreso y especialmente la felicitación de Dönitz, del mismo Führer y sus hazañas fueron relatadas por todas las emisoras de radio alemanas.
El invierno del 1940-41, en el Atlántico Norte, fue uno de los peores. Los británicos mejoraban sus defensas y Dönitz, estudiaba como renovar su táctica de manada de lobos. En la primavera siguiente, las pérdidas en barcos aumentarían de nuevo y un año más tarde, Dönitz disponía de los submarinos pedidos, pero la estrategia en la guerra submarina había cambiado.
EL ASDIC (SONAR) Y EL RADAR
Fue a finales de la I WW, cuando se creó el “Comité de Investigación de Detección Submarina aliada”. Este había diseñado un dispositivo tele-métrico para la detección de los submarinos sumergidos, en unas circunstancias perfectas, así como también su posición. Este dispositivo llamado asdic, por los británicos, por la coincidencia de sus iniciales en inglés, de dicho Comité.(los norteamericanos lo llamaron sonar). Era un transmisor-receptor, dentro de una cúpula metálica, colocado bajo el casco del buque que lo llevaba. Este enviaba impulsos de sonido hacía cualquier marcación seleccionada, luego el receptor recogía estos impulsos, cuando chocaban contra un objeto y eran reflejados. Los “ping” del asdic eran muy familiares para los miles de submarinistas, durante la guerra y llenaron de pavor a sus tripulaciones. Un operador experimentado, por el tono del asdic podía saber si el submarino se acercaba o se alejaba. Una de las profesiones preferidas para ser operador del asdic, eran los músicos por su agudo sentido del tono.
Cuando este aparato se conectaba a una brújula, proporcionaba la dirección en que se encontraba el submarino. El tiempo entre la transmisión del impulso y el regreso del eco revelaba la distancia. Pero este sistema tuvo sus limitaciones, los operadores al principio de la guerra, eran civiles y con solo una preparación mínima de 3 meses, eran enviados al mar. Para los expertos también habían problemas, el haz del sonido enviado por el asdic, era de forma cónica y el cono apuntaba hacía la lejanía a partir del barco transmisor, con lo que el área del haz se agrandaba-cuyo alcance era de 1.400 mts.-, cuando más alejado estaba el submarino del barco rastreador, más posibilidades tenía de ser captado. En la medida que ambos se acercaban, el haz se estrechaba hasta perder el control. Los comandantes de los submarinos al oír el “ping”, aprovechaban este hueco en el contacto. El Almirantazgo confiaba en resolver este problema con más tiempo y suficiente entrenamiento.
(Forzados a salir a combatir en la superficie. Tripulantes de un U-Boat preparan su cañón para atacar al enemigo).
Pero había otro problema aún más importante, el asdic solo podía localizar los submarinos en el fondo del mar y el astuto Dönitz ordenó a sus comandantes que atacaran de noche y desde la superficie. A partir de aquí, los U-Boats actuaron preferentemente sobre el agua y al oscurecer. Los submarinos en superficie podían navegar a 17/18 nudos, contra los 7/8 nudos sumergidos, lo cual era una considerable ventaja para estos.
Cuando Hitler, anuncia que pensaba sobrepasar los límites del Tratado anglo-alemán de 1.935, la Gran Bretaña emprendió con urgencia la construcción de unos 56 buques anti-submarinos, las primeras corbetas Flower, pequeñas y muy maniobrables, de rápida fabricación y bajo coste. Pero hubieron de esperar a la primavera de 1.940, para que el primero de estos barcos saliera de los astilleros.
Tras perder en tan solo 10 días a tres de los más famosos comandantes de submarinos alemanes: Prien, Otto Kretschmer y Joachim Schepte, la Marina Real británica respiró aliviada. Pero lo que la mayoría desconocía era que el U-100 de Schepte, fue hundido gracias a un nuevo dispositivo llamado radar, que seria el primero de los adelantos en la guerra anti-submarina, que dieron pie a que estos vieran que la Batalla del Atlántico se decantaba a su favor.
Hasta este nuevo invento los submarinos había podido salir a la superficie, por la noche y atacar a los barcos aliados, pero una vez el radar estuvo instalado en los buques de escolta de los convoyes, estos no fueron presa sencilla para los U-Boats, ni tampoco estos pudieron escapar tan rápido. El radar los detectaba, incluso con mal tiempo y en la obscuridad, conjuntamente con el asdic podía rastrear a los submarinos, tanto en la superficie, como en las profundidades marinas y así los escoltas, podían neutralizar a los submarinos.
(Uniforme de tarea, uniforme normal y uniforme de desfile).
Ya antes de la II WW, científicos de Alemania, Gran Bretaña, Francia y los EE.UU. trabajaron en ello. En 1.935, se instaló uno experimental en Oxfordness, en la costa este de la Gran Bretaña y un año más tarde, se inició la construcción de una red de cinco estaciones de radar, en el estuario del Támesis. En julio de 1.939, existían unas 20 estaciones de radar, entre Portmouth y Scapa Flow. En 1.940, se habían construido una línea de radares en la costa sur, que luego fueron fundamentales en el resultado de la Batalla de Inglaterra, advirtiendo a la RAF de la llegada de aviones alemanes, conociendo el número y dirección de estos, para que las escuadrillas de cazas de la RAF los pudieran interceptar.
Pero el radar marítimo no se instaló en los buques hasta principios de 1.941, con unas instalaciones toscas y estos artilugios no eran bien vistos por los capitanes de barco. Gracias a este dispositivo se redujo a la nada a la formidable flota de U-Boats, durante el periodo de 1.943 a 1.945.
Las fuerzas anti-submarinas británicas hacía uso de un dispositivo de detenido electrónico más sencillo al que denominaron “Huff-Duff”, por sus iniciales inglesas(High Frecuency direction Finder). Junto al radar, ningún aparato fue más valioso en la guerra submarina. El Huff-Duff, podía sintonizar con los términos codificados de alta frecuencia-también con los mensajes codificados-que utilizaban los U-Boat para sus comunicaciones con el Cuartel General. Para centrarse en estas señales se instalaron estaciones radiogonimétricas en las orillas a ambos lados del Atlántico y en Islandia y Groenlandia. Cuando dos o más estaciones, separadas, captaban un mensaje por radio de un submarino en alta mar, el cruce de señales revelaba con bastante exactitud la posición del submarino. Dicha información pasaba a la central, la Sala de Seguimiento de Submarinos del Almirantazgo, donde sus equipos especiales, analizaban y señalaban las posiciones de estos. Con el tiempo los equipos rastreadores iban ganando experiencia y se podía compilar un cuadro bastante exacto de las disposiciones de los U-Boat en el Atlántico Norte.
(Submarino U-77 sumergiéndose).
Advertidos con antelación los convoyes podían cambiar el rumbo, para evitar a tiempo el ataque. La táctica submarinista alemana obligaba a comunicarse regularmente por radio, entre el submarino y su cuartel general. Si los U-Boat hubieran mantenido en silencio sus radios, sin enviar mensajes a su base, esta no hubiera podido reunir sus “manadas de lobos” para el ataque.
(Tripulantes de un submarino, desguazando lo que parece ser un oso marino, que haría las delicias del cocinero y de la tripulación del U-Boat)
A mediados de 1.941, los británicos utilizaban el contenido de las trasmisiones por radio alemanas, junto con sus propias señales. Pero el 9 de mayo de 1.941, barcos de escolta de un convoy atacaron el U-110, comandado por Fritz Lemp, junto a Groenlandia. El submarino debió emerger y evacuar a sus tripulantes, pero antes de su hundimiento los británicos capturaron intacta, una máquina codificadora electrónica, “Enigma”, que contenía los códigos secretos de comunicación de los alemanes. Con la ayuda de esta máquina, los criptoanalistas del súper secreto grupo Ultra, descifraron el código naval alemán, el llamado Hidra y luego su código especial, Tritin. Los alemanes, no se dieron cuenta de ello, mientras los británicos leían sus más secretos mensajes.
Cuando el sistema “ Huff-Duff” se implantó en su versión naval, permitió a dos buques escolta obtener por sus medios la situación de un sumergible, con mucha más precisión que las estaciones de la orilla, situadas a cientos de km. y así se unían para lanzar sus cargas de profundidad.
También hubieron cambios que mejoraron el índice de supervivencia de los barcos de los convoyes. Una rama del Almirantazgo, de poca relevancia, “Investigación Operativa”, llegó a la conclusión que el número de barcos perdidos, en un convoy dependía del número de submarinos atacantes y del tamaño de la escolta y que no tenía relación con el número de barcos que formaban el convoy en si.
Por ejemplo, si una manada ataca un convoy de 20 barcos y hunde 10 de ellos, ello no implica que esa misma manada atacara un convoy de 70 barcos y hundiera 35. Con toda probabilidad hundiría los mismos 10 barcos que en caso anterior, con lo que una proporción de barcos más alta llegaría integra a su destino.
En consecuencia los británicos aumentaron sus convoyes de 30 buques a 50 o 60, e incluso más. Para ello se habían de aumentar los buques de escolta en cada convoy y por descontado habrían menos convoyes, en alta mar para ser atacados. En principio había una desventaja en los convoyes más numerosos para los buques de escolta, pero la geometría básica demostraba que los pequeños convoyes tenían un perímetro mayor a proteger que uno más numeroso(2 veces su tamaño). Por suerte para los británicos esta solución llegó en el momento en que los buques escolta aumentaron considerablemente.
(Pintura de un submarino alemán soportando una tormenta marina).
Este problema de priorizar los buques escolta para convoyes y atender una protección adecuada por todo el Atlántico, se vio beneficiado por la generosa contribución naval del Canadá al esfuerzo aliado. Al inicio de la contienda, la Marina Real canadiense era una fuerza marginal: 6 destructores, 5 dragaminas y 3.000 oficiales. Ya en 1.941, Canadá había aceptado la responsabilidad de proteger los convoyes del trecho occidental, de la ruta del Atlántico y gracias a un ambicioso programa de construcción de buques y entrenamiento de hombres, lanzado por su Primer Ministro, Mackenzie King, antes del final de la guerra, esta fuerza había aumentado a 400 buques y 90.000 canadienses en el mar.
En 1.934, en Alemania, la casa Gema que trabajaba para la Armada, consiguió un equipo de ondas de 50 cm. que, en pruebas, localizó al acorazado Hessen a 100 mts. de distancia. Esto no era demasiado pero en octubre lo hacía ya 6 millas y media. En un principio al igual que Francia y otras naciones, empleaban ondas continuas, para pasar más adelante a transmisiones pulsadas, lo que en 1.935, logró detectar el objetivo a unas 8 millas, con una exactitud en la demora(dirección del blanco) de 2 grados.
Luego Gema comenzó un proyecto de ondas de 13 cm. con poco éxito, pero la Kriegsmarine le ordenó pasar a uno de 80 cm. que parecía más esperanzador. En verano de 1.936, este dispositivo fue montado en el Graf Spee, el Konigsberg y el torpedero G-10 y un año después, consiguieron detectar al Hessen a 18 millas de distancia. En 1.938, en la rama aérea se consiguieron detectar aviones enemigos a unas 60 millas, pero entonces intervino el Mariscal Goering que encargó a Gema un millar de aparatos para la defensa aérea. A partir de aquí terminaron las investigaciones de Gema en programas de ondas más cortas ya que se dedicaron enteramente al anterior programa de fabricación. De todas maneras era muy difícil detectar un objetivo sino se le veía antes y el seguimiento por la noche era complicado ya que apuntado a un objetivo, era imposible detectar a nuevos buques que entraran dentro del alcance eficaz del detector.
Los historiadores de países que durante este conflicto disponían del radar, evidentemente no le dieron ninguna importancia a este aparato. De manera que si en 1.939 y 1.940, los alemanes aventajaban a los británicos y franceses con el radio-telémetro, pronto perderían esta ventaja y aún gracias a que la suerte estuvo de su lado, al conseguir recomponer dos radares, a piezas, medio destrozadas de dos aviones enemigos abatidos en territorio alemán, se pudo descubrir las ventajas de este aparato aliado y comenzar a fabricar en serie y después la instalación en aviones y barcos germanos, a la Kriegsmarine no le quedaba ningún barco superior al crucero. Italia se había rendido y Japón aguantaba los golpes de los EE.UU. Pocas veces un aparato había sido tan decisivo, en una guerra moderna, con efectos tan trascendentales y dramáticos.
(En un picado mar, un miembro de la tripulación se aferra a una cable mientras regresa a la torreta tras efectuar una reparación)
LA VIDA EN EL INTERIOR DE LOS SUBMARINOS
Los submarinistas vivían rodeados de una aureola de heroicidad, que a los ojos de la población civil eran envidiados por la mayoría. Era muy frecuente verlos pasear por las calles de Brest, Saint Nazaire, Kiel, Bergen...muchos de ellos, aún siendo muy jóvenes, portaban colgada la Cruz de Hierro.
La realidad era bien distinta, estos vivían en un oscuro, angosto y fétido mundo, ello iba acompañado de aburrimientos, incomodidades y terror, como se muestra en estas inusuales imágenes, fotografiadas por Lothar-Gunther Buckheim, un audaz reportero gráfico que acompañó al U-96, en varias de sus misiones.
(Tripulantes de un submarino, en la sala de torpedos, rodeados de las provisiones recién llegadas).
Los motores diésel elevaban la temperatura interior a más de 50 grados. El aire era rancio, durante las etapas de inmersión. Escaseaba el agua potable y los tripulantes no se duchaban durante los tres meses que duraba la travesía. El olor de sus cuerpos sudorosos se juntaba con el de las letrinas, cocina, ropas con moho, gas-oil y la colonia de limón, que se utilizaba para eliminar la sal de sus rostros.
El peligro estaba a la orden del día, en octubre de 1.941, el U-106, cruzaba el golfo de Vizcaya, cuando 4 hombres de la tripulación iban a relevar a sus compañeros, en la torre del submarino, descubren aterrados que sus compañeros habían sido engullidos por una colosal ola a su popa.
Los submarinistas denominaban Blechkoller o síndrome de latas de conservas, a una tensión nerviosa que podía transformarse en histeria, tras sufrir los ataques con cargas de profundidad. Cuando los barcos de escolta abandonaban su caza, lo primordial para su comandante era llevar al submarino, a respirar aire puro, en la superficie. Este debía conseguir a través de su sangre fría, experiencia y liderazgo, calmar a los suyos y llevarlos de inmediato en la búsqueda de nuevas presas, que aliviaran la tensión en los suyos.
(Esta fotografía totalmente desenfocada es debido a que en ese momento explosionó una carga de profundidad muy cerca del submarino. Fotografía de Lothar-Gunther Buckheim).
CONVOYES
El sistema de convoyes fue implantado por los británicos, tras el hundimiento del Athenia y además artillaron más de un millar de barcos mercantes, para defenderse de los submarinos. Este hecho contravenía el Convenio de Ginebra y dio pie a que los comandantes de submarinos a atacarlos si apreciaban que estos buques podían ser agresivos.
En la formación típica de un convoy, los petroleros, transportes de tropas, barcos cargados de municiones y otro con el más variado material de guerra, estaban situados en el centro de la formación(los de municiones nunca habían de navegar junto a los petroleros, por razones obvias). Alrededor del núcleo principal se situaban: barcos de materias primas, prescindibles(algodón, trigo, menas). Los barcos se extendían a 18 millas de ancho e iban muy espaciados para dar mayor seguridad, al tiempo que mantenían un estrecho contacto entre ellos. En esta formación típica, dos destructores y 4 corbetas protegían el convoy. Los destructores patrullaban en esquemas elípticos para impedir los ataques frontales y dos corbetas navegan detrás de la formación y las otras dos protegen a los flancos.
(Convoy WS-12, en ruta a Cape Town, en 1.941).
