Historia de la peseta
La peseta fue la unidad monetaria de España desde 1868 hasta 2002 y fue también moneda de curso legal en el Principado de Andorra junto al franco francés. Se dividía en 100 céntimos aunque éstos dejaron de circular en 1983.
LA II REPUBLICA (1931-1939): “LA RUBIA”
La Fábrica de Moneda y Timbre funcionó con normalidad desde la proclamación de la República, en 1931, hasta el comienzo de la guerra, cuando fue evacuada a la zona de Levante.
Allí se construyeron nuevas fábricas de producción: “La Factoría B” de Valencia para la fabricación de billetes, la “Factoría C” de Castellón para monedas, y posteriormente en 1938, la “Factoría C” de Aspe para la producción de discos de cartón. El movimiento artístico de esta época reaccionario contra el inmovilismo del diseño clásico, se manifestó en los grabados, que ya al final de la dictadura de Primo de Rivera, en 1930, anuncian la llegada de la República mediante simbología tradicional, es una muestra de la primera acuñación del nuevo régimen. En ella se representa la “nación soberana” con una figura de mujer, renaciendo en el anverso “La Hispania” de las antiguas monedas del emperador romano Adriano.
Las acuñaciones de moneda propias del nuevo sistema de gobierno comenzaron a los dos años de proclamarse la República. Las primeras acuñaciones, mas tradicionales y con ausencia de mensajes revolucionarios, fueron poco a poco sustituidas tras la Guerra Civil de 1936. Entonces, nuevos formatos, metales y diseños más revolucionarios muestran la incipiente crisis del país.
El precipitado traslado de la Fábrica de Moneda a las nuevas instalaciones de Castellón y Aspe, y los deficientes medios de producción allí disponibles, también quedan reflejados en las acuñaciones siguientes, para las que hubo que improvisar cuños con troqueles antiguos que produjeron monedas defectuosas.
Una vez reubicada la fábrica en Castellón se decidió cambiar el diseño de 1 peseta. En 1937 la “Hispania” sentada con una rama de olivo en la mano de las monedas de 1933 fue sustituida por una cabeza desnuda de mujer en el anverso y un racimo de uvas en el reverso.
Este diseño, llamado “uvas”, fue denominado popularmente como la “rubia” al asimilar el pueblo la melena del busto femenino con la aleación de cuproníquel de color dorado que se utilizó para su fabricación.
La guerra civil de 1936 abrió una nueva etapa en la vida republicana, quedando reflejada en los diseños de las monedas de la época y en los nuevos metales incorporados al sistema monetario de España.
La precaria situación económica que se vivía en el país como consecuencia del desastre político y social desemboca en la utilización de materiales más simples y baratos, que además se acompañan de reducciones en el tamaño y formato de las monedas.
El diseño de las monedas también se ve claramente afectado por las corrientes políticas. La tradicional imagen monárquica desaparece: escudos, blasones y efigies reales son paulatinamente sustituidas por distintivos de carácter revolucionario o representativo el gobierno que las ampara.
La pobreza de los materiales utilizados para las acuñaciones durante l periodo de la guerra civil española facilita el rápido deterioro de las piezas, con el continuo desgaste de la circulación diaria de monedas.
El sistema de producción provocaba irregularidades en los troqueles que paulatinamente degeneraban el producto final con muchas imperfecciones y gallos mecánicos. La búsqueda de nuevos metales para un mejor resultado era constante, a pesar de la escasez de materia prima existentes en el mercado.
El gobierno de Euzkadi emitió para su territorio una serie completa de monedas de níquel recogidas en valores de 1 y 2 pesetas, con fecha de 1937. El Consejo de Menoría, por su parte, emitió en 1937 una nueva serie compuesta por monedas de 5, 10 y 25 céntimos, y de monedas de 1 y 2,50 pesetas. El Ayuntamiento de L´Ametlla del Valles (Barcelona realizó también una serie completa de cinco valores compuesta por monedas de 5, 10 y 25 céntimos, y de monedas de 1 y 2,50 pesetas, alternándolo el uso de dos metales diferentes; el aluminio y el latón.
La guerra civil de 1936-1939 asoló el sistema económico, quedando reducido a un conjunto de monedas de todas las épocas.
Las viejas monedas de plata y cobre de las monarquías y el Gobierno Provisional circulaban como elementos de trueque según su peso y metal.
Tras la guerra el ejército precisaba una reserva de metales nobles para pagar la reconstrucción del país. Para ello Francisco Franco promulgó una ley el 20 de enero de 1939 que privó de curso legal a todas las monedas de plata, acuñadas desde la instauración de la peseta como unidad monetaria en 1868. Pero los motivos económicos y de abastecimiento de materias primas dificultaban la acuñación de las nuevas monedas con materiales previamente utilizados..
El departamento técnico de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre resolvió la situación eligiendo la moneda de 1 dinar de Yugoslavia, dura, resistente y compuesta por una aleación de 90% de cobre y 10% de aluminio, la futura base del sistema monetario español durante casi 25 años.
Esta moneda fue la primera moneda oficial del nuevo régimen y comenzó su circulación el 18 de marzo de 1944. En estas pesetas aún no aparece la efigie de Franco, tan solo la expresión de su valor en el anverso, por lo que pasaron a conocerse popularmente como “las del uno”.
Anteriormente, