La cara oculta de la historia de los vascones
Es curioso y sorprendente, lo que sucede con los vascones y la idea que se nos ha transmitido intencionadamente por unos y por otros. Porque esa idea de los vascones irreductibles en las montañas pudiera ser mas fiel a lo sucedido durante el reino visigodo de Toledo o la Reconquista pero muy diferente a lo que las fuentes historiográficas nos facilitan de la época romana.
Y digo romana porque anteriormente no existe información confirmada de la existencia de tal pueblo en las regiones que normalmente se le atribuyen.
En principio aclarar que las provincias actuales del País Vasco, en tiempos anteriores a la conquista romana estaban ocupadas por tribus de ascendencia indoeuropea, Várdulos, Caristios y Autrigones. Por lo que conozco las originarias tribus vasconas ocupaban poco más que las estribaciones de los Pirineos en sus dos vertientes hispana y francesa y estaban emparentados, eso si, con los pueblos de Aquitania.
Si los vascones no recibieron excesiva influencia del latín fue más bién porque no merecieron especial interés para los romanos y así queda reflejado en las pocas e irrelevantes reseñas de sus crónicas. Esto quiere decir que no hubo problemas de pacificación ni combates relevantes entre vascones y romanos. Todo lo contrario. La poca información que se obtiene de las fuentes es que bien pudieran ser aliados de Roma en las guerras con celtiberos y astur-cantabros y que hubiesen descendido de los Pirineos acompañando a los romanos.
Se pude sugerir que fueron precisamente los servicios prestados a Roma lo que les facilitó a los vascones la ocupación del territorio de los Várdulos, Caristios y Autrigones.
Limitándonos a las fuentes romanas y a la toponímia, lo que confirman estas fuentes es que no existía antes de la ocupación romana un pueblo denominado vascón como tal y que en el territorio que posteriormente ocuparon convivían tanto la lengua de origen indoeuropeo celta, la ibera y la vascona arcaica.
Según el libro editado en 1998 por la Universidad de Navarra, “Pueblos perromanos del norte de Hispania”, y en el capítulo dedicado a los vascones escribe el profesor Juan José Salas Abengoechea:
La voluntad romana, y no la iniciativa indígena, fue decisiva en la nueva configuración territorial de finales de la República y comienzos del Imperio.
Hay, por tanto, motivos de peso para pensar que fue la acción política romana la que, englobando en una unidad a grupos humanos con rasgos culturales diversos, y separándolos de otros con los que tenían algunas semejanzas, creó de una manera un tanto artificial la etnia de los Vascones, que andando el tiempo irá tomando conciencia de su entidad histórica. Con un magma tan complejo y variado, que Roma tuvo que percibir forzosamente, sólo la acción decidida de los romanos podía dar nacimiento a la etnia de los Vascones, a la que dota de unos límites territoriales precisos, que se ampliaron sucesivamente. El alumbramiento de esta etnia se hizo bajo la fórmula de la unión y de la separación. Por razones políticas y por imperativo geográfico, Roma situó en los Pirineos el límite entre Vascones y Aquitanos, separando administrativamente dos pueblos que, entre sus rasgos comunes y otros de más difícil especificación, estaba el empleo de unos usos lingüísticos comunes y específicos. Y cuando Roma procedió en Hispania a la organización político-administrativa de los conventos jurídicos, incluyó a Autrigones, Caristios y Várdulos, con los que los algunos Vascones mantenían algunos rasgos en común (especialmente con los dos últimos) en el conventus cluniensis.
Una relación de amistad y colaboración que aún quedo más palpable tras las guerras sertorianas y que en el mismo libro se concluye:
Como hemos visto, algunos investigadores consignan la expansión vascona en un contexto de motivaciones tejido con hilos arguméntales de la "neutralidad" o "amistad" vascona, las recompensas y las represalias.
Lo que corrobora Boch-Gimpera:
"Siendo que los vascones a principio de la época imperial romana llegan a alcanzar su máxima expansión territorial apoyados en la amistad romana, resultaría que sobresalieron sobre las otras etnias afines, tomándoseles a ellos como característicos al oscurecerse las demás tribus".