El comodoro del convoy era el responsable de los barcos mercantes, navegaba delante en el centro. Mientras el comandante de la escolta, lo hacía también delante, pero a babor. En un ataque de submarinos, el comandante asumía el mando del convoy, aunque su rango fuera inferior al del comodoro.
A principios del otoño de 1.941, Alemania disponía de 200 submarinos; 80 de ellos en acción creciente, mientras Dönitz seguía buscando puntos débiles, en las zonas de los convoyes, al sur de Groenlandia e Islandia y al noroeste de Irlanda. Cuando se decidió a atacar a los convoyes de frente, sus torpedos alcanzaron abundantes hundimientos, pero ahora los U-Boats debían penetrar en los anillos de buques escolta: más rápidos, mejor armados y más efectivamente coordinados, que en años anteriores. Ténganse en cuenta que ahora los submarinos alemanes andaban escasos de tripulaciones experimentadas, ya que los invencibles capitanes de antaño, habían muerto, caído prisioneros o promocionados en tierra firme.
(Caracteristicas del U-Boat(U-966)tipo VII C, desplazamiento 769 tn.super.871 sumergido)
La Marina Real había conseguido reforzar sus buques de apoyo, en grupos de 6 u 8 pequeños acorazados, entrenados juntos y permanecían también juntos en misiones de apoyo a los convoyes. Al tiempo que los británicos experimentaban una mejora, Hitler les daba un respiro y mandaba retirar a sus U-Boats del Atlántico para dirigirlos al Mediterráneo; primero 6 de ellos, luego otros 4 más y el 22 de noviembre, presiona a Dönitz para retirarlos todos al Mediterráneo y a la zona oeste de Gibraltar. Dönitz estaba en desacuerdo y se resistió lo indecible a la decisión del Führer, porque estaba seguro que este nuevo destino sería la tumba para sus submarinos y estaba en lo cierto ninguno de sus 62 U-Boats, volvió al Atlántico, aunque consiguieron éxitos importantes como los hundimientos del portaaviones Ark Royal y el acorazado Barham.
Con el cambio de escenario, los hundimientos en el norte disminuyeron drásticamente, en cambio en aguas de Gibraltar, en cuya zona proliferaban los convoyes que llevaban suministros al VIII Ejército británico en Egipto, durante los 9 días de diciembre se convirtió en el escenario de cruentos combates de una de la más significativas batallas de convoyes de esta guerra.
(El comandante británico, J.F. Walker, fue el comandante aliado que más submarinos consiguió hundir)
CONVOY HG-76. COMANDANTE F. J. “Johnnie” WALKER
En este nuevo escenario se desarrollaban nuevas y efectivas tácticas de convoyes, como la desarrollada el 14 de diciembre, por el convoy HG-76, que parte de Gibraltar con 32 buques mercantes, escoltados por dos anillos protectores de acorazados, bajo el mando del comandante F.J. “Johnnie” Walker, un rudo y experimentado táctico anti-submarinos. Esta táctica era presentar un número máximo de buques, con gran potencia de fuego contra los submarinos que atacaban por la noche. Él sabía que el submarino tras el ataque, o bien permanecía cerca de su presa o se alejaba, por la superficie a toda velocidad, y explicaba: “ la operación Buttercup está pensada para obligar al submarino a sumergirse, llenando la zona del barco atacado, con cargas de profundidad e iluminando las zonas más probables de escape por la superficie. Una vez sumergido este su destrucción era tarea sencilla”.
Walker había escoltado el convoy desde Liverpool a Gibraltar, sin ningún incidente, pero los informes de la Sala de Seguimiento de Submarinos en Londres, no presagiaban nada bueno, para el resto de su ruta. A los submarinos destacados en Gibraltar, se les unían los que bajaban del Báltico, con lo cual el choque era inminente.
La ya de por sí fuerte escolta de Walker, en Gibraltar se vio incrementada con 9 barcos de escolta más: 3 destructores, 2 sloops, 3 corbetas y el portaaviones de escolta”Audacity”, pero tras 4 días de travesía, solo el portaaviones y el destructor Stanley continuaban en el convoy, el resto de barcos retornaron a Gibraltar. El portaaviones era un barco de pasajeros alemán, reconvertido en portaaviones, portaba 6 pequeños cazas Grumman Marlet, mono-plazas.
(El petrolero venezolano Monagas, hundido por un submarino alemán).
Al segundo día de navegación, un bombardero Kondor alemán les puso en alerta, que ya habían sido localizados. Un aumento del tráfico radiofónico de los alemanes les puso en conocimiento que las manadas de lobos se estaban organizando.
El primer contacto se produce, a las 9.00 am. del 17 de diciembre, los Grumman localizan al U-131 a 22 millas a babor del convoy y Walker envía 5 barcos en su búsqueda y uno de estos una corbeta lanzó 10 cargas de profundidad, en lugar de las 5 de rigor. El U-131 fue alcanzado por las cargas subió a la superficie con ganas de pelea. Su cañón derribó a uno de los Marlet, mientras los escoltas de Walker, lo cubrieron perfectamente, con sus cañones de 100 mm. y el U-Boat fue abandonado para salvar su tripulación.
Al día siguiente, un vigía del Stanley, divisó al U-134, que estaba a 6 millas del convoy. Al cabo de una hora las cargas de profundidad obligan al submarino a subir a la superficie, bamboleándose. Los escoltas escupen hierro y fuego contra él y el submarino, se escora y se hunde, con sus tripulantes en el agua.
El convoy, sin sufrir daño alguno, zigzagueaba hacía el oeste y norte a una velocidad de 7 nudos y medio y fue en ese momento cuando se produjo la marcha de los escoltas a Gibraltar, cuando la batalla aún no había comenzado. Al atardecer, el Stanley, destacado en la retaguardia, anuncia:¡ Submarino a la vista¡ y acto seguido: ”Torpedos pasando por la proa”. Walker era el más cercano al Stanley, en el Stork, giró para ayudarle y se intercambiaron señales luminosas, cuando el Stanley explotó, partiéndose en dos, alcanzado por los torpedos del U-574, que dieron en el blanco.
(La corbeta británica HMS Stork de 1.190 tn.)
Walker sin abandonar la zona del hundimiento del Stanley, consiguió un contacto del asdic cercano y el Stork sembró dos veces este área de cargas de profundidad y al intentar efectuar una tercera pasada, el U-574 emergió a unos 200 mts. de distancia. Intentó la fuga, pero Walker le dio caza; el ángulo de giro del Stork era ligeramente superior, pero su velocidad de 19 nudos, era suficiente para tener una ventaja sobre su oponente. Sus cañones de 100 m/m. dispararon fuego y acero, hasta que no pudo bajarlos lo suficiente para mantener al submarino en su punto de mira.
La lucha duró poco más de 10 minutos, los dos navíos dieron 3 círculos completos, hasta que el Stork le embistió. Al separarse de nuevo le envió otra serie de cargas de profundidad que acabaron con el submarino.
El Almirantazgo avisó a la mañana siguiente, que otros 3 submarinos se dirigían al convoy. Uno de ellos, mandado por el capitán de corbeta, Engelbert Endress, antiguo primer oficial de Gunther Prien, en su acción de Scapa Flow, y ahora el as reinante de los comandantes de submarinos.
(Marino británico lanzando una carga de profundidad contra un posible submarino alemán, desde la corbeta Rhododendron. Mientras los oficiales del barco observan el mar en busca de los restos submarino atacado, en los lanzamientos anteriores. Los bidones cargados con explosivo eran echados a rodar hasta popa y disparados por los costados. El esquema del lanzamiento era de unas 14 cargas de profundidad lanzadas formando rombo, suficientes para abarcar un submarino).
No se produjo ningún ataque hasta el 21 de diciembre, la octava noche de la ruta del convoy, un barco cisterna noruego estalló en llamas y Walker ordenó una búsqueda Buttercup, a estribor, iluminando la zona con copos de nieve, mientras las corbetas barrían la mar, con sus cargas de profundidad.
El portaaviones HMS Audacity estaba solo, fuera del perímetro del convoy y sin protección, ya que la corbeta encargada de la misma había sido reclamada esta noche ya que se necesitaban todos los escoltas. El portaaviones de 10.000 tn. estaba silueteado por el resplandor de los copos de nieve y fue localizado por el submarino U-751, que le disparó 3 torpedos y en tan solo 10 minutos se hundió sin remisión.
Las horas siguientes fueron una autentica pesadilla; contactos del asdic, ganados y perdidos, avistamiento de nuevos submarinos y explosiones de las cargas de profundidad. El sloop Deptford avistó al U-567 de Endrass, que inmediatamente se sumergió, mientras el Stork apoyaba al Deptford y cubrían este espacio de cargas de profundidad. Las explosiones partieron en dos, el casco del submarino de Endrass, que se hundió irremediablemente.
Durante esa noche no se produjo ningún nuevo ataque, pero los cansados británicos hundieron uno de sus propios barcos. En la obscuridad de la noche, el Stork y el Deptford colisionaron, sufriendo severos daños. La llegada al día siguiente de unos B-24 para reforzar la escolta del convoy, atacaron dos submarinos y ahuyentar a un Kondor.
Con este nuevo refuerzo del Liberator(B-24), Dönitz dio por finalizado el ataque. Este había durado una semana y de los 32 buques del convoy, solo se hundieron dos de ellos, con el alto precio de perder 5 submarinos alemanes. La cobertura del potente equipo de escolta de Walker para el XG-76 y la ayuda de la aviación, superaba en mucho las posibilidades de los U-Boats.
Los submarinos alemanes necesitaban presas más fáciles y asequibles que en el Atlántico y Gibraltar y la declaración de guerra de Alemania a los EE.UU. el 11 de diciembre, tras lo de Pearl Harbor, fue aprovechada por Dönitz para enviar a este nuevo escenario, donde los convoyes partían del Golfo de México y ascendían por la orilla oriental del continente americano hasta Nueva Escocia, unas presas más fáciles para sus U-Boats y en 1.942, fueron su objetivo prioritario.
EL AVIÓN COMO ARMA EFECTIVA ANTI-SUBMARINA
Al principio de la guerra, el Mando Costero de la RAF era el encargado de patrullar las aguas británicas y de su protección naval desde el aire. Este organismo solo disponía de 170 hidroaviones con diversos motores y aviones, con base terrestre para la protección anti-submarina. La mayor parte de ellos eran desechos de la RAF, con un alcance y efectividad limitados.
La prioridad en aquellos momentos, año 1.940, era para el Mando de Combate de la RAF, la heroica defensa de las islas británicas. Tras esta fase se pasó a la masiva construcción de bombarderos para el ataque sobre Alemania. Voces autorizadas, en temas navales, aconsejaron que gran parte de estos recursos se debían trasladar a la lucha anti-submarina, pero estas voces no hallaron su eco y en 1.940, el Mando Costero de la RAF, contaba con tan solo 50 nuevos aviones más que al principio.
Otra cuestión era el mal uso que de los aviones, por las malas tácticas de la Marina de Guerra, en lugar de enseñarlos a proteger a los convoyes, desplegándolos encima, o cerca de ellos, los utilizaban en misiones de exploración en las grandes extensiones del ancho mar. Además cuando un avión divisaba un submarino no disponía de armas de ataque efectivas. En un principio portaban bombas de pequeño calibre, pero sin visores de bombardeo. Debían lanzarlas a poca distancia, a golpe de vista de los pilotos. Los peligros de este sistema fueron puestos en evidencia el 14 de septiembre de 1.939, cuando 2 aviones de bombardeo en picado del Ark Royal, divisaron un submarino en la superficie. Este era el del capitán de corbeta, Lamp de regreso a casa tras lo del Athenia. Los aparatos picaron lo más bajo posible, soltaron su mortífera carga y se alejaron.....al tiempo sus bombas rebotaron contra la superficie del océano y saltaron de vuelta al aire, bajo los aviones. Sus detonadores fueron activados por el impacto del choque y las bombas estallaron, alcanzando su metralla a los aviones y obligando a sus pilotos a amerizar en el Atlántico. Lemp recogió a ambos pilotos y se los llevó presos a Alemania. Este incidente fue repetitivo hasta que los técnicos británicos consiguieron una carga de profundidad efectiva para ser lanzada desde el aire. De hecho una mera copia de la de la Marina, portando unas aletas y un morro redondeado, para que estallara a una cierta profundidad.
Pero estas debían estallar cerca del submarino si querían erosionar su casco de acero, la tarea no era sencilla ya que el blanco estaba en movimiento. La experiencia hizo que los pilotos concentraran un cierto número de cargas, todas a la vez, mientras el submarino estaba cerca de la superficie, el límite de efectividad eran unos 750 mts. de profundidad.
No fue hasta avanzado el 1.941, cuando el Mando Costero comenzó a recibir, más y mejores aviones; entre otros muchos 30 Catalinas, de fabricación estadounidense, que podían volar entre 17 y 25 horas consecutivas.
En esta primera fase de la guerra, los aviones anti-submarinos estaban muy limitados pues no podían divisar a los submarinos en la noche. El antiguo ASU(Air to Surface Vessel), tenía otra seria limitación, perdía el contacto con el objetivo, cuando este estaba cercano, a una distancia de una milla, el “blip” desaparecía de la pantalla.
(Un foco Leight, colocado bajo las alas de un Consolidated)
Esto quedó resuelto, en marzo de 1.941, gracias a un artificio denominado “Luz Leigh”, nombre del oficial de la RAF, Humphrey de Verde Leigh, piloto de la Gran Guerra, relevado del combate a causa de su elevada edad a tareas administrativas. Al conocer este problema, ideó un reflector(luz), que se montaría bajo el avión. La combinación del radar y el reflector, permitía al avión establecer contacto, a largo alcance, apagar los motores y planear silenciosamente hasta el objetivo, para luego iluminarlo bruscamente, en el momento de picar para atacar. Cuando el guardia de noche, en la cubierta del submarino, veía el ataque era cuando era iluminado por el reflector...ya era demasiado tarde.
(Un U-Boat localizado por los focos “Leigh”).
Cuando la cobertura aérea comenzó a dar sus frutos, la Marina Real comenzó a dotar a sus convoyes de aviones propios, complementando a los aviones con base terrestre. En el verano de 1.941, 50 barcos mercantes fueron dotados de cazas catapultados desde su proa. Eran los llamados Buques-CAM(Catapult Aircraft Merchanment), estos aviones una vez lanzados, no podían aterrizar en su buque, debían dirigirse hasta tierra firme o posarse en el mar, cerca de algún buque amigo, que les socorriese.
Otros ingenios efectivos en esta lucha, fueron: el hidroavión Sunderland, portador de bombas y cargas de profundidad y tan fuertemente armado de ametralladoras, que los
alemanes le llamaban el ”Puerco Espín volante”, otro fue el biplano Swordish, de apariencia antigua, portador de minas, lanzaba bengalas y disparaba torpedos contra los submarinos.
(Bombarderos torpederos británicos Swordfish, alineados para el despegue en el “Victorius”, para el ataque del 25 de mayo de 1.941, contra el Bismarck. Estos aparatos volaron más de 150 km. para atacar al coloso Bismarck. Consiguieron atacarlo y regresar todos sanos y salvos a su portaaviones. Estos aparatos de aspecto obsoleto fueron elogiados por los oficiales alemanes).
Por su parte los alemanes, en agosto de 1.940, disponían de dos escuadrones de FW-200(Un cuatrimotor civil, armado con 5 bombas de 250 kgs.), en Merignac, Francia. Tenían una autonomía de 3.550 km. y actuaban en los cielos del mar de Irlanda y el Atlántico Oriental y en otoño de ese mismo año, fueron trasladados a Stavanger, en Noruega. Esos aparatos señalaban a los U-Boats la presencia de convoyes enemigos y además atacaban a los barcos rezagados o a los que navegaban de forma independiente, consiguiendo hundir unas 650.000 de barcos enemigos.
