Milón de Tarento: general de Pirro de Epiro
Quizá la fama de Pirro y el hecho de que los historiadores antiguos centraran sobre el general todo su saber, hace que los lugartenientes de Pirro fueran ignorados para la posteridad. Solo sobre uno de ellos concretamente se habla un poco, pero de manera tan escasa, que me parece que este trabajo está condenado al fracaso., sin embargo, las tropas de Epiro y las griegas en general que lucharon junto a Pirro, merecen con justicia un elogio, dada la dureza de las campañas a las que Pirro se enfrentó en Italia.
El personaje en cuestión se llama Milón, quizá más conocido como Milón de Tarento, quizá porque fue el último epirota que abandonó el último bastión de Pirro en Italia.
Intentar buscar noticias sobre este general epirota sobre su juventud e infancia es harto imposible, ya que los historiadores griegos o romanos también trataron de manera escasa la juventud de los héroes principales, así que sobre un personaje secundario, ¡mejor ni hablemos!.
La primera referencia de Milón la hallamos cuando Pirro está iniciando los preparativos de la expedición para Italia.
Pirro a pesar de las promesas de los aliados italianos como los tarentinos, lucanos, samnitas, brutios y otros pueblos más van a poner en sus manos un gigantesco ejército de 150.000 hombres y 20.000 jinetes, se cuestiona esa exagerada cifra y decide reclutar tropa griegas en Grecia.
Sus epirotas, fuerzas mercenarias reclutadas en la frontera de Epiro, junto a fuerzas aliadas de los reinos vecinos, conformarán la fuerza expedicionaria de Pirro.
Son tropas aguerridas y de las que se fía Pirro completamente, luego si los italianos ayudan, ¡mejor que mejor!, pero antes es bueno tener una fuerza fiable por si los aliados italianos no rinden lo suficiente.
Antes de acabar los preparativos de la expedición a Italia, Pirro decide enviar como fuerza avanzada a un contingente de 3.000 hombres, el cual estará al mando de nuestro personaje, Milón.
Columnas Dóricas del templo de Tarento
También le acompañará el diplomático al servicio de Pirro llamado Cineas, el cual tratará con las autoridades de Tarento, el envió de navíos para trasladar la totalidad de los fuerzas friegas de los puertos de Epiro a Tarento, ya que anda escaso de naves de transporte.
Las tropas de Milon fueron apostadas en la ciudadela de Tarento, a la espera de que el grueso de la expedición de Pirro arribara al puerto tarentino.
Una vez estas llegaron a la ciudad, Pirro tomó el mando absoluto de la ciudad, procediendo a reorganizar sus fuerzas de la debacle sucedida por una tormenta que dispersó sus fuerzas y que esto a punto de dar al traste con la expedición.
Pirro también procedió a reclutar tropas entre la población de Tarento, ya que no estaba dispuesto a que los tarentinos no colaboraran y tuviera el rey epirota que realizar todo el trabajo sucio.
Milón, nuestro personaje, participó en la batalla de Heraclea en el año 280 a. de C., sin embargo a pesar de la estrecha victoria sobre las tropas romanas, poco hay que decir de nuestro personaje, ya que aunque seguramente se distinguió en la batalla, no hay una sola mención suya en los anales históricos, solo que participó en la batalla.
Luego al año siguiente, no se tiene noticias de su participación en la batalla de Ausculum (279 a. de C.), aunque dado que era uno de los principales lugartenientes de Pirro, no hay duda de que su concurso en la batalla estaba asegurado, aunque las fuertes históricas no lo citen.
Donde sí es seguro de que no participó fue en las operaciones que Pirro desarrolló en la isla de Sicilia. Harto Pirro de cariz que estaba tomando la guerra en Italia, donde los romanos luchaban de una manera valiente y irresoluble, decide prestar oídos a los sicilianos de origen griego que viven en la isla de Sicilia, los cuales están atemorizados por las incursiones que los cartagineses instalados al Este de la isla, realizan sobre sus dominios.
Pirro, hombre aventurera, encuentra en la nueva empresa un aliciente nuevo que le hace prestar su atención allí, desentendiéndose temporalmente de la campaña italiana.
Los romanos fundamenta es que tras Ausculum estarán noqueados una temporada, suficiente para estar un tiempo en Sicilia, la cual secretamente planea poner bajo el mando de uno de sus dos hijos, (Alejandro y Heleno) Heleno.
Pirro llevó una buena parte de sus tropas a Sicilia, y dejó el resto a cargo del general epirota Milón, estableciendo éste su cuartel general en Tarento y al hijo de Pirro llamado Alejandro en la localidad de Locrii, estas dos ciudades conformaban las principales posesiones que controlaba Pirro al sur de Italia.
Magna Grecia
A pesar de la permanencia de parte de las tropas epirotas en el sur de Italia, la marcha de Pirro desesperó a los tarentinos y al resto de tribus aliadas, porque dejaba a estos a merced de los romanos. Estos le pidieron que les devolviera las ciudades ocupadas si abandonaba sus planes de defensa de la Marga Grecia.
Pero Pirro se negó tanto abandonar a sus aliados como a dejarles solos, por si los romanos los derrotaban y luego ante una posible retirada de Sicilia, Pirro se encontraba bloqueado y con su base más cercana en las lejanas costas de Epiro, una situación peligrosísima que quiso evitar., conservando la ciudad de Tarento como base principal, se aseguraba una base de retirada segura y cercana.
Milón quedó por tanto al mando de las fuerzas epirotas en el sur de Italia, quizá Pirro confió en que al estar los romanos debilitados por la batalla de Ausculum, estos estarían noqueados un tiempo, lo suficiente para emprender la campaña en Sicilia con tranquilidad.
En un principio la cosa fue así, (estamos en el año 278 a. de C.) mientras los romanos se recuperaban, las fuerzas de Milón estuvieron relativamente tranquilas, pero a los pocos meses, las cosas cambiaron.
Los romanos una vez recuperados, empezaron a presionar a las fuerzas epirotas acantonadas al sur de Italia, máxime si tenemos en cuenta que el mejor general epirota no estaba allí para darles batalla, ¡Pirro!.
Para Milón la situación era peliaguda, ya que las tropas de que disponía no eran muy numerosas, ya que el grueso de las fuerzas epirotas junto a sus mejores hombres, estaban con Pirro en Sicilia, por lo que Milón tuvo que maniobrar prudentemente frente a la superioridad de las fuerzas romanas.
Milón juzgó la situación y decidió que las fuerzas epirotas se concentraran tras los muros de las ciudades, a la par que sus fuerzas auxiliares itálicas, de ellos se escondieron en los bosques cercanos, quizá para espiar sus movimientos o golpearles si la situación se presentaba favorable.
Los romanos maniobraron con cautela, ya que carecían de experiencia (al contrario que los griegos) en la expugnación de ciudades fortificadas, así que los intentos de desalojar a los epirotas del sur de Italia quizá les llevarían más tiempo del debido.
Tampoco en los intentos romanos de acosar a las fuerzas auxiliares epirotas en los bosques se coronó con un éxito, ya que ellos se movían en territorio conocido, por lo que las maniobras fueron lentas y laboriosas.
No obstante aunque con lentitud, los romanos progresaban continuamente; uno de los cónsules de ese año, Cayo Fabricio, se apuntó un buen tanto al conseguir que la ciudad de Heraclea, una de las colonias de Tarento, (donde hace poco tiempo se dio la primera batalla entre romanos y epirotas) se pasara al bando romano a cambio de unas favorables condiciones.
Elefante de Pirro persiguiendo a soldados romanos
Al año siguiente, el 277 a. de C., las cosas empeoraron aun más para las fuerzas de Milón, a pesar de alguna pequeña victoria sobre los romanos; por ejemplo, en la región del Samnium, los romanos sufrieron fuertes pérdidas al atacar una altura fortificada. Pero eran victorias defensivas, ya que la capacidad de Milón de contraatacar era casi nula debido a las modestas fuerzas de que disponía.