O el mismo Dr. J. Caro Baroja apuntó la idea de que los territorios próximos a los vascones, pobladas por gentes belicosas durante la conquista y durante la guerra sertoriana fueron transferidos a unos vascones confiables y aliados para que ejercieran sobre ellos una especie de control favorable a Roma.
“Los habitantes del territorio vascón presentaban una gran variedad cultural y no disponían de núcleos de población importantes ni políticamente significados, ocupando unos la zona agreste y profunda del Pirineo, organizándose otros en castros situados en altura desde el que ejercían el control de sus valles y habitando el resto las tierras amplias y abiertas del Valle del Ebro, todas estas gentes tuvieron que encontrar serias dificultades para llegar a un concepto unitario desde el punto de vista étnico-cultural político y territorial.
En ausencia de datos más explícitos, la evidencia arqueológica produce la sensación de que las diferentes comunidades prerromanas asentadas en el solar navarro no estaban unidas y cohesionadas entre sí por lazos políticos y socio-gentilicios supracomunitarios que desbordasen los límites de la organización territorial de cada poblado o la que pudiera imponer la posible jerarquización de los asentamientos contiguos en aquellas comarcas que los tenía. Con ello no se quiere significar que los miembros de estas comunidades no estuviesen integrados socialmente con arreglo a una organización gentilicia, sino, simplemente, que para los momentos previos a la presencia romana, no se dispone de datos que hagan sospechar que todas las poblaciones, desde el Ebro a los Pirineos, contasen con una organización político-social de carácter superior que canalizase las acciones colectivas de los posteriormente denominados Vascones. La organización político y social necesaria para el funcionamiento de cualquier comunidad debió de acomodarse a las exigencias que imponía la variedad étnico-cultural y los accidentes geográficos, de tal manera que la delimitación territorial que controlaba cada comunidad o cada grupo más amplio debió ser también el marco de la actuación política y de la organización social de carácter gentilicio, que en el caso de los Vascones apenas deja testimonio en época romana.
El impulso decisivo en la configuración de la etnia vascona lo proporcionan los romanos, que uniendo comunidades culturalmente diversas, crearon una etnia, significada con el etnónimo de los Vascones, a los que progresivamente les fue adscribiendo otras comunidades y territorios”
Porque cada vez esta más extendido el convencimiento que los vascones fueron premiados por los romanos por su colaboración en el sometimiento del resto de pueblos del norte de Hispania y que participaron en las guerras Cántabras. Vascones conformaban la guardia personal de Octavio Augusto (Suetonio) que se vio obligado a dirigir personalmente la conquista de Cántabros y Astures.
Y aún así no fue hasta el 482 durante la ocupación de Hispania por los visigodos que los vascones se desplazarían definitivamente hacia las provincias vascongadas. Precisamente llamadas así por haber sido vasconizadas. Várdulos, caristios y autrigones, fueron eliminados, esclavizados o en el mejor de los casos vasconizados.
Y obviamente hasta la creación del reino de Pamplona en el 824, no se formó ni estado ni entidad política alguna que pudiera llamarse propiamente vascona y ni mucho menos una utópica Euskal Herria.
Autor: Utherkegal
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Es curioso y sorprendente, lo que sucede con los vascones y la idea que se nos ha transmitido intencionadamente por unos y por otros. Porque esa idea de los vascones irreductibles en las montañas pudiera ser mas fiel a lo sucedido durante el reino visigodo de Toledo o la Reconquista pero muy diferente a lo que las fuentes historiográficas nos facilitan de la época romana.
Y digo romana porque anteriormente no existe información confirmada de la existencia de tal pueblo en las regiones que normalmente se le atribuyen.
En principio aclarar que las provincias actuales del País Vasco, en tiempos anteriores a la conquista romana estaban ocupadas por tribus de ascendencia indoeuropea, Várdulos, Caristios y Autrigones. Por lo que conozco las originarias tribus vasconas ocupaban poco más que las estribaciones de los Pirineos en sus dos vertientes hispana y francesa y estaban emparentados, eso si, con los pueblos de Aquitania.