En noviembre también de ese mismo año, en Burdeos, recalaron 26 sumergibles italianos. Estos submarinistas de la Regia Marina, con unos buques, equipos y tácticas obsoletas no conseguirían en proporción a los buques utilizados, las cifras de hundimientos de sus camaradas alemanes. Hundirían unos 105 buques aliados, con 588.550 tn. de registro bruto, al precio de la pérdida de 16 sumergibles.
De hecho no fue hasta el 1.943, con la llegada del “Liberator” estadounidense, equipado para la lucha anti-submarina, cuando los submarinos recibirían una estocada casi mortal, agravada ese mismo año por la cesión de las bases aéreas portuguesas en las Azores, a los aliados.
(Destructores norteamericanos de la 1ª Guerra Mundial amarrados atestan los muelles de la Marina en Filadelfia, antes de ser intercambiados en septiembre de 1.940 por bases británicas en las Indias occidentales y la Guayana Británica. Cuarenta y cuatro de los cuatro chimeneas fueron entregados a Gran Bretaña y el resto al Canadá).
EE.UU ENTRA EN LA CONTIENDA
No se debe dejar de lado la esencial ayuda que los EE.UU. aportaron mucho antes de su entrada en la contienda. En principio se entregaron 50 veteranos destructores a la Royal Navy y posteriormente 10 grandes guardacostas-equiparables a fragatas-. El 12 de marzo de 1.941, su Congreso aprobaba la “ley de Préstamo y Arriendo”, posteriormente se formó el “Grupo de Apoyo a la Escuadra Atlántica”; se autoriza la reparación y modernización de los barcos ingleses en los astilleros norteamericanos. En septiembre, los máximos mandatarios de ambos países, firman el “plan defensivo del Hemisferio Occidental”, que permitía a la Armada estadounidense escoltar a los convoyes, con barcos no americanos, hasta el paralelo 58 Norte y el Meridiano 22º Oeste, prácticamente la mitad del océano, lo que provocaría graves incidentes con los U-Boats.
El traslado de submarinos al Mediterráneo y al Ártico, hizo que en noviembre y diciembre de ese mismo año, los hundimientos descendieran en el Atlántico, hasta las 50.000 tn. Pero para la Gran Bretaña, lo grave es que aún superaban en mucho, las nuevas construcciones de barcos. Esta tendencia se revertiría en otoño de 1.943, gracias al formidable programa de construcciones navales de los EE.UU. que fue una de las causas de la victoria aliada en el Atlántico, ya que los norteamericanos construían ya más barcos, que los que los alemanes hundían. En 1.939-1.940, construyeron 102 barcos de alta mar, pero en septiembre de 1.941, se lanzó a un gran programa de choque y pusieron todas sus habilidades técnicas en la construcción de un buque formidable, el “Liberty”. Un año después(1.942) se construyeron 646 cargueros, de ellos 597 “Libertys” y ya en 1.943, se botaron 140 “Libertys” mensuales.
(Barco artillado, Stephen Hopkins clase “Liberty”) .
Detrás de este ingenio se hallaba, Henry J. Kaiser, un californiano de 60 años, que había completado las presas gigantescas de Boulder, Bonneville y Gran Coulee, antes del plazo fijado. Para la construcción de los “Liberty”, contaba con un millón y medio de trabajadores, que remacharon y soldaron sus componentes prefabricados. El barco de 138 mts. se construían-sin descanso-, al coste ínfimo de 2.000.000 $ por casco, era una copia de un modelo antiguo de carguero británico. Recorría 17.000 millas a 11 nudos, con motores de vapor de modelo antiguo. No era rápido, ni hermoso pero fácil de construir por sus líneas rectas y planas y llegaba a cargar 10.800 tn. de precioso material.
En los astilleros norteamericanos se construía un “Liberty”, cada 80 horas y media. El secreto de esta rapidez era construir la mayor parte en tierra. Sus componentes eran ensamblados por todo el país. Transportados en camiones hasta sus astilleros, donde eran guardados en un “sistema de archivo”, a lo largo del lugar donde se construían los cascos. Cuando este estaba preparado, las grandes grúas elevaban mamparas, depósitos de combustible, cubiertas y super-estructuras y las colocaban en su lugar. Una vez botados los cascos, los remolcadores los conducían a la sección de acabado, donde se les instalaban los motores y el resto del equipo necesario en el mar.
(El corsario alemán Stier y el “Liberty”, Stephen Hopkins, enfrentados en un feroz combate, que acabó con el hundimiento de ambos barcos, el 27 de septiembre de 1.942).
TRISTE FINAL DEL SUBMARINO U-175
El hundimiento de este submarino por barcos norteamericanos, queda registrado en las dramáticas imágenes de esta página, desde el momento del lanzamiento de las cargas de profundidad hasta la rendición de su tripulación.
El capitán de navío, Gerhardt Muntz del U-175, escudriñaba el horizonte buscando convoyes aliados en el Atlántico Norte, a 600 metros al oeste de Inglaterra, cuando divisó el convoy HX-233. Pero este a su vez fue avistado por el “Spencer” barco guardacostas de la Marina costera de los EE.UU. que iba en vanguardia del convoy. Aquel se sumerge de inmediato y durante un corto espacio de tiempo, evita su detección. Pero detrás del Spencer se alineaban 11 columnas paralelas, con 19 buques cisternas y 38 barcos cargueros de dicho convoy, una presa irresistible para cualquier submarino y Muntz optó por el riesgo. Cuando emerge de las profundidades, el Spencer la pasaba por encima de él y su sonar lo detectó.
(Un marinero del U-175, pide auxilio a la tripulación del USS Spencer, tras su hundimiento. El tranquilo y cálido mar(12º) hizo el rescate menos peligroso).
Su comandante, Harold S. Berdine ordena el lanzamiento de 11 letales bidones, ajustados para estallar entre 15 y 30 mts. Más tarde, ansioso por neutralizarlo antes de la llegada del convoy, lanzó otras 11 cargas más. Esto dio un buen resultado y las bombas de aire y los controles de inmersión se vieron afectados y Muntz ordenó subir a la superficie.
(Imágenes del hundimiento del U-175)
Cuando su torreta emergió a milla y media del guardacostas, fue atacado por el Duane y el resto de barcos del convoy y en pocos momentos se produjo el trágico desenlace. Su capitán Muntz y 6 tripulantes, murieron en la cubierta. El resto saltó por la borda, mientras su submarino se hundía lentamente. Los supervivientes fueron enviados a un campo de prisioneros de guerra.
EL ASALTO FINAL
Esta acción llevaba por nombre “Drum Roll”, Dönitz en esa época disponía de 91 submarinos, en los distintos escenarios bélicos, de ellos tan solo una docena se asignaron a un ataque, a gran escala, contra la costa Este de los EE.UU. y a pesar de los pocos efectivos se consiguieron unos resultados sorprendentes.
Esta zona estaba libre de convoyes, sin escoltas, tan solo buques aislados recorriendo las antes seguras rutas comerciales convencionales. Su primera victoria fue el 12 de enero, un buque británico de pasajeros, denominado Cyclops, perdiendo la vida 87 personas y en los 19 días restantes, los U-Boats hundieron 95.000 tn.
Dönitz sabía que los barcos que salían de estos puertos: Cuba, Puerto Rico, Panamá, Venezuela y la América Central navegaban independientes y sin escolta y era fácil su hundimiento. Así como también los que salían de Galveston, Nueva Orleans, Mobile, Tampa.... Sus submarinos en tan solo tres meses hundieron 750.000 tn. y se obviaron las rutas del norte, por donde los británicos recibían sus suministros, que en este verano de 1.942, eran “sorprendentemente tranquilas”.
Una de las cuestiones que Dönitz tenía muy claro, es que cuando estos endurecieran las condiciones de estos convoyes, él los enviaría a cualquier otra área, ya que estos podían desplazarse, cada vez mejor y a más distancia. Sus submarinos grandes de 1.100 tn. tenían un radio de acción de 13.000 millas, los medianos de 750 tn. llegaban hasta las 8.500 millas. Alemania en esta fechas botaban un promedio de 30 submarinos nuevos al mes y su flota era de 300.
Mientras todo esto acontecía, en Casablanca, tenía lugar una reunión vital para la batalla del Atlántico. En ella, Rooselvet, Churchill y sus jefes militares, concluyeron entre otras cuestiones, tras 10 días de intensas reuniones, plantar cara a los submarinos en el Atlántico Norte. Esta reunión, en el más riguroso secreto, no se anunció hasta que Rooselvet y Churchill, estuvieron sanos y salvos en sus casas.
(Esta arma anti-submarina denominada Hedgehog(Erizo), con múltiples cañones y de aspecto desmañanado. Disparaba una andanada de 24 pequeñas bombas en un esquema ovalado sobre una amplia área. Esta arma podía ser disparados hasta unos 230 metros delante del barco. Estaban equipados con detonadores de contacto, que estallaban solo cuando chocaban contra el blanco y eran fatales)
A los 5 días de saberse la noticia, Hitler nombraba a Dönitz, comandante en jefe de la Marina de Guerra alemana, reemplazando al Gran almirante Raeder, tras 15 años en el cargo. Esto sucedió tras el triste papel, en que el acorazado de bolsillo, Lützow y el crucero pesado, Hipper, en diciembre de 1.942, atacaron un convoy aliado en Noruega. Tras 4 horas de enconada lucha, 5 destructores británicos los mantuvieron a raya y tan solo consiguieron dañar un mercante. Hitler se encaró con Raeder y tras uno de sus habituales ataques de ira, durante una hora y media, lo trasladó como inspector general de la Marina de Guerra.
Tras la mejora del tiempo, marzo le saludó con su mejor triunfo: en solo 10 días, los U-Boats hunden 41 barcos, mientras los siguientes 10 días fueron 54 barcos, más de 500.000 tn. en total. Hasta final de mes se consiguieron 567.000 tn.
(Mercante alcanzado por un torpedo)
Unos de estos submarinos consiguió una singular hazaña, hundir 5 cargueros brasileños en tan solo 24 horas. Esta hazaña fue un grave error diplomático, ya que los demás hundimientos habían sido escalonados y a unas 1.200 millas mar adentro. Pero estos últimos 5 habían sido cercanos a la orilla y causaron un verdadero impacto entre la sociedad civil brasileña y esta se convirtió en anti-germana, con manifestaciones, reventaron los establecimientos regentados por alemanes, quema de banderas nazis y el 31 de agosto de 1.942, Brasil declaraba la guerra a Alemania.
Esto fue enormemente ventajoso para los aliados, ya que el país sudamericano ya les ayudaba extra-oficialmente, pero con su entrada en el conflicto, loa aliados podían disponer de las bases brasileñas, como punta de lanzamiento para frustrar cualquier movimiento de los alemanes en el Atlántico Sur, incluso en la costa occidental del África. Así los aliados tenían bien cubierto su flanco sur, cuando en noviembre, lanzaron su Operación Touch,-la invasión del Norte de África-. Fatalmente los U-Boat que Dönitz tenía apostados desde el Golfo de Vizcaya hasta el Cabo Verde, llegaron tarde para evitar este desembarco, en un principio, aunque luego dañaron 3 transportes de tropas, en Fedaya, al norte de Casablanca y más tarde un destructor y un buque de suministros británico, pero la protección aliada a sus convoyes, hizo que los submarinos se retiraran al oeste.
Dönitz estaba muy preocupado por la precisión conque los aviones aliados se situaban encima de sus U-Boats, que llegó a pensar en una traición entre sus propios rangos. Una investigación posterior no aclaró nada sobre este particular. Esta precisión era debida a un nuevo radar que operaba en las frecuencias de los microondas. Esta era más precisa y potente y se podía colocar de una forma compacta y necesitaban una pequeña antena, fácil de colocar tanto en un bote o en un avión. El Almirante conocía la existencia del radar-los técnicos alemanes habían conseguido grandes progresos en él-pero este nuevo, denominado “centimétrico” le era completamente desconocido. Los técnicos británicos habían ponderado largamente el desarrollar una haz tan sensible, que los ecos producidos por un blanco no se vieran interferidos por las olas del mar, cuando el haz chocaba contra ellas.
Obtener un haz así, requería el uso de una antena muy grande-un engorro para barcos o aviones-o el uso de longitudes de ondas muy cortas. Cuanto más corta era la longitud de la onda era más afilado el haz producido, esto evitaba las interferencias y fijaba el blanco con mayor precisión y claridad. Lo que necesitaba era un transmisor que proporcionara pulsos de potencia muy altas a longitudes de onda de pocos centímetros. Este dispositivo fue inventado por los británicos y lo llamaron”magnetón de cavidad resonante”.
Los alemanes disponían de un protector de detección del radar, denominado Metox, que funcionaba con el radar de longitudes de onda larga. Era una antena, en forma de cruz de madera y con cables que se instalaba en la torreta del submarino, con un cable conectado al interior del mismo. Sus impulsos indicaban que el submarino había sido captado por el haz del radar enemigo y ello avisaba al capitán para que se sumergiera.
Otros inconvenientes del Metox era que no era capaz de detectar las señales de onda corta. Tenía que ser desmontado a toda prisa y dejado en el interior de la escotilla, al efectuar la inmersión del submarino. Otro de las deficiencias de este sistema era que sus señales eran inconsistentes y variaban desde un zumbido a un silbido, que crispaba los nervios de los tripulantes.
Las inquietudes del nuevo radar británico tomaron cuerpo, tras el derribo de un bombardero de la R.A.F. en Rotterdam, entre cuyos restos se encontró una caja, denominada “Experimental 6”, marcada con sangre. Prontamente fue enviada al laboratorio de la Lutfwaffe en Berlin y a pesar de estar muy dañado, sus evidencias mostraban que los británicos había desarrollado un radar imposible para los alemanes.
(Momentos de divertimento de la tripulación de un U-Boat).
Goering mandó efectuar una exhaustiva investigación, pero en marzo la R.A.F. anotó un impacto directo contra el laboratorio. Los ingenieros consiguieron recuperar, entre los humeantes restos, dicho aparato. Cuando se desarrolló el modelo alemán, realizaron unas pruebas tras una torre de radio, con unos resultados que alucinaron a los técnicos alemanes. Pese a la mala visibilidad, los objetos a 30 km. se veían con total nitidez. La delegación de la Marina de Guerra alemana, presente en las pruebas, se dieron cuenta del porqué de las terribles pérdidas de submarinos, en los últimos meses.
Goering ordenó de inmediato a sus ingenieros una versión alemana del radar “centímetrico” y para ello liberó a 10.000 técnicos de sus responsabilidades militares, para desarrollar un radar que pudiera detectar el modelo británico. Pero cuando estos trabajos dieron sus frutos, la Batalla del Atlántico se había decantado abrumadoramente del lado de los aliados.
Dönitz tuvo más confirmaciones, tras comprobar las pérdidas de sus submarinos y hundimientos de mercantes, lo que indicaba el bajo porcentaje de buques hundidos y la pérdida de 41 submarinos, entre ellos el del mismo hijo del Almirante. El día 24 retiró sus submarinos del Atlántico Norte, mientras le comentaba al Führer, que reanudaría sus ataques allí “en periodo de luna nueva”. En mayo de 1.943, Dönitz supo que la Batalla del Atlántico estaba perdida.
(Cuadro que muestra los diferentes tipos de submarinos alemanes en la 2ª WW.)
Los aliados, en junio de este año, iniciaron los intensos preparativos del día D. Miles de hombres y suministros debían surcar los mares y eso sería gracias a la ausencia de los U-Boats. En el año anterior al desembarco de Normandia, los submarinos alemanes hundieron tan solo 92 de los miles de barcos que se encaminaban a preparar la rendición de Alemania.
Las pérdidas totales de los aliados durante esta guerra, fueron de 5.150 unidades de más de 500 tn. con 21.570.720 tn. de registro bruto(cifras oficiales de los aliados). Las ¾ de estas lo fueron en el Atlántico Norte. Los alemanes, por su parte, utilizaron 1.143 submarinos(con unas pérdidas del 68%= 785), con 28.000 hombres(además de 5.000 prisioneros capturados por los aliados), sobre un total de 40.000 hombres. De ellos 636 fueron hundidos en alta mar, en puertos o aguas costeras del III Reich. Evidentemente no participan en estos cálculos los 221 U-Boats, auto-hundidos tras la capitulación del III Reich.
EL CASO “LACONIA”
No quisiera acabar este trabajo sin reseñar este caso. El Laconia, trasatlántico británico de 19.956 tn. reconvertido en transporte de tropas fue torpedeado y hundido
el 12 de septiembre de 1.942, por el U-156 de Werner Hartenstein, en el Atlántico Sur. De sus 2.782 pasajeros, unos 1.800 eran prisioneros italianos, apresados en el Norte de África y el resto familias de funcionarios coloniales británicos. En un mar infestado de tiburones, Hartenstein oyó gritos de auxilio en italiano y ante el peligro de los escualos, tomó la decisión de rescatar a los supervivientes.
El barco torpedeado había pedido ayuda por radio, pero Hartenstein también envió otro S.O.S. radiado en inglés, para que cualquier barco cercano pudiera ayudar en el salvamento. Acto seguido lo comunicó a Dönitz, que de inmediato curso órdenes a los U-506 y U-507, con la posición. También desde Dakar, el gobierno de Vichy envió a su crucero Glorie y dos barcos pequeños.
Durante ese tiempo, Hartenstein rescató 260 supervivientes, la mitad de ellos los envió al U-506, mientras el U-507 hizo lo propio con 157 pasajeros y unas docenas más habilitados en botes salvavidas. Resumiendo, las cubiertas de los tres submarinos estaban abarrotadas de supervivientes y los botes remolcados, cuando en el cielo apareció un Liberator norteamericano, que trazó un círculo y se fue. Media hora más tarde ese avión dejó caer 5 bombas sobre el U-156, obviando las señales luminosas, bandera de la Cruz Roja y los mensajes radiados(El piloto justificó su acción diciendo que habían dos barcos aliados en la zona, que podían correr peligro con la presencia del U-156. Este U-Boat resultó dañado y Hartenstein se vio obligado a devolver los rescatados al agua. Pese a ello, Dönitz dio la orden a los otros dos submarinos de continuar rescatando vidas humanas. Seis días después, estos dos submarinos y los barcos de Vichy rescataron 1.200 supervivientes.
A raíz de este incidente, Dönitz cursó una orden general a sus submarinos, que evitaran el rescate de supervivientes. En el juicio de Nüremberg, este fue acusado de asesinato por cursar esta orden. Aunque fue condenado por otros hechos, fue absuelto de este “asesinato”, debido a que en la cruenta guerra submarina, los mismos aliados aplicaron este hecho sin restricciones y tan solo en contadas ocasiones rescataron supervivientes.
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Existe un trabajo mio en MH sobre esta batalla.
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Nota del autor Luís Sierra: El telemetrino mide el ángulo que subtiende la eslora de un blanco, o bien la distancia de la flotación a la galleta del palo, donde se deduce inmediatamente una distancia aproximada.
Escrito por Josep Subirats
FUENTES
La guerra naval en el Atlántico, por Luís de la Sierra. Editorial Juventud. Barcelona .1.995.
La Batalla del Atlántico y el hundimiento del Ark Royal por Eurasia.
La Segunda Guerra Mundial. The Battle of the Atlántic. Por Barrie Pitt. Editorial Optima, S.L. Barcelona.
Los submarinos nazis que pudieron cambiar la historia. https://www.clarin.com/sociedad/submarinos-tipo-xxi_0_H16AB80sf.html
Imágenes de Pinterest.
https://acarhalbacete.blogspot.com/2017/03/u-boot-das-boot.html
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Hola Leones!!!
Ando con algunos problemas, de tiempo y de conexión. Es la tercera vez que subo esta respuesta...
- En 1934 los que estaban disponibles eran el Scheer y el Spee, el Scharnhorst y el Gneisenau fueron puestos en grada por 1936 y botados en 1939 si no recuerdo mal (para entrar de nuevo al astillero para cambiarles la proa)
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No sólo la Armada había dicho no estar preparada hasta 1945.
Raeder fue muy diplomático con el Führer en todo momento, por lo que este lo tenía en gran consideración, esto explica el título de GrossAdmiral, un título honorífico que, si no me equivoco, el único que ostentó antes de Raeder fue el mismísimo von Tirpitz (pon este título en el contexto de que todos los nazis, con Hitler a la cabeza, despreciaban a la armada por clasista y retrógrada y verás que sólo excelentes relaciones personales pudieron hacer que Hitler honrara así, por fuera del escalafón a Raeder).
Hitler preveía que, a menos que fuese muy cuidadoso, podría estallar la guerra en 1938, así que realizó las consultas del caso con los mandos.
Raeder fue con los planes formales, que sabía que todos esperaban, y la fecha realista: 1945, pero además, llevaba un plan alternativo. Si Alemania entraba en guerra... la Kriegsmarine la iba a ayudar, el mentado plan de los Uboote, así que apareció como una persona realista, pero adaptable a los deseos del Führer.
Göring, que ya no estaba muy en sus cabales (se había vuelto morfinómano a raíz de una herida durante el putsch de 1923) dijo que la Lutwaffe estaba lista (omitiendo las órdenes que había firmado para desarrollar un nuevo monoplaza que debía reemplazar al Bf109, cuya obsolescencia estaba programada para 1940-42 y un nuevo bombardero rápido, en reemplazo del He111, es decir, la Lutwaffe no estaría preparada hasta 1942, por lo menos).
En el otro extremo estuvo von Blomberg, que afirmó categoricamente que el Ejército de Tierra no estaría preparado hasta 1945.
Raeder cultivó la imagen de "pariente pobre" y "dependiente" de la voluntad del Führer, von Blomberg en cambio tenía una gran trayectoria y peso político propio desde la República de Weimar. Suma esto a la negativa de recién y tienes su salida asegurada (escándalo de sainete mediante). El sucesor de von Blomberg (von Brauchistch) se cuidó mucho de oponerse a Hitler y formó fila con Göring.
Los éxitos iniciales de Alemania (sobre todo en Francia) ocultaron lo que los mandos militares afirmaron pero... ya sabes el final de la película. - Te agradezco la inclusión del caso Laconia. Usualmente cuando se habla de la SGM los alemanes son los malos que rompieron todos los códigos morales y los aliados son Carmelitas Descalzas incapaces de hacer algo reñido con la ética. A Dönitz lo acusaron de Crímenes de Guerra por esta orden, pero a Churchill lo calificaron de preclaro líder, por ordenar este tipo de ataques a barcos en situación de rescate. ¡Ah! ¡Cierto! La base de la historia oficial de la SGM son las Memorias de Churchill
- Los alemanes fueron los pioneros del radar, lo que sucede es que se mantuvieron en ondas más largas y en detectores pasivos de ondas electromagnéticas. Estos permitían detectar tanto el radar enemigo como sus comunicaciones (detectar, no interceptar) pero hay algo que sí desarrollaron y falta en tu informe: la pintura anti radárica. Esta consiste en una pintura con una carga de componentes que reaccionan a las ondas transformándolas en calor (usualmente carburo de silicio, el viejo y querido esmeril) por lo que rebota una señal muchísimo más débil que contra un objetivo sólido normal.
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La máquina Enigma.
Bueno viejo amigo, has caído en una trampa que estuvo en funcionamiento hasta el 2006. Toda la información relativa a la intercepción de mensajes alemanes codificados con enigma fue sistemáticamente ocultada y disfrazada porque, hasta la década del '70, el método seguía usandose (con equipos diferentes pero el mismo principio o, directamente, con Enigmas donados por los alemanes durante la SGM a sus aliados, por caso, España) así que los ingleses tejieron un velo sobre los aportes de dicha intercepción.