Los romanos tras el fracaso de su ataque, giraron al sur y derrotando a los auxiliares epirotas, compuestos por fuerzas de los lucanos y brucios. La presión romana se fue haciendo más intenta y los aliados epirotas enviaron mensajes de socorro a Pirro, el cual y dado que estaba llevando una campaña triunfante en Sicilia, hizo oídos sordos a sus llamamientos.
Los romanos atacaron la ciudad de Crotona, pero su guarnición resistió valientemente el asalto, así que los romanos procedieron a asediarla en toda regla, a pesar de su inexperiencia en tales lides; el general epirota Milón salió de Tarento con algunas fuerzas en socorro que pudo reunir de la guarnición de Crotona, consiguiendo con mucho esfuerzo, que los romanos se retiraran de la ciudad.
Pero los romanos eran obstinados y al poco tiempo volvieron a la ciudad, el cónsul Fabricio estaba decidido a llevar a buen puerto la empresa. Recurrió a la astucia para apoderarse de la ciudad, consiguiendo que las tropas epirotas efectuaran una salida de la ciudad, momento que aprovechó para entrar en la misma, con lo que otra de las pocas ciudades que le quedaban a Pirro en el sur se perdió.
Los romanos estaban en racha y no iban a soltar la presa, Milón hacía lo que podía, pero era evidente que como no llegara Pirro pronto, las posesiones epirotas en el sur de Italia se perderían, ya que los romanos no estaban distraídos en otros frentes, y podían concentrar todas sus fuerzas contra los epirotas, justo lo contrario que Pirro, que tenía sus fuerzas divididas tanto en el sur de Italia, Sicilia y en su reino de Epiro.
Tampoco Milón podía recibir refuerzos de Epiro, la falta de naves impedía el poder acceder a los refuerzos del reino. La siguiente ciudad en caer fue Locrii, esta se había pasado al bando de Pirro asesinando a la guarnición romana que la protegía, y los habitantes de la ciudad procedieron de la misma manera para pasarse a los romanos, degollando a rodos sus defensores.
Con este último acto, solo Tarento quedaba en manos de Pirro (sin contar la ciudad de Rhegium, la cual no se cuenta por no estar ni en manos romanas ni epirotas, ya que era una ciudad libre, pero en modo absoluto obviada por Roma, de la cual se apoderaría en el año 270 a. de C. ), pero los romanos, inexpertos sitiadores, no podían asediar dicha ciudad., además, era con mucho la mejor ciudad fortificada del sur de Italia, con lo que esta estaba relativamente segura en manos de Milon y sus tropas.
Pirro de Epiro
El balance que Milón podía hacer de la campaña era desafortunado, casi todas las posiciones epirotas habían sido perdidas a manos de los romanos, aunque se puede ofrecer la excusa de que dispuso de pocas tropas y los romanos pudieron concentrar buena parte de sus tropas contras las fuerzas de Milón (posiblemente, parte de las fuerzas romanas hubieron de ser entretenidas en evitar en que parte de los pueblos sojuzgados por Roma, no intentaran levantarse aprovechando la concentración de tropas en el sur de Italia.
Los tarentinos desesperados, procedieron a enviar a Sicilia nuevos mensajes de socorro a Pirro para que volviese., este, cansado de la desconfianza que los sicilianos empezaban a profesarle cada vez con más aversión, (si bien la campaña en Sicilia empezó con buen pie para Pirro, el fracaso en la toma del puerto de Lilibeo y el modo algo despótico que Pirro trató a sus aliados, hizo que estos entorpecieran su estancia en la isla de manera insufrible, para que se marchara de la misma) decidió prestar oídos a sus súplicas y abandonar la isla en la que llevaba un año para volver a la Magna Grecia, con la intención de enfrentarse nuevamente a las fuerzas romanas.