Si los vascones no recibieron excesiva influencia del latín fue más bién porque no merecieron especial interés para los romanos y así queda reflejado en las pocas e irrelevantes reseñas de sus crónicas. Esto quiere decir que no hubo problemas de pacificación ni combates relevantes entre vascones y romanos. Todo lo contrario. La poca información que se obtiene de las fuentes es que bien pudieran ser aliados de Roma en las guerras con celtiberos y astur-cantabros y que hubiesen descendido de los Pirineos acompañando a los romanos.
Se pude sugerir que fueron precisamente los servicios prestados a Roma lo que les facilitó a los vascones la ocupación del territorio de los Várdulos, Caristios y Autrigones.
Limitándonos a las fuentes romanas y a la toponímia, lo que confirman estas fuentes es que no existía antes de la ocupación romana un pueblo denominado vascón como tal y que en el territorio que posteriormente ocuparon convivían tanto la lengua de origen indoeuropeo celta, la ibera y la vascona arcaica.
Según el libro editado en 1998 por la Universidad de Navarra, “Pueblos perromanos del norte de Hispania”, y en el capítulo dedicado a los vascones escribe el profesor Juan José Salas Abengoechea:
Como hemos visto, algunos investigadores consignan la expansión vascona en un contexto de motivaciones tejido con hilos arguméntales de la "neutralidad" o "amistad" vascona, las recompensas y las represalias.
Lo que corrobora Boch-Gimpera:
"siendo que los vascones a principio de la época imperial romana llegan a alcanzar su máxima expansión territorial apoyados en la amistad romana, resultaría que sobresalieron sobre las otras etnias afines, tomándoseles a ellos como característicos al oscurecerse las demás tribus".
En ausencia de datos más explícitos, la evidencia arqueológica produce la sensación de que las diferentes comunidades prerromanas asentadas en el solar navarro no estaban unidas y cohesionadas entre sí por lazos políticos y socio-gentilicios supracomunitarios que desbordasen los límites de la organización territorial de cada poblado o la que pudiera imponer la posible jerarquización de los asentamientos contiguos en aquellas comarcas que los tenía. Con ello no se quiere significar que los miembros de estas comunidades no estuviesen integrados socialmente con arreglo a una organización gentilicia, sino, simplemente, que para los momentos previos a la presencia romana, no se dispone de datos que hagan sospechar que todas las poblaciones, desde el Ebro a los Pirineos, contasen con una organización político-social de carácter superior que canalizase las acciones colectivas de los posteriormente denominados Vascones. La organización político y social necesaria para el funcionamiento de cualquier comunidad debió de acomodarse a las exigencias que imponía la variedad étnico-cultural y los accidentes geográficos, de tal manera que la delimitación territorial que controlaba cada comunidad o cada grupo más amplio debió ser también el marco de la actuación política y de la organización social de carácter gentilicio, que en el caso de los Vascones apenas deja testimonio en época romana.
El impulso decisivo en la configuración de la etnia vascona lo proporcionan los romanos, que uniendo comunidades culturalmente diversas, crearon una etnia, significada con el etnónimo de los Vascones, a los que progresivamente les fue adscribiendo otras comunidades y territorios”
Porque cada vez esta más extendido el convencimiento que los vascones fueron premiados por los romanos por su colaboración en el sometimiento del resto de pueblos del norte de Hispania y que participaron en las guerras Cántabras. Vascones conformaban la guardia personal de Octavio Augusto (Suetonio) que se vio obligado a dirigir personalmente la conquista de Cántabros y Astures.
Y aún así no fue hasta el 482 durante la ocupación de Hispania por los visigodos que los vascones se desplazarían definitivamente hacia las provincias vascongadas. Precisamente llamadas así por haber sido vasconizadas. Várdulos, caristios y autrigones, fueron eliminados, esclavizados o en el mejor de los casos vasconizados.
Y obviamente hasta la creación del reino de Pamplona en el 824, no se formó ni estado ni entidad política alguna que pudiera llamarse propiamente vascona y ni mucho menos una utópica Euskal Herria.
Autor: Utherkegal
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