Los Ptolomeos
Este trabajo no pretende analizar a todos los faraones del la época ptolemaica punto por punto, máxime cuando más o menos, los primeros gobernantes lo hicieron bastante bien, pero después la cosa degeneró bastante al punto de que la multitud de monarcas que siguió fueron bastante inoperantes, o lo hicieron mal o acabaron siendo meros instrumentos en manos de la poderosa Roma.
Por lo tanto, en algunos faraones interesantes me extendido más en su estudio que en otros, en los cuales casi paso por encima.
Al punto fue esto, que se puede decir que desde el 164 a. de C., fecha en que Egipto pidió que arbitrara Roma, en un contencioso hasta el 30 a. de C. fecha de su anexión como una provincia romana, Egipto fue casi un protectorado romano en el que con el tiempo ejerció mayor influencia y poder sobre el país. Aquí relataré algunos sucesos interesantes de la dinastía y algo sobre su funcionamiento en lo civil y militar, pero que nadie piense que es un relato minucioso, pues no es tal. Esta dinastía famosa gobernó el país de Egipto del año 305 a. de C. al 30 a. de C., fueron muchos los gobernantes que mandaron durante estas dinastía, si embargo antes de empezar a dar un repaso sobre los gobernantes comentemos un poco antes sobre que hizo que esta dinastía gobernara este país.
Estamos en el año 332 a. de C., Egipto está ocupado por los persas, que durante unos 200 años han gobernado el país, con algunos periodos de gobernación egipcia, ya que los naturales del país han tolerado mal la ocupación persa, y siempre que la coyuntura ha sido favorable intentaban sacudirse el yugo persa.
Cleopatra
Pero ahora es diferente, Alejandro Magno, a iniciado la conquista del imperio persa desde el año 334 a. de C., y se dirige a Egipto para liberarla. Gobierna en el país como sátrapa el persa Mazanes. Anteriormente la guarnición de Menfis, había tenido que hacer frente a un grupo de mercenarios griegos al mando de un tal Amintas, este macedonio se había auto designado nuevo sátrapa de Egipto por la muerte del anterior sátrapa Sábaces en la batalla de Isos en el 331 a. de C. .
Tomó Amintas Pelusio, fortificación que protegía el norte de Egipto de incursiones contra el país, marchó a Menfis, pero una salida de la guarnición de la ciudad destrozó a los indisciplinados mercenarios de Amistas salvando la situación para los persas.
Pero en esta ocasión el nuevo sátrapa Mazanes, no iba a contar con apoyo alguno, ya que no tenía el apoyo popular de los naturales del país, y menos podía hacer frente a todo el ejército macedonio capitaneado por Alejandro. Así que se resignó a la nueva situación impuesta y no opuso prácticamente resistencia a al nuevo ocupante de Egipto.
Alejandro estuvo brevemente en Egipto, antes de partir a la conquista del resto del imperio persa. Tuvo ocasión de peregrinar al oasis de Siwa, donde recibió la confirmación de ser un Dios, y también creo la ciudad en el norte del país a la que llamó Alejandría, sin contar con que intentó atraerse al clero egipcio, consciente de que su apoyo sería fundamente en que no hubiera desórdenes en el país. Alejandro favoreció el comercio del país con el mundo helénico y efectuó arreglos en el arte religioso egipcio, como en la barca sagrada del templo de Luxor. Después partió a la conquista dejando el gobierno de Egipto a dos nativos, Petisis y Doloaspis, ya no volvería Alejandro a Egipto hasta su muerte en el 323 a. de C. .
Tras la muerte de Alejandro, hubo entre los generales del macedonio una dura lucha por repartirse el imperio, ya que según se dice, las últimas palabras de Alejandro cuando murió, fue de contestar a la pregunta de quién debía reinar, “el más fuerte”. Esto si fue verdad, no debía tomarse muy en serio, ya que no murió lúcidamente sino entre delirios por la agonía de la muerte, así que una respuesta semejante a sus generales solo debió llevarles a la confusión.
Ptolomeo, uno de sus generales más queridos, partió con sus tropas a Egipto, auto proclamándose nuevo sátrapa y echando al actual que gobernaba entonces, Cleómenes de Neucratis, este muy impopular por ser un ladrón, por lo que no tuvo apoyo de ningún tipo. Ptolomeo, siguiendo con los deseos de Alejandro intento gobernar con justicia en el país, siendo consciente de que intentar rapiñar a la población solo sería a cambio de múltiples rebeliones en el país como le habían sucedido a los persas.
Con esta política conciliadora no tuvo problemas en el país, se afianzó en el país como nuevo gobernante y propagó que su mandato sería de justicia y tolerancia a los griegos y egipcios del país. Tras la muerte de los que habían reinado en el país, cuyo último rey había sido Filipo III Arrideo, la diadema real queda vacante en el 311 a. de C., es lo que Ptolomeo esperaba, finalmente en el 305 a. de C., es coronado monarca del país como el faraón Ptolomeo I “Soler” (el salvador), el cual gobernó del 305 a. de C. al 285 a. de C.
Jinete e infante del ejército ptolemaico
Durante su gobierno, Ptolomeo estuvo enfrascado en una guerra de conquista intentando aumentar el volumen de su imperio, lo consiguió con diversos vaivenes que sucedieron en la lucha, ganando y perdiendo territorios sucesivamente, pero en líneas generales triunfó, ya que al Egipto original añadió Siria, Chipre, las ciudades de Tiro y Sidón en la costa fenicia además de establecer el protectorado en numerosas islas griegas del mar Egeo junto con un desarrollo naval que la convirtió en una potencial naval en la zona durante mucho tiempo.
También la isla a la que ayudó en un momento de apuro, mostró su agradecimiento, convirtiéndose en un aliado fiel, y con el concurso de su poderosa flota, también ayudó a Ptolomeo a mantener la hegemonía en el mar Egeo.
En el plano religioso, intentó crear un hibrido de Dios que aunara las dos religiones, la griega y la egipcia, para tener un vínculo de unión en el apartado religioso de ambos pueblos, así creó la figura de “Serapis”, en este apartado dio Ptolomeo una amplia publicidad sobre el nuevo Dios, y con el tiempo, los habitantes de Egipto, griegos y egipcios aceptaron con éxito al nuevo Dios.
Con el paso de los años, Ptolomeo, que había intentado mantener una política de más o menos igualdad entre griegos y egipcios, vio como esto con el tiempo se deterioró, Ptolomeo alentó la llegada a Egipto de habitantes de todos los rincones de Grecia, con el tiempo y dada la publicidad que de Egipto llegaba a las regiones griegas como paraíso en el que se vivía muy bien, empezó a afluir intermitentemente a Egipto un caudal de habitantes griegos.
Estos nuevos habitantes de Egipto, dada su cultura, no tomaron a los egipcios en pie de igualdad, ¡ni mucho menos!, y Ptolomeo tomó partido por ellos, ya que eran gentes de su misma lengua y cultura. Así los egipcios, vieron como esa quimérica igualdad se fue transformando en una especie de servidumbre, digamos no opresiva, en la que los altos cargos los ocuparon los griegos y ellos ocuparon puestos muy insignificantes.