Hoy en día para encontrar esto que voy a afirmarte deberás bucear (no mucho) en foros de criptografía, donde la historia de Enigma siempre es la vedette.
Al principio de la guerra los convoyes informaban su posición todas las mañanas, eso permitía a los Uboote organizarse, posicionarse y atacar. Los británicos no son tontos, así que se dieron cuenta, pero no tenían mucha solución... hasta que en Mayo de 1941 capturaron un barco meteorológico (espía) alemán y poco después un submarino. Ambos hechos fueron ocultados y las naves oficialmente fueron hundidas antes de abordarlas. Con Enigma (y sus rotores) en casa, los ingleses comenzaron a decodificar los mensajes de coordinación de las manadas de lobos cada vez más eficientemente (mientras tanto, Churchill declaraba que no sabía qué hacer, y que planeaba tender una red de hidrófonos en el Atlántico para detectar los submarinos). A fines de 1942 el código estaba razonablemente quebrado pero, para salvar las apariencias, cuando un submarino estaba al alcance de las unidades destructoras de submarinos se enviaba algún avión o corbeta "en misión de exploración" para que descubriera "accidentalmente" al submarino y coordinara un ataque al mismo (Ooops, no fueron los aviones o el radar per se, les decían dónde había que mirar). Dönitz percibió que los "accidentes" eran demasiados así que planteó que Enigma había sido penetrada, a lo que le contestaron "imposible", pero Dönitz estaba muy cerca de Hitler así que insistió y se desarrolló la "Enigma Naval" que tenía cuatro rotores (la versión militar tenía 3). En realidad el cuarto rotor no rotaba, pero cambiaba la configuración de la clave a tal punto que el Servicio Inglés no podía romper la clave. Esto es llamado "El Gran Apagón" en la literatura de Enigma y coincide con el auge de las manadas de lobos de 1943. Como bien apuntas, este auge fue seguido de un máximo de hundimiento de submarinos poco después ¿Qué pasó?.
Ante el pico de hundimientos de mercantes, el Almirantazgo Inglés propuso reducir la cantidad de convoyes, para minimizar las pérdidas. Mientras lo estaban evaluando un Uboot fue obligado a emerger (creo que frente a Libia), se capturó una Enigma naval (con sus preciados rotores) y se lo hundió, para evitar sospechas, entonces el Alto mando dijo que en vez de disminuir los convoyes los aumentaría. Esto provocó que Dönitz mandara todos los submarinos a interceptar los convoyes y, ahora sí, con portaaviones de escolta, corbetas, fragatas y destructores los ingleses se dedicaron a cazar a los Uboote, que debían transmitir su posición para coordinar las manadas... con lo que la situación fue exactamente al revés que al principio de la guerra. Esto es lo que, finalmente, barrió a los submarinos alemanes del mar.
Ahora que esto fue desclasificado es muy fácil parecer omnisciente y decir "¿no se dieron cuenta que en las inmediaciones de Islandia hay mucha niebla, así que los submarinos eran dificiles de detectar por los aviones?", "¿no vieron las imagenes de la Guerra de las Malvinas (con radares un pelín mejores que los de la SGM) en las que los aviones no eran detectados por volar bajo (pero por encima de una torreta de submarino, obvio) y porque en condiciones de niebla el radar sólo muestra un manchón hasta unas cuantas decenas de metros sobre el nivel del mar? entonces ¿Cómo córchos detectaban los submarinos en el invierno del Atlántico Norte en la SGM?" pero si lees cualquier artículo con más de 15 años, de esto no había la menor mención y hoy en día, a menos que vayas a foros especializados, tampoco se dice gran cosa.
Saludos Compañero. Hasta el próximo trabajo
Hola Leones
Me parece que el texto sobre los acorazados de bolsillo es una ensalada.
"Estas restricciones de dicho Tratado imponían duras condiciones a la Reichsmarine, que solo podían disponer de: 6 pequeños y antiguos acorazados, 6 cruceros, 112 destructores y algunos buques auxiliares, pero ¡ni un solo submarino¡. Todos los barcos eran verdaderas antiguallas, ya que dos días antes de la firma del armisticio, en Scapa Flow, se había procedido al hundimiento de la escuadra alemana y tras esto se procedió a desarbolar a esta escuadra de los buques modernos que poseía.
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Al estallar la contienda, en 1.939, la Marina de Guerra alemana era modesta: 3 cruceros acorazados, 2 acorazados de bolsillo, 8 cruceros pesados y ligeros y 34 destructores y torpederos"
Acorazados de bolsillo sólo hubo 3, tanto en construcción como en los planes. El primero fue el Deutschland, rebautizado Lützow más adelante, luego el Scheer y por último el Graf Spee. Oficialmente eran cruceros acorazados.
El Tratado de Washington, procuraba limitar la carrera armamentriz, por lo que realizó una clasificación de los barcos de guerra que es a la que estamos acostumbrados. En esta clasificación no figuran los cruceros acorazados, motivo por el cual, ya en la SGM, Alemania reclasificó los Cruceros Acorazados como Cruceros Pesados.
El Tratado de Versalles preveía que Alemania se quedara con 6 Cruceros Acorazados de 10.000 ton y 6 cañones de 11" cada uno y que, ante obsolescencia, podían ser reemplazados por cruceros nuevos, también de 10.000 ton y 6 cañones de 11", esto es lo que tu fuente da como 6 pequeños y antiguos acorazados no eran "acorazados" eran "cruceros acorazados". Los tres primeros fueron de la clase Deutschland, ante eso, el Lord del Almirantazgo (Churchill) exigió el rearme inglés y, para sensibilizar la opinión pública y conseguir los fondos, los llamó "acorazados de bolsillo", de allí la expresión. Esto posibilitó la construcción de la clase King George V (de 40.000 ton, 10 cañones de 14") lo cual motivó la clase Schanhorst, (40.000 ton, 9 cañones de 11") para "mantener el equilibrio". Como estos nuevos "cruceros" (en realidad, cruceros de batalla) eran reemplazo de los otros 3 cruceros pesados que provenían de la SGM, se hablaba de un tercer Schanhorst, pero en realidad se pasó al Bismarck.
En el segundo texto menciona 3 cruceros acorazados y 2 acorazados de bolsillo. Los Cruceros Acorazados eran el Deutschland, Sheer y Spee y los dos acorazados de bolsillo eran el Schanhorst y Gneisenau. Si aceptas esto, entoces estás aceptando que eran los reemplazos de los barcos obsoletos y entonces había un sexto barco programado (en el papel, en realidad nunca se hicieron ni los planos). Ese sería tu "tercer acorazado de bolsillo" del que no encuentras referencia.
Abrazo
Hola a todos:
Respecto a la cita de los buques permitidos a Alemania "6 pequeños y antiguos acorazados" dispongo del libro de Luis de la Sierra y tras revisarla, Yo entiendo que el autor se refiere a los buques que se le permitió conservar a Alemania, como el SMS Hannover o el SMS Schlesien, que eran acorazados pre-dreadnought. Ya que no entra en el tema de las sustituciones hasta el siguiente parrafo.
Leones, seguro que has difrutado con la lectura de De la Sierra, es un libro muy interesante a la par que ameno y considero que pese al paso del tiempo sus libros sobre temas navales son de lo mejorcito que ha salido en castellano de esos temas.
Saludos.
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Hola Hartman.
Esto si es una respuesta.....Estás super-informado de todos los temas vaya por delante mi felicitación
. Es un lujazo estar en MH y tener amigos como tu, que cada vez más me motivas en mis trabajos(en ellos no intento sorprenderte para nada, eres tú que vas siempre por delante...gracias).
Voy a digerir muy bien tu respuesta y asimilar todo. Solo una puntualización, lo del "Laconia" viene en un libro británico o sea que "chapeau" también para los editores del mismo.
Conque aún tengo los libros que he tomado prestados de la Biblioteca, me miraré más a fondo el tema del Enigma y lo de la pintura...Esto último de verdad no me suena.
Gracias por todo y un fuerte abrazo de Josep