Finalmente en el año 276 a. de C., decidió volver a la Magna Grecia con sus tropas. Su llegada fue como un bálsamo que insufló vida a las fuerzas epirotas de Milón y a las de sus aliados itálicos.
Ciertamente el panorama había cambiado mucho desde la partida de Pirro, las posiciones epirotas se habían replegado a la ciudad de Tarento, perdiendo el resto de las posesiones de Pirro.
Pirro había desembarcado en la punta de la bota de Italia, al Suroeste de de península italiana, había derrotado nada más desembarcar a una fuerza mercenaria de soldados “mamertinos” al servicio de Roma y retomado la localidad de Locrii, aunque fracasó al intentar tomar la localidad “libre” de Rhegium, donde los habitantes “campanos” con ayuda de los mamertinos, rechazaron a los hombres de Pirro.
Finalmente llegó a Tarento y enlazó con las fuerzas de Milón en la ciudad, teniendo bajo su mando 10.000 infantes y 3.0000 jinetes. Los romanos no tardarían en reaccionar ante la llegada de Pirro, y este procedió inmediatamente a efectuar reclutamientos entre las fuerzas de sus aliados itálicos.
Los samnitas fueron los que respondieron más entusiásticamente ante la llegada de Pirro, pero este no pudo aumentar mucho su ejército, tal era la desmoralización entre sus socios itálicos, amén del perjuicio que su causa había sufrido ante la presión de los romanos en su ausencia.
Reino de Epiro
Finalmente en el año 275 a. de C. se dio la gran batalla de Beneventum entre Pirro y las fuerzas epirotas, estas se enfrentaron ante uno de los dos cónsules de Roma, llamado Manio Curio Dentato.
No tengo nuevamente pruebas por los antiguos historiadores de la presencia de Milón en la batalla, pero nuevamente apelo a la sensatez., pensar que uno de los mejores lugartenientes de Pirro no participaría en la batalla es descabellado, máxime cuando Pirro se jugaba tanto en el envite.
La batalla fue una derrota para Pirro o un empate técnico como mucho, pero con las suficientes bajas (gran parte de sus fuerzas griegas habían perecido en la batalla) como para volver a repensarse su permanencia en Italia.
Todavía tuvo Pirro un estrecho margen de maniobra que utilizó para enviar un angustioso llamamiento de ayuda ante sus aliados de Grecia, los mismos que le habían proporcionado tropas para la expedición a Italia.
De todos recibió una rotunda negativa, habida cuenta de las noticias de su derrota ante Roma., de Epiro no podía recibir refuerzos, así que ese mismo año decidió retornar a su reino de Epiro, del cual había partido hacía cinco años.
Tras embarcar en Tarento junto a una fuerza de 8.000 infantes y 500 jinetes, (pretextando a los tarentinos que se iba á apresurar en Epiro la llegada de nuevo armamento preparado para ser enviado a Italia) Pirro dejó un ejército de apoyo al mando de su hijo Alejandro y sus lugartenientes (entre ellos Milón) por si la causa podía ser mantenida, pensando en un retorno a corto plazo.
Pirro retornó a su reino para luchar por sus dominios griegos, de los que creía que estaban en peligro, habida cuenta de que su derrota podía tentar a sus vecinos para repartirse sus dominios, dada la debilidad en que había quedado.
Las fuerzas de las que Milón y el hijo de Pirro disponían no eran muy numerosas, y su número se desconoce. Se puede obtener su número jugando con las cifras que datan de la posterior batalla de Beneventum, lo cual no quiere decir que sean estas las cifras.
En la batalla de Beneventum Pirro desplegó 20.000 infantes y 3.000 jinetes, sufriendo 11.000 bajas en la batalla. Si embarcó al año siguiente con 8.000 infantes y 500 jinetes, la cifra que teóricamente queda es de 3.500 hombres., con lo que (siempre teóricamente) el ejército de Milón contó con una pequeña fuerza operativa de unos 4-5.000 hombres, quizá contando también con la guarnición de Tarento.