Posiblemente, no hubo rebelión alguna, ya que comparada con la vida de los antiguos faraones en la que eran exprimidos y su vida era muy dura, con los Ptolomeos, la vida aunque no fue un jardín de rosas, tubo muchos beneficios en el plano de las mejoras agrarias practicadas por los Ptolomeos junto con un sistema de impuestos relativamente suave.
Los egipcios fueron progresivamente un grupo que se dedicó a trabajar la tierra, dando unos impuestos con los que Ptolomeo pudo equipar ejércitos y flotas y con los que lanzarse a una política de expansión territorial, ya que los naturales del país no eran guerreros (tampoco se intentó adiestrarlos para el combate) Ptolomeo se lanzó a la contratación de mercenarios griegos y macedonios, a los que había que pagar y esto solo se logró con los impuestos que recaudaba de las tierras explotadas por los egipcios, así que la mano de obra agrícola egipcia era vital para la política expansionista de Ptolomeo, y como dijimos este fue un campo que cuidó mucho.
El faro de Alejandría
Ptolomeo dio a la ciudad de Alejandría un gran impulso, convirtiendo la ciudad en la capital de su país, contando con un puerto privilegiado por su estratégico enclave en el comercio marítimo del mar Mediterráneo, trasladó la corte de Menfis a dicha ciudad, los nuevos griegos afluían a Alejandría, que con el tiempo creció de manera increíble, la corte llevó un tren de vida desmesurado que asombró a todo el mundo por su magnificencia y lujo.
Los griegos fue asentándose progresivamente por todo Egipto, aun donde más se asentaron de manera dominante fue en el delta del río Nilo, al norte de Egipto, con el tiempo, llegaron a conformar el 10% de la población del país, no obstante ocupaban las más altos cargos del país, incluso muchos griegos nuevos que llegaban a Egipto, venían a ocupar puestos de responsabilidad, ignorando a los naturales del país.
Esto al principio lo toleraron quizá acostumbrados como estaban a ser gobernados de manera totalitaria por el faraón, pero a su debido tiempo, alcanzaron un punto en que no toleraron más tiempo que se les ignoraran y estallaron rebeliones en las que los Ptolomeos tuvieron que dar a los naturales del país ciertos cargos de responsabilidad que les igualara con los griegos.
Esto ocurrió junto con la progresiva asimilación de los matrimonios entre griegos y egipcios que al principio no se practicó, y que ayudó a que se calmaran los ánimos entre griegos y egipcios, aunque esto no sirvió de mucho, ya que algunos Ptolomeos se portaron de manera despótica, echando por tierra los beneficios de estos matrimonios mixtos como manera de apaciguar las aguas, también en esta época, el poder Ptolemaico estaba debilitado y casi en manos de los romanos, los cuales ejercían un disimulado protectorado sobre el país que afectaba a la vida de los egipcios de manera negativa.
Cambiando de asunto, aparte de la expansión territorial que Ptolomeo inició, realizó una reestructuración de la administración, quedando de la siguiente manera:
-Ptolomeo como faraón del país, detentaba todo el poder militar y religioso legislando a voluntad.
-los “aulé”, estos eran una corte de compañeros y amigos del faraón, esto ya funcionaba en el país de Macedonia (no olvidemos que era de Macedonia) en el militaban los más íntimos y leales amigos del faraón, aconsejando y asesorándole en todo momento.
Luego había una serie de ministros que se encargaban de las más diversas tareas como por ejemplo:
- El encargado de negocios, una especie de presidente del gobierno.
- El “epistológrafo” o gran canciller, encargado de dirigir la correspondencia regia.
- El “dieceta”, administrador general de los bienes y de la economía del rey.
- El “archidicasta” o ministro de justicia.
Infantes del ejército ptolemaico en un desfile en Alejandría
Estos altos cargos, con sus respectivas oficinas de funcionarios griegos y egipcios, dirigían la vida cotidiana de Egipto.
Luego estaban los funcionarios a nivel provincial, 40 “nomos” o provincias constituía la división de Egipto, sin contar sus tres “pólies” griegas ( Alexandría, Naukratis y Ptolemais) con sus órganos políticos de ciudadanos. Enumeremos los cargos provinciales:
- El “comarca” o gobernador provincial, asistido por un “estratego” o gobernador militar.
- El “ecónomo” o representante del rey
- El “hipodieceta” o delegado del “dieceta”.
Estos funcionarios eran nombrados directamente por el estado, y gobernaban a nivel provincial, pero también tenían unos subordinados, como el “silicogramateo” o secretario. Pasamos a numerar los cargos de los “Nomos”:
En los 40 “nomos” estructurados en Egipto, un “Nomo” divide en dos “toparquías” con su “toparca” y su “topogramateo”, y estas a su vez en un número indeterminado de aldeas o “kómai”, dirigidas por su alcalde o “comarca” y el secretario del alcalde o “comogramateo”. La administración regia (real) del país aunque parece bien estructurada, se complica más de la cuenta por la totalitaria intervención del aparato estatal en todos los campos de la economía egipcia. Siempre partiendo del principio de que toda la tierra pertenece al faraón el cual cobra tributos a todos por poseedores de parcelas del país, la tierra pertenece básicamente a tres grupos: el rey, los templos y los particulares, la parte real por lo menos en el siglo III a. de C., es la más importante en cuanto a volumen.
La agricultura, es la espina dorsal del país y sustento en el que los tributos recaudan la mayor parte del dinero, por lo tanto la dinastía ptolomeica, prestó una gran atención a la agricultura, no solo sosteniéndola, sino mejorándola, ya que las técnicas agrícolas de los ptolomeos, eran más avanzadas que las de los naturales de Egipto.
El estado organizó el cultivo de las tierras del rey o zonas regias (basiliké) de la siguiente manera:
A los mercenarios del ejército ptolemaico, cuando cesaban en su vida militar, (pero también como método de reclutamiento) el estado en premio le cedían unas parcelas de tierra pata que las cultivaran y tuvieran un medio de vida, convirtiéndose en “colonos militares”, esta era una astuta manera del faraón de tener contentos a los soldados del ejército, saber que cuando cesaran en sus actividades, no iban a recibir una patada en el trasero, ya que no iban a ser de utilidad alguna.
Esto también representaba poder dar utilidad a tierras que no producían, cuyos inquilinos las explotarían y pagarían impuestos a la corona. También, ¡claro está!, estos colonos militares podían en caso de peligro nacional, ser llamados al servicio activo, con lo que conformaban una reserva del ejército sumamente útil, los colonos militares fue una actividad que el faraón protegió especialmente dada su utilidad.
Sala perteneciente a la famosa biblioteca de Alejandría
Las donaciones a los colonos militares fueron temporales o permanentes según los casos, pero con el tiempo, llegaron incluso a hacerse hereditarios, o lo que es lo mismo, poder pasar de padres a hijos. Pero no solo los colonos militares disfrutaron de las parcelas regias que les ofrecía el estado, estas de un tamaño, digamos modesto, para poder vivir dignamente sin estrecheces. Las parcelas de mayor tamaño, estaban reservadas a funcionarios de alto rango que por sus servicios prestados recibían grandes extensiones de terreno (doreái), altos cargos tanto civiles como militares disfrutaban de este tipo de premios.
También funcionada en el terreno agrario los arriendos de parcelas tanto a particulares como a asociaciones de campesinos, parcelas de las que eran dueños tanto particulares como el faraón, esto con ánimo de sacar provecho económico a sus tierras. Las tierras solían arrendarse por un año o por concurso público y en ocasiones el rey encargaba a ciertos funcionarios supervisar la dirección de ciertos cultivos y la contratación de sus jornaleros. Como se puede ver, el campo agrícola, fue uno de los mayores sectores de los que se benefició el estado, y que cuidó con mucho mimo, ya que era una de las principales fuentes de ingreso del estado, buscando todo elemento favorable donde poder sacar un rendimiento posible, es muy posible que no hubiera en el mundo una manera de sacar provecho a la tierra que los Ptolomeos no lo hayan intentado antes.
El trigo egipcio fue uno de los principales cultivos de los que el estado sacó mayores tributos y beneficios, esto funcionó a lo largo de siglos, en la época de los faraones, con el imperio romano y el bizantino. El pago de impuestos a pesar de que Ptolomeo I fue el primero en introducir la moneda en Egipto, se hacía primordialmente con trigo, el cual era almacenado en una serie de silos vigilados por un guardián o “Sitólogo”. Uno de los problemas que al principio estuvo bien atado fue las presiones de los sacerdotes y sus templos, aunque Egipto siempre fue un país muy religioso, el sacerdocio tuvo una gran influencia en el país en época de los faraones antiguos, de hecho, con el tiempo crecieron en poder, haciendo sombra al faraón y convirtiéndose en un cáncer para el país, ya que su improductividad hizo que los impuestos que afluían al faraón decrecieran notablemente. (Los territorios dominados por los sacerdotes no tenían que tributar al faraón)
Consiguieron tierras y poder, y con el tiempo, llegaron a ser la sombra del faraón o incluso disputarle el trono cuando los faraones eran débiles para reinar, ¡en fin que con el tiempo fueron una auténtica rémora para el país!, los habitantes de Egipto no notaban nada de eso, incluso faraones relativamente fuertes cuando los sacerdotes tuvieron firmemente las riendas del país no pudieron hacer nada, ya que los sacerdotes podían echar el pueblo sobre ellos, ¡en definitiva!, los faraones no podían hacer nada sin el consentimiento de los sacerdotes egipcios, concretamente de los sacerdotes del Dios Amón.
Jinete e infantes en elefante del ejército ptolemaico, en un desfile en Alejandría
Si el rey quería tener unos saneados y equilibrados cobro de impuestos y que estos fueran moderados para evitar el levantamiento del pueblo tubo que manejar con mano izquierda al sacerdocio egipcio, siempre presto a pedir constantemente exenciones de impuestos y tierras para ellos libres de tributo, al principio esto se resolvió con acierto, pero con el tiempo, los sacerdotes, sino como antiguamente, cobraron nuevamente mucho del poder al tener el rey que hacerles ciertas concesiones que en su tiempo relataré.
El rey es que controla todo el comercio exterior (trigo, papiro, vidrio, marfil, metales, tejidos, aceite de oliva, vino y madera) y el interior lo grava con impuestos. Además algunas producciones internas las monopoliza el rey, caso de las minas, el lino o el aceite de producción egipcia, con unos beneficios económicos de los que solo se benefician las arcas reales. Incluso el poder financiero del país estaba en manos del rey, pues los únicos bancos que podían operar eran estatales, los cuales eran arrendados a particulares, los cuales se encargaban del cobro de impuestos y de los préstamos. Solo se permitía la moneda egipcia, acuñada por el estado y los intereses de los préstamos eran abusivos, un 24%, cuando en la zona del Egeo, era del 10%. El rey, ¡por supuesto!, podía acuñar moneda a su gusto.
La economía egipcia estaba dando un giro a la autarquía (depender de sus propios recursos sin ayuda de nadie), lo cual podía ser peligroso para un país como este, pero que por el contrario también tenía sus ventajas, ya que evitó conflictos y roces con potencia alguna, apoyado, ¡claro esta!, por una mano de obra abundante y barata que no daba pie a que hubiera una esclavitud extensa, salvo en las minas y la servidumbre. No obstante en el capítulo de derechos y libertades, la libertad era más extensa en Grecia que en Egipto, la presión real y de los templos sobre sus trabajadores era muy despótica, con lo que ello comportaba para sus trabajadores, y dado que esto suponía excelentes beneficios para el rey y el clero, intentaron no cambiar nada y que las cosas se mantuvieran como estaban.
Jurídicamente los derechos de hombre y mujer en el Egipto Ptolemaico eran muy justos y adelantados a su tiempo, quizá siguiendo la estela del antiguo Egipto, donde la mujer también gozó de unos derechos sin precedentes en el mundo antiguo. Lo que pasa es que hubo una separación entre legislar justicia para los griegos y otra para los egipcios, rompiendo así esa igualdad prometedora que se quería impartir. También los matrimonios mixtos que, ¡quizá!, podían haber ayudado a la integración mutua de ambos pueblos, fue restringida drásticamente, deteriorando una unión justa, que con el tiempo se consiguió, pero esto dio pie a que naciera en el seno de los egipcios un nacionalismo que con el tiempo explotaría, dando pie a un aluvión de problemas en el país.
Una de las creaciones que dio fama a Ptolomeo en Alejandría fue su famosa biblioteca, un auténtico templo del saber, en el que se quiso que contribuyera al mantenimiento de la cultura griega en medio de una de las civilizaciones más famosas del mundo, ¡la egipcia!. Esta biblioteca llegó a albergar hasta 700.000 volúmenes de libros, donde la cultura griega fue su máximo referente, pero no el único, ya que libros de otras civilizaciones también estaban presentes como la persa, hindú, africanas, palestinas etc…..
Cleopatra y Julio César
Aquí se tocaron todos los temas como física, ingeniería, biología, medicina, astronomía, geografía, matemáticas, ingeniería, literatura, y filosofía. Igualmente muchos de los que visitaron sus instalaciones dejaron su impronta en la biblioteca, hombres y mujeres entre los que se encontraban personajes tan conocidos como Arquímedes, el más notable científico y matemático de la antigüedad; Euclides que desarrolló allí su Geometría; Hiparco de Nicea, que explicó a todos la Trigonometría, y defendió la visión geocéntrica del Universo.
Aristarco, que defendió todo lo contrario, es decir, el sistema heliocéntrico siglos antes de Copérnico; Eratóstenes, que escribió una Geografía y compuso un mapa bastante exacto del mundo conocido; Herófilo de Calcedonia, un fisiólogo que llegó a la conclusión de que la inteligencia no está en el corazón sino en el cerebro; los astrónomos Timócaris y Aristilo; Apolonio de Pérgamo, gran matemático, que escribió en Alejandría Sobre las secciones cónicas ;Apolonio de Rodas, autor de El viaje de los argonautas.
Herón de Alejandría, un inventor de cajas de engranajes y también de unos aparatos movidos por vapor: es el autor de la obra Autómata, la primera obra conocida sobre robots; el astrónomo y geógrafo Claudio Ptolomeo; Galeno, quien escribió bastantes obras sobre el arte de la curación y sobre anatomía. La última persona insigne del Museo fue una mujer, Hipatia de Alejandría, gran matemática y astrónoma, que tuvo una muerte atroz a manos de fanáticos cristianos. Esta biblioteca fue potenciada mucho por el sucesor de Ptolomeo I, su hijo Ptolomeo II “filadelfo” (el que ama a su hermana) este rey que gobernó del 285 a. de C. al 246 a. de C., fue un gran entusiasta de la cultura griega, potenció y consolidó la fama de esta biblioteca, la cual ya no desaparecería hasta su desaparición.
Este rey al contrario que su padre, no era un portento en la táctica militar, de hecho en las guerras que participo recibió varios varapalos, pero era un consumado diplomático, y algunas de sus derrotas las convirtió en casi, victorias. Siguiendo con la tradición familiar, aumentó los territorios Ptolemaicos con la incorporación de una parte de Siria y toda Palestina. En el campo de la economía efectuó mejoras en la agricultura, ya que esta era una fuente de ingresos muy importante a las arcas reales, y su cuidado requería todas sus atenciones. Puso en funcionamiento el canal que unía el río Nilo con el mar Rojo, disponiendo guarniciones en la costa egipcia y la arábiga para proteger el comercio por sus aguas. En definitiva se puede decir que su reinado tubo digna sucesión a Ptolomeo I, reinando acertadamente el país en todos sus aspectos.
Se empezó una tradición por la cual todo Ptolomeo tenía que dejar un hecho suyo por el que se le conociera en la posteridad, Ptolomeo I tubo la biblioteca de Alejandría como uno de sus logros, ¿Cuál fue el de Ptolomeo II?, ¡quizá!, pudiera ser “el faro de Alejandría”. El gigantesco faro medía más de 130m. Siendo divisado por los barcos a gran distancia, su coste fue enorme, 800 talentos, pero era imponente, llegando en la época a ser considerado como una de las “siete maravillas del mundo”.
En fondo naranja, se puede observar el momento de máxima expansión del imperio Ptolemaico
Ptolomeo III Evergetes (Benefactor) cuyo reinado data del 282-221 a. de C., también disfrutó de un reinado próspero en todos los sentidos, tanto en cultural potenciando la biblioteca de Alejandría como en el económico. Ofreció a su hermana Laodice como esposa del rey seléucida Antíoco II con una rica dote, pero su esposa anterior, viendo rebajado su rango al de esposa secundaria, mató a Laodice, su hijo y a todos los miembros del séquito real de la reina.
Ptolomeo III estalló en cólera, preparó sus tropas y llevó sus ejércitos al norte de Egipto, conquistando Siria y llegando hasta Babilonia ocupándola temporalmente, pero sabía que esta ocupación no podía ser indefinida, además estallo una revuelta en Egipto, posiblemente la primera revuelta fechada en la historia del Egipto Ptolemaico y tuvo que volver a Egipto, dejando inconclusa la campaña militar. No obstante quiso hacer pagar caro a los seléucidas la muerte de su hermana, y procedió a un saqueo sistemático allí por donde pasó sus tropas, llegando a acumular un gigantesco tesoro de 40.000 talentos, amén de 2.500 imágenes de dioses en gran parte egipcias, que habían sido saqueadas por los persas hará cerca de 300 años, y que volvieron a su sitio, por lo que los egipcios se alegraron mucho y le otorgaron el sobre nombre por el que fue conocido.
El reinado del siguiente Ptolomeo, concretamente Ptolomeo IV (221-204 a. de C.) llamado filopátor (el que quiere a su padre) marcó un punto de inflexión en la monarquía de los reyes Ptolomeos. Si hasta entonces todos habían gobernado con sabiduría y prudencia engrandeciendo sus dominios y haciendo prósperas sus tierras, con Ptolomeo IV se llegó al cenit, iniciando una caída en descenso en picado, lo más curioso es que este rey pudo dar más prosperidad a Egipto después de vencer en batalla a las tropas seléucidas en la batalla de Rafia en el 217 a. de C., una batalla que se inició al poco de gobernar.
La guerra la inició el rey seléucida Antíoco III, deseoso de echar mano a las riquezas egipcias, se dirigió a Palestina, para desde allí iniciar la invasión del Egipto propiamente dicho (Palestina era una posesión egipcia). La invasión no podía haber llegado en peor momento, si bien Egipto era rico y próspero, su ejército había sido descuidado de modo alarmante, el tesoro real había financiado guerras entre monarcas del mar Egeo por parte de Ptolomeo III, pero la triste realidad es que no había dedicado inversiones entre su propio ejército, así que tuvieron que montar un ejército de manera casi improvisada, ¡y a toda prisa!.
Los dos contendientes se dieron cita a unos 25 Km. de lo que hoy en Gaza (Palestina), la composición de ambos ejércitos era la siguiente:
Ejército ptolemaico:
- Caballería mercenaria griega-tesalia compuesta por 2.000 jinetes.
- Peltastas mercenarios formados por tracios y gálatas en número de 6.000.
- Falange mercenaria griega con 8.000 hombres.
- Falange egipcia, eran unos 20.000 hombres.
- Falange macedonia (infantería pesada, klerouchoi o colonos militares greco-macedonios establecidos en el país) formada por 25.000 hombres.
- Falange Libia (mercenarios) eran 3.000 hombres.
- Falange “Agema” de la guardia (la Élite de los klerouchoi) 3.000 hombres.
- Caballería pesada de la guardia real, 700 hombres.
- Caballería pesada libio- egipcia, 2.300 jinetes.
- Caballería pesada compuesta por tesalios, mysios, tracios y persas.
- 73 elefantes libios de 2 m. de altura, iban equipados por un conductor, un arquero y un jabalinero, todos a lomos del elefante.
- Arqueros de Creta y neocretenses, 2.000 y 1.000 respectivamente.
En total 70.000 infantes, 5.000 jinetes y 73 elefantes.
Campo de batalla de Rafia, las fuerzas seleúcidas son las azules, y las ptolemaicas, las rojas
Ejército seleúcida:
- Caballería regular 2.000 jinetes de las regiones de Media y Siria junto con caballería mercenaria dahae, galata y griega.
- Caballería miliciana 2.000 jinetes.
- Infantería de Tracia 1.000 infantes, estas fuerzas estaban asentadas en Persia.
- Peltastas Thureophorio, 5.000 infantes originarios de Asia Menor, eran medos, carnanios, caduciois y cissios.
- Infantería ligera árabe, 10.000 infantes de los cuales las ¾ eran arqueros y el resto jabalineros.
- Falange macedonia mercenaria griega, 20.000 infantes.
- Falange agyraspide-hypaspista, 10.000 infantes.
- Infantería mercenaria ligera Dahae-Carmania y jabalineros cilicios, 5.000 infantes-arqueros.
- Infantería mercenaria griega, 3.000 infantes.
- Falange mercenaria griega, 2.000 infantes.
- Caballería- compañeros (ala real de los compañeros) 1.000 jinetes originarios de Siria, Lidia y Frigia.
- Caballería formada por “la Agema de la Guardia” o la guardia personal de Antíoco III. 1.000 jinetes.
- Elefantes indios, 103 animales, portando pequeñas torres en sus lomos con 2-3 infantes provistos de arcos y lanzas arrojadizas.
- Arqueros de Creta y Neo Creta, 2.500 arqueros.
- Lidios y carducos, 500 infantes y 1.000 infantes originarios respectivamente de su origen expuesto al principio.
- Arqueros persas y honderos agrianos, en total eran 1.000 hombres.
En total 62.000 infantes, 6.000 jinetes y 103 elefantes.
La batalla en si misma disputaba la región de “Celesiria” región al sur de Siria y que abarcaba Judea, Líbano y parte de Israel, y desde luego, el vencedor se quedaría con la región en disputa. Las tropas acamparon unas frente a otras en un “compás de espera” que se alargó 5 días, (parece que se tomaron las cosas con calma) cuando los dos reyes creyeron que era el momento pasaron al ataque, era el 22 de junio.
El ejército de Ptolomeo se vertebraba con la caballería (al mando del general Polícrates) en el ala izquierda, entre la caballería y la falange estaban los arqueros cretenses cerca de la caballería. Les seguían la escolta real, los peltastas al mando del general Sócrates y fuerzas africanas armadas al modo macedonio.
En el flanco derecho estaban el general de caballería tesalio Equécrates con sus jinetes y a su izquierda fuerzas galas y tracias. Luego mercenarios griegos al mando del general Fóxidas y la falange compuesta por nativos egipcios. En cuanto a los elefantes, 40 fueron situados en el flanco izquierdo y 33 en el derecho. Las fuerzas de Antíoco se distribuyeron de la siguiente manera, 60 elefantes fueron situados en el flanco derecho al mando del general Filipo, detrás de ellos se situaron 2.000 jinetes al mando del general Antípatro y otros 2.000 en ángulo recto a ellos.
Al lado de los jinetes fueron distribuidos los arqueros cretenses, luego iban los mercenarios griegos (no olvidemos que ambos ejércitos luchaban al modo macedonio, con las falanges como eje vertebral de sus fuerzas formadas en el centro del dispositivo) apoyados por la infantería mercenaria ligera del general macedonio llamado Bitaco con 5.000 hombres.
Primera fase de la batalla de Rafia
En el ala izquierda formaban 2.000 jinetes al mando del general Temiso, junto a él, los cardaces y lanceros lidios. Después la infantería ligera, 3.000 hombres al mando del general Menedemo; luego iban los cisios, medos, carmanios y árabes y demás pueblos, estos ya en contacto con la falange. Delante del ala izquierda formaron 53 elefantes al mando del general Músico.
Previamente a la batalla, ambos reyes recorrieron las formaciones de batalla de ambos ejércitos, con vistas a exhortar a sus hombres y darles ánimos para la batalla que se avecinaba, tras estos prolegómenos dio comienzo la batalla. Los elefantes de ambos bandos fueron los que empezaron la refriega, este choque se produjo en el flanco derecho seleucida y por ende, en el izquierdo ptolemaico. Los elefantes indios de Antíoco, más grandes y corpulentos que los africanos de Ptolomeo, llevaron la mejor parte en la lucha y pusieron en fuga a los africanos.
Estos elefantes se revolvieron para huir y desbarataron a la guardia real de Ptolomeo, momento que fue aprovechado por Antíoco para desbordar con sus jinetes la línea de los elefantes y atacar a la caballería de Polícrates. Los mercenarios griegos de Antíoco cercanos a la falange atacaron a los peltastas de Ptolomeo haciéndoles retroceder; también entre los peltastas de Ptolomeo los elefantes africanos habían causado estragos.
En líneas generales se podía decir que el ala derecha de Antíoco había destrozado el flanco izquierdo de Ptomoleo, ¡pero no acontecimientos!, ya que en los flancos opuestos, o sea, el derecho ptolemaico y el izquierdo seleúcida se invirtieron los papeles.
Efectivamente, el general que mandaba el ala derecha ptolemaica, general Equecrates, ordenó a la infantería mercenaria griega al mando del general Foxidas atacar de frente al enemigo, el cual se componía de árabes y medos mientras Equecrates con la caballería rodeaba el flanco izquierdo enemigo y lo golpeaba por el flanco y la retaguardia; ambos generales cumplieron con éxito su misión, desbaratándolo por completo el ala izquierda seleúcida.
Mientras tanto, en el centro de ambos ejércitos las falanges permanecían intactas y a la expectativa en espera de órdenes. Ptolomeo después de retirarse de su derrotado flanco izquierdo se dirigió al centro de su falange, lo cual infundió confianza a sus hombres, los cuales dirigidos por los generales Andrómaco y Sosibios avanzaron al centro de la formación enemiga. La falange seleúcida viendo que el rey enemigo se ponía al frente de la falange ptolemaica sintió temor, a la par que no sabía dónde estaba su rey, el cual, poco al tanto del transcurso de la batalla en su conjunto, estaba persiguiendo a los fugitivos del ala izquierda ptolemaica. La falange seleúcida aguantó un tiempo la embestida enemiga, pero al cabo de un tiempo se produjo una grieta en las fuerzas del general seleúcida Ninarco, donde las fuerzas ptolemaicas penetraron, rompiendo la cohesión de la falange seleúcida.
Antíoco fue advertido de lo que ocurría, y con su “Agema” o escuadro real se dirigió a toda velocidad para intervenir en la lucha. Pero era demasiado tarde, cuando llegó ya la cosa no tenía solución y el centro del ejército seleúcida estaba totalmente roto y en franca huida. En su conjunto había sido una victoria del ejército de Ptolomeo, a pesar de que él había derrotado al ala izquierda de los ptolomeos, su flanco izquierdo y el dispositivo central seleúcidas, habían sido vapuleados sin remedio, dando la victoria a Ptolomeo. Tras la batalla Antíoco pasó la noche en su campamento y al día siguiente tras enterrar a sus muertos, despojar a sus enemigos caídos y reagrupar a sus fugitivas tropas, marchó a la localidad de Raphía. El balance de bajas era favorable a Ptolomeo, el cual solo había sufrido 1.500 infantes y 700 jinetes muertos más 16 elefantes. Por el contrario Antíoco tenía unos 10.000 infantes y 300 jinetes muertos más 5 elefantes y perdió 4.000 hombres prisioneros.
Ptolomeo IV pasó 3 meses en Palestina y Siria para restablecer la calma y luego se volvió a Egipto, ya que no era amigo de la dureza de la campaña bélica y si de los lujos y fiestas que le esperaban en Alejandría, ¡había desperdiciado una oportunidad única de sacar provecho a la batalla!.
Segundada y última fase de la batalla de Rafia
La vida regalada de la que disfrutaba Ptolomeo IV tubo escasa duración, ya que los nativos egipcios que volvieron de la batalla tomaron conciencia de que la victoria en Rafia había sido en parte gracias a ellos. Descubrieron que los ejércitos griegos no eran invencibles, como comprobaron en la derrota del ala izquierda egipcia en la batalla y que los nativos egipcios podían ser tan buenos soldados como ellos, los cuales hasta ahora no habían sido admitidos en sus ejércitos.
Los egipcios empezaron a presionar a la administración para que se llevara a cabo una serie de reformas importantes que admitieran a los de su raza en puestos de responsabilidad en la estructura ptolemaica del gobierno y que no estuvieran tan marginados como ahora. Como se les ignoró empezaron a tomar conciencia de que había que buscar un líder que les guiara en una lucha para que sus apremiantes cuestiones fueran atendidas. Encontraron ese hombre en la figura de Horunnefer, un dignatario de la ciudad sureña de Tebas. Este comprendió astutamente de que la rebelión debía hacerse en un sitio en que los griegos de Egipto no se le opusieran con mucha fuerza, en el norte de Egipto y la zona del Delta del Nilo la rebelión no triunfó demasiado dada la concentración de griegos en esa zona, pero en el sur de Egipto la cosa era diferente, había relativamente pocos griegos y muchos nativos egipcios, aquí, ¡si que podía triunfar la rebelión!.
¡Dicho y hecho!, en el año 207 todo el sur egipcio estaba en franca rebelión, la cual triunfó dada la escasa reacción del juerguista Ptolomeo IV en aplacarla y posiblemente contando con el apoyo del reino Meroe situado al sur de Egipto, el cual juzgó que a pesar de la paz sellada con Ptolomeo III, un Egipto debilitado sería favorable a sus intereses. Las obras civiles en Egipto quedaron casi paralizadas a consecuencia de los disturbios que Ptolomeo no conseguía aplacar, la zona de influencia ptolemaica en Egipto había quedado reducida al Delta del Nilo en el norte de Egipto. Horunnefer gobernó del 205 a. de C. hasta el 199 a. de C. siendo sustituido por Anjunnefer del 205 a. de C. hasta el 186 a. de C., ¡pero avancemos paso a paso!.
En el 204 a. de C. muere Ptolomeo IV, aunque por motivos oscuros sus ministros ocultaron su muerte bastante tiempo siendo sustituido por Ptolomeo V “Epífanes”, el cual no tomó oficialmente posesión de la corona hasta el 196 a. de C., (196 a. de C. al 181 a. de C.) es un joven de 14 años inexperto cuando lo que se necesitaba es un hombre enérgico que tomara las riendas de la situación y acabara con la rebelión de raiz. Previamente en el 200 a. de C, los egipcios habían sido derrotados en Siria por Antíoco III, el cual se alió con Filipo V de Macedonia en vistas a repartirse Egipto con él, ¡aunque al final la cosa no llegó a tanto!. No obstante las posesiones ptolemaicas se habían reducido mucho, ya solo contaba con el territorio Egipcio propiamente dicho y Cirene, Thera y el puerto cretense de Itanos más la isla de Chipre.
Ptolomeo V y sus consejeros dentro de lo posible operaron inteligentemente, necesitaban el apoyo del clero egipcio para que la situación se calmara. Esto era algo que los primeros ptolomeos habían evitado cuidadosamente dentro de lo posible, el dar mucho a los sacerdotes egipcios, ¡porque no había en el mundo plaga más voraz que ellos!, ¡siempre querían mas, más y más!, ya que fueron la causa del declive del poder de los antiguos faraones al socavar y minar con el tiempo su autoridad y más tarde usurparla.
Ptolomeo V combinó la diplomacia y fuerza para reconducir la situación, primero mediante regalos y exenciones fiscales al clero egipcio, el cual dio su apoyo a Ptolomeo y mediante la fuerza militar enviando sus tropas al sur de Egipto para acabar con la rebelión. Los rebeldes acaudillados por Anjunnefer contaron con el apoyo del ejército de Meroe, la lucha fue larga, ya que duró más de 10 años, pero al final, los rebeldes fueron derrotados, incluso una rebelión en Licópolis, en el delta del Nilo también fue sofocada en el 185 a. de C..
Infantes del ejército ptolemaico
Pero esto también perjudicó a Ptolomeo V, ya que tuvo que dedicar todas sus energías a la rebelión de Egipto, desatendiendo los demás deberes de los que era responsable como soberano del país. No obstante parece que en el año 183 a. de C., el país había quedado pacificado con el perdón real otorgado a los últimos rebeldes que estaban en armas, esta tranquilidad era, ¡al menos en apariencia!.
Cuando murió Ptolomeo V, dejó un reino integro (salvo las pérdidas territoriales en Siria) a su hijo, Ptolomeo VI Filomentor (el que ama a su madre), el cual gobernó del (181 a. de C.-145 a. de C.), no fue un gobierno fácil el de este gobernante, primero, era un niño cuando murió su padre, así que el poder fue ejercido en forma de regencia por su madre Cleopatra I. No obstante hasta la muerte de ella en el 175 a. de C., fue un gobierno tranquilo en el que se intentó reconstruir el país. Pero tras la muerte de Cleopata I empezaron los problemas para el país, Ptolomeo VI, tenía unos belicosos consejeros que menos preciaron al imperio Seleúcida en la persona del enérgico Antíoco IV, a la par que creían que las tropas egipcias eran sublimes. En consecuencia, los ejércitos egipcios invadieron el territorio seleúcida en el año 170 a. de C., ¡fue un gran error!, no solo las tropas egipcias fueron rechazadas de suelo seleúcida, sino que las tropas seleúcidas contraatacando, invadieron el mismo suelo de Egipto, derrotándoles en batalla y entrando en la ciudad de Menfis capturando al faraón.
Como dato curioso, Antíoco IV era tío de Ptolomeo VI, ya que la madre de este último era hermana de Antíoco IV. Antíoco no fue muy severo con su sobrino y dejó que siguiera como faraón, pero el pueblo se sublevó derrocando al faraón al comprender que este se había convertido en un mero vasallo suyo, con la intención de manejar el poder de Egipto en la sombra. El pueblo entronó al hermano del faraón, Ptolomeo VII. Antíoco IV no se inmutó en la esperanza de que los dos hermanos en la lucha por el poder se enzarzaran en una sangrienta guerra civil que debilitara a Egipto, pero las esperanzas de Antíoco se vieron truncadas por los dos hermanos Ptolomeos, que se avinieron a compartir fraternalmente el poder. Esto enfureció a Antíoco IV, ya que esperaba que Egipto cayera como una fruta madura, sin esperanzas, montó un poderoso ejército e invadió nuevamente Egipto, llegó a Alejandría procediendo a su asedio.
Pero Egipto estaba en buenas relaciones con Roma, y ya había alcanzado esta potencia tal fama de poderosa, que saliendo de Alejandría un embajador de Roma llamado Popilio Lenas, conminó con la palabra al poderoso ejército selyúcida comandado por Antíoco IV a que se fuera de Egipto, y este mascullando entre dientes por las terribles consecuencias que podía tener la negativa para su reino, procedió a levantar el asedio y volver a su país. ¡Nunca hubo victoria más aplastante!, quitarle a uno la victoria de la palma de la mano con solo una palabra, ¡ROMA!.
También se puede decir que de esta manera, que Roma fue a partir de esta ayuda inestimable para la dinastía Ptolemaica un aliado valioso, pero también como potencia imperialista, un metomentodo que partir de entonces no cesó en meter las narices en los asuntos egipcios, con el tiempo de manera cada vez más descarada, siendo para Egipto una rémora, y haciendo que el país se convirtiera en una especie de protectorado no oficial de Egipto.