Estas tropas en conjunción de los auxiliares que pudieran aportar los aliados itálicos, hacía que las fuerzas romanas tuvieran que maniobrar con prudencia, aun teniendo en cuenta la victoria de ese año sobre Pirro.
Falange macedonia de Pirro
Pero al año siguiente (274 a. de C.), las cosas cambiaron de manera radical., Pirro tuvo en mente hacerse con el reino de Macedonia, para lo cual necesitaba todas las fuerzas disponibles de las que echar mano.
Por lo que el rey epirota llamará a sus últimas fuerzas en Italia y solo dejará una simbólica guarnición (posiblemente algunos cientos de hombres) en la fortaleza de Tarento al mando de Milón, abandonando a los aliados itálicos a su suerte.
La guerra estaba virtualmente concluida y su consecuencia más visible fue acelerar el dominio de Roma en el sur de la península italiana, acabando con los últimos rescoldos de oposición.
La ciudad era un hervidero de lucha política, dividida entre los partidarios de unirse a Roma y los otros que aún continuaban siendo fieles a Pirro.
Milón no podía ser más que un triste espectador de la situación, a pesar de que intentó en la medida de lo posible mantener el orden en la ciudad, tampoco tenía fuerzas suficientes para dar un golpe de autoridad y tener bajo mano de hierro a los habitantes, ya que sus fuerzas eran a todas luces insuficientes.
Además podía si se excedía Milón en el tema, perder el apoyo de los simpatizantes de Tarento a Epiro, base fundamental para que junto a él y la guarnición epirota, sujetar a los partidarios tarentinos de Roma., eso sin contar con que Tarento tendría una milicia armada en la ciudad, (lo cual sucedía antes de la guerra) a la cual también tendría que tener en cuenta si realizaba alguna acción de fuerza en la ciudad, máxime con la escasa tropa epirota que disponía.
La papeleta que tenía nuestro personaje en sus manos era tremenda y no exenta de peligros., analiza ya la situación interna de la ciudad, la externa no ofrecía mejor situación.
Tarento podía sostenerse bajos sus sólidas murallas, pero con los romanos cercando estrechamente la ciudad la situación era lamentable., a pesar de que la torpeza de Roma en expugnar ciudades fortificadas les impedía a estos entraran en la ciudad, ¿Cuánto aguantaría Tarento?.
La situación solo pudo sostenerse dos años, quizá con más pena que gloria., mientras tanto, los sucesos evolucionaron en consecuencia. En el año 273 a. de C., ya sin el apoyo de Pirro, las tribus itálicas aliadas a Pirro: lucanos, brutios y samnitas, fueron vencidas por las fuerzas romanas, ¡ahora Tarento estaba absolutamente sola frente a Roma!.
Territorios que Pirro ambicionó: el Sur de Italia, Sicilia y Epiro
Al año siguiente, el 272 a. de C., los romanos se volcaron sobre Tarento, la cual bajo mando de Milón se rindió a los hechos consumados. Nuestro personaje concluyó formalmente la guerra con la rendición de la ciudad Tarento y su Acrópolis, último bastión epirota en Italia, suceso que coincidió con la muerte de Pirro en la ciudad griega de Argos, ¡coincidencia trágica que ponía punto y final a Epiro como potencia de Grecia!.
Como epílogo a la rendición de Tarento, comentar que los habitantes de Tarento viendo a Milón y sus tropas más como a un enemigo que amigo (posiblemente la facción partidaria de Roma), enviaron un mensaje de ayuda a Cartago.
Poco después, una flota cartaginesa (enemistado Cartago con Roma) fue enviada a Tarento en ayuda de los habitantes de Tarento ( con órdenes secretas de hacerse con la ciudad)., pero ésta flota llegó demasiado tarde, ya que poco antes, Milón ya había capitulado y había rendido la ciudad al cónsul romano llamado Lucio Papirio.
Aunque la rendición de Tarento fue pacífica y ventajosa para sus habitantes, los romanos tomaron venganza por la resistencia y lucha que había ofrecido los tarentinos a lo largo de los últimos ocho años.
Los romanos creían que tenían derecho de conquista por una ciudad que les había ocasionado tanto mal, incluso se la podía acusar de ser la instigadora de la llegada de Pirro y los problemas que esta causó a la República de Roma.
En consecuencia y habida cuenta de que no se fiaban de los tarentinos, los romanos se desligaron de los acuerdos de paz y decidieron reducirlos a la impotencia: las tropas de la ciudad fueron desarmadas, la flota tarentina confiscada y las fortificaciones de la ciudad destruidas, quedando la ciudad sometida a tributo por Roma, y con ello, perdiendo la autonomía que antes de la guerra, tenía la ciudad.
Poco más se conoce de la suerte de nuestro personaje, solo que tras la capitulación de Tarento, él y la guarnición sobreviviente fueron repatriados a Epiro, gracias a los acuerdos de rendición con el Cónsul romano Papirio.
Allí posiblemente nuestro personaje llevaría una vida tranquila, ya que no se conocen sobresaltos en el reino epirota durante los años siguientes., y con esto pongo punto y final a este dificultoso trabajo, del cual he extraído todo lo que podía decirse de “Milón de Tarento”.
Pirro conduciendo sus tropas al combate
Bibliografía:
- Satrapa1.
- “Historia Antigua (Grecia y Roma)” de Agustín Gómez Pantoja.
- “Compendio de Historia universal” de Louis Pierre Anquetil.
- eljoines's blog
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Hola! Muy interesante.
Saludos
Hola a todos.
Interesante e ilustrativo el trabajo. No había tenido anteriormente la oportunidad de conocer mayor información de esta etapa de la historia, excepto la famosa alusión a la victoria pírrica. Sin embargo, de los números que se hacen referencia de las bajas, ellos no evidencian un número significativo en comparación con algunas otras batallas de esa época de la historia.
Gracias por vuestro esfuerzo de ilustración.
Magnifico
Je,je, gracias por el elogio.
saludos
Eljoines vos siempre sacando petroleo de donde hay pocas evidencias. Estos eñores de la guerrra son poco conocidos y aqqui lo que podriamos resaltar es su resistencias tanto tiempo ante los romanos con tan pocos recursos ¡¡
Pues sí afarango, el problema de batallar contra Roma en su suelo, es que los ejércitos romanos podían acceder fácilmente a sus recursos., cosa contraria son las fuerzas que los invadían, las cuales tenían que tener una buena cobertura naval para su abastecimiento. ¡Esto claro está!, sin contar que los dos podían conseguir suministros y refuerzos como aliados y mercenarios, en el mismo suelo itálico.
Pero tanto como Pirro como Aníbal, nunca pudieron contar con una fuerza naval en condiciones que pudiera mandar refuerzos de calidad a sus ejércitos., como comenté, los dos podían conseguirlos refuerzos en suelo itálico, pero de una calidad escasa, sobre todo comparada con la calidad de las legiones romanas.
Esto dice mucho de la capacidad de entrenamiento del ejército romano, pero también de su táctica, y es que el desgaste fue su principal arma. Al principio tanto Pirro como Aníbal, tenían ejércitos que podían dar seria batalla a las legiones romanas, pero su desgaste hizo que el tiempo jugara en su contra.
La imposibilidad de recibir refuerzos y la reposición de sus tropas con aliados itálicos de inferior calidad o imposibilidad de recibir un entrenamiento como las legiones romanas, hizo que el tiempo ganara la partida tanto a Pirro como a Aníbal.
saludos
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Bueno Carlos, ahí tienes más datos del tema:
http://www.mundohistoria.org/blog/articulos_web/pirro-rey-general-aventurero
saludos