Situación geográfica de donde se dio la batalla de Rafia
Egipto era rico en trigo, un cereal que el imperio romano consumía en grandes cantidades, esto hizo que la presa egipcia ya no fuera soltada nunca más, hasta convertirse con el fin de la dinastía Ptolemaica en una provincia romana, ¡pero no adelantemos acontecimientos!, el caso es que hasta la muerte de Ptolomeo VI, sus relaciones con su hermano Ptolomeo VII fueron tirantes, una vez que ya había pasado el peligro seleúcida.
Roma demostrando la influencia que ejercía en Egipto hizo de juez entre los dos hermanos, repartiendo las posesiones ptolemáicas entre los dos, Egipto y la isla de Chipre para Ptolomeo VI y Cirene para Ptolomeo VII, a lo cual accedieron los dos con cierta renuencia.
Con la muerte de Antíoco IV en el año 163 a. de C., sus sustitutos carecían del empuje de Antíoco IV, y aprovechando la aquiescencia de Roma intentó inmiscuirse en sus asuntos cuando fue posible. En el 145 a. de C., un ejército Egipcio había entrado en Siria, posesión seleúcida, y Atíoco VI murió en una batalla contra el monarca seleúcida “Alejandro Balas”. Fue una lástima, ya que durante estos 18 años de paz, Egipto se recuperó en parte de la crisis que le agobiaba, hubo una relativa prosperidad que benefició al conjunto del país, pero con la muerte del soberano nuevamente empezaron los problemas para el país.
En cuestión de poco tiempo se produjo una lucha intestina por la toma de poder, Cleopatra II la viuda de Ptolomeo VI, hace coronar a su hijo con el nombre de “Ptolomeo VII Neo Filopátor”, pero Ptolomeo “evérgetes”, hermano de Ptolomeo VI y el cual gobernaba en Cirene, aprovechó la ocasión para trasladarse a Egipto, asesinar a Ptolomeo Neo Filopátor y casarse para legitimar su autoridad con Cleopatra II. Se hizo llamar Ptolomeo VII Evérgetes (bienhechor) apodado también Fiscon (panzudo) proclamándose faraón en el 144 a. de C., pero en su reinado, de buenas acciones hubo una terrible ausencia, en cambio fue prolífico el abusos de poder. Judíos e intelectuales sufrieron en sus carnes malos tratos, torturas y exilios. Estallan revueltas en Egipto que derrocan al monarca, el cual huye del país, pero este no está solo, ya que su partido en el poder le apoya, y este, tras una breve ausencia, retorna al país con energías renovadas.
Fiscon derrota a los rebeldes, entre los que se encontraba Cleopatra II, la cual había coronado a su hijo (hijo también de Fiscon) y procede a una brutal represión en todo el país, de la cual no se libra ni el faraón niño, el cual por orden de Fiscon, es desmembrado y enviado sus restos a Cleopatra II en una clara señal de advertencia de que toda rebelión será ahogada en sangre.
Poco más se puede decir del reinado de este faraón, que a pesar de que años después de la rebelión intentó establecer una amnistía generosa para todos en claras muestra de que se iniciara un periodo de recuperación, fue demasiado tarde, ya que dos años después moriría en el 116 a. de C. Su mujer Cleopatra III heredó el poder con la consigna de que uno de sus hijos, cualquiera con los que tuvo con Fiscon, gobernaran, siendo elegido el que se llamaría Ptolomeo IX Látiro (garbanzo).
Infantes del ejército ptolemaico
Otra marea de intrigas por el poder sacude Egipto otra vez, Ptolomeo IX quiere sacudirse a su madre Cleopatra III para gobernar solo, su madre que no quiere dejar el poder da un golpe de estado nombrando en su lugar a otro hijo suyo, Ptolomeo X Alejandro, pero este probablemente asesina a su madre, en la creencia de que posiblemente no quisiera dejar el poder, gobernando en solitario desde el 101 a. de C. .
Su gobierno fue tan desafortunado como los que últimamente jalonaban la monarquía egipcia, su acto más sonado fue utilizar el sarcófago de Alejandro Magno para pagar a los mercenarios que le ayudaron a sofocar una sublevación en Alejandría en el año 89 a. de C., al año siguiente murió asesinado en alta mar y fue sustituido por el desposeído anteriormente Ptolomeo IX. La situación en el campesinado egipcio era tensa, las luchas por el poder solo se sostenían con la participación de los mercenarios contratados para las diversas campañas militares, y el dinero solo se obtenía con el pago de impuestos, y los campesinos egipcios estaban siendo casi estrujados por sacarles dinero, estos solo mascullaban entre dientes esperando que surgiera entre ellos algún líder que les casara de aquella presión agobiante.
Con la llegada al poder de Ptolomeo IX, se encontró de narices con una sublevación en la Tebaida, al sur de Egipto. Los indígenas del lugar proclamaron su independencia largamente reivindicada y contando con un apoyo general, solo una ciudad de la zona, Pathyris gobernada por un egipcio permaneció leal al faraón.
Ptolomeo IX reunió grandes fuerzas dirigiéndose al sur para restablecer el orden, el cruce del Nilo fue muy dificultoso, de tal suerte que la campaña se alargó más de lo necesario, siendo necesarios 3 años de dura campaña, ¡pero eso si!, fue jalonada por una serie de destrucciones para dar escarmiento a los rebeldes, entre ellas cabe lamentar el saqueo y destrucción de la milenaria Tebas. Esta ciudad, era una de las ciudades más importantes del imperio de los antiguos faraones, y aunque ya no tuviera el prestigio de entonces, era una cuna espiritual sin par. Solo los templos fueron respetados durante el saqueo y la ciudad no volvió a recuperarse jamás. Tras esta expedición el faraón pudo gobernar tranquilamente hasta su muerte en el 80 a. de C. .
Roma por aquel entonces ejercía tal poder sobre Egipto, que los faraones nuevos tenían que tener su bendición para gobernar. El nuevo faraón Ptolomeo XI había vivido en Roma, por lo que su aprobación no tuvo dificultad, pero se le impuso que se casara con la viuda de Ptolomeo X llamada Berenice III, el muchacho no debió de estar contento con el casamiento porque procedió a asesinarla. La viuda era popular y muy querida en Alejandría, el pueblo la apreciaba, y en respuesta por el atroz suceso, fue linchado por el pueblo.
Monedas de oro con la efigie de Ptolomeo I
Fue sustituido por Ptolomeo XII Auletes (flautista), quizá porque era más amigo de la música y fiestas que de gobernar el país, fue un mal gobernante y nada querido por el pueblo. El suyo fue un gobierno de chiste, siendo calificado con justicia de “rey-títere) porque abrumó al senado de Roma con peticiones de que fue defendido contra posibles enemigos que pudieran comprometer su corona.
También prometió (y no siempre hizo efectivo dada la debilidad económica del país) sumas elevadas a ciertos senadores romanos a cambio de su apoyo militar, ¡en fin!, el reinado de este “bufón” que se espació del 88 a. de C. al 51 a. de C. (con un intervalo de 3 años, 58-55 a. ce C. en el que temporalmente fue apartado del trono por una revuelta) no tiene ninguna aportación positiva que dar, ¡igual que los últimos faraones que le precedieron!, solo acumuló deudas, el bandolerismo campo por sus respetos por el país, muchas tierras se abandonaron y hubo varias sublevaciones.
Antes de morir Ptolomeo XII nombra corregentes a sus hijos Ceopatra VII (la famosa Cleopatra que muchos hemos visto en películas) y su hermano ptolomeo XII. Los dos hermanos lucharon por el poder, en el que momentáneamente venció Ptolomeo XII pero Cleopatra VII contando con el apoyo de Roma recupero el poder perdido.
Fueron estos los últimos gobernantes de la dinastía egipcia, la cual era casi un mero protectorado romano, Cleopatra jugó hábilmente sus cartas, primero con Julio Cesar y tras la muerte de este, con Marco Antonio, siempre intentado llevar su juego a su propio terreno, ¡y a fe que lo consiguió!. Fue una mujer muy inteligente (la única que habló la lengua egipcia) y sensual, que supo cautivar a los hombres y de haber gobernado sin Roma, puede que hubiera hecho un buen papel.
Además era una mujer sensible a las demandas del pueblo egipcio, nombrando a nativos en puestos importantes de poder, y siendo una reina que gobernó sin sublevaciones, algo que no ocurría desde los primeros Ptolomeos. Como hecho anecdótico, asistiremos al último despliegue de un ejército Ptolemaico durante el reinado de Cleopatra VII. Su hermano, Ptolomeo XIII, durante la convivencia entre Julio Cesar y Cleopatra en Alejandría, donde era casi un rehén, ordenó al general Aquilas marchar desde Pelusio al mando de un ejército de 20.000 infantes y 2.000 jinetes para rodear la ciudad y recuperar el poder aprovechando la impopularidad de ambos amantes, pero fracasó en el empeño y más tarde murió ahogado.
Cleopatra intentó después de la muerte de Julio Cesar y ya con Marco Antonio como aliado y amante, llevar a cabo en Egipto una serie de reformas importantes, ya que era plenamente consciente de que la vida en Egipto a todos los niveles, Ya sea político, económico y cultural había perdido casi plenamente su vigor de antaño, así que se propuso llevar a cabo las siguientes reformas:
- Suprimir el monopolio que el monarca tenía sobre la banca, aceite, sal y plata con vistas a la apertura de la economía exterior.
- Reanudar las subastas públicas de las “basiliké ge” (tierras reales que pertenecían al monarca) con ánimo de fomentar la competitividad.
- Incluso sopesó quitar la inmunidad fiscal a los templos.
Infantes del ejército ptolemaico
Los faraones Ptolemaicos afrontaban como los faraones del antiguo Egipto la garra destructora que estos sacerdotes ejercían sobre la economía del país al perder una buena fuente de ingresos por el tremendo poder económico que detentaban estos religiosos. También empezaban a tener los sacerdotes mucho poder político, ya que el padre de Cleopatra llegó a tener menos capacidad de actuación que algunos templos religiosos.
Como medida de fuerza por si había disturbios, Cleopatra no solo contaba con el ejército egipcio, (que de todas formas no era muy efectivo que digamos) sino con los que era muy importante, con las temidas legiones romanas de Marco Antonio. Por desgracia, estas beneficiosas medidas para Egipto, que cabía la manera de llamarse medidas revolucionarias, no llegaron a poder aplicarse.
En el año 30 a. de C., Cleopatra se quitaba la vida y su amante Marco Antonio también tras la derrota sufrida en la batalla naval de Actium. Tras el desastre intentó manejar al vencedor Octavio Augusto, para sondear sus posibilidades. Pero tras entrevistarse con el, vio que no era más que un hombre frío y calculador que la iba a utilizar para pasearla en triunfo en Roma igual que un mono de feria, y para evitar ese trance, tomó la drástica decisión, la cual daba fin a una dinastía que reinó durante casi 200 años en Egipto. La dinastía Ptolemaica a pesar de gobernar en Egipto, fue griega de corazón, al principio sus gobernantes solo pensaron en convertir Egipto en una segunda Grecia, importando colonos para que se establecieran en el país y potenciando la lengua y cultura griegas, no solo para que no se perdieran, sino para que se impusieran a la cultura egipcia, ya que esta predominaba mayoritariamente.
Moneda con la efigie de Ptolomeo II
Aunque parece que al principio se intentó una especie de igualdad, solo fue un proyecto, con el tiempo los indígenas del país fueron reducidos a una labor secundaria, como instrumento que sirviera para recaudar impuestos con los que dar gloria militar a la dinastía Ptolemaica a través de conquistas militares y engrandeciendo territorialmente el país.
Esto se consiguió con tropas mercenarias que eran reclutadas en Grecia y que eran pagadas con los impuestos recaudados del campesinado egipcio. En contraprestación a los jugosos impuestos que cobraban los reyes Ptolomeos, estos pusieron la avanzada ingeniería agrícola griega al servicio del país, haciendo mejoras donde se necesitaba, aumentando la rentabilidad de las cosechas e indirectamente de los impuestos recaudados.
Dicho sea de paso, esta fue la razón por la que la dinastía Ptolemaica se preocupó de potenciar la agricultura, ¡el dinero!, bien poco les preocupaba el bienestar de sus campesinos. Y cuando las cosechas eran pobres, la tenaza recaudatoria no aflojó su presa.
No obstante los primeros tiempos, la recaudaciones de impuestos eran relativamente suaves, así que no hubo problemas al respecto, siempre teniendo en cuenta de que en la época de los antiguos faraones tuvieron problemas aún peores en el tema de recaudación de impuestos, ya que la presión a la hora de recaudar impuestos era mucho mayor, así que la época Ptolemaica puede que no fuera tan mala, impositivamente hablando.
Luego está el tema culturalmente de los llamados “puristas”, gente que aborreció este periodo por la simbiosis que se produjo con la mezcla que hubo entre dos de las culturas más famosas del mundo, la griega y la egipcia, ambos bandos despreciaban la contaminación de la cultura oponente, cuando no creo que esto hubiera que llevarlo a semejantes extremos.
Los mismos habitantes afectados en el periodo Ptolemaico no tuvieron muchos problemas a la hora de mezclar ambas culturas, no veo por qué hay que aparcar un tema tan interesante como este periodo, máxime cuando la mezcla no fue tan intensa como algunos piensan que fue.
De todos modos, al menos durante los primeros tiempos de la dinastía Ptolemaica, fue la cultura griega la que ganó peso, ya que la conformaban la clase dirigente, en contrapartida de la clase egipcia, que si bien en un principio, de la igualdad , quedó relegada a un plano secundario, de servilismo a la clase dominante griega.
Pasarían muchos años antes de que la clase egipcia empezara a alcanzar puestos relevantes de poder en la dinastía regia, y tuvieron los nativos egipcios que recurrir a las rebeliones armadas para que la clase griega se diera cuenta de que los nativos no eran meros peones en el poder del imperio egipcio y que había que contar con ellos.
Yo pienso, aunque puede que me equivoque, que si bien la cultura griega gobernó al principio con fuerza, al final del reinado Ptolemaico, fue la cultura egipcia la que ganó peso y era la dominante respecta a la griega.
Moneda con la efigie de Ptolomeo III
Autor: eljoines
Bibliografía
-“El Egipto Ptolemaico” de Miguel Ángel Elvira.
-Wikipedia.
-Satrapa1.
- eljoines's blog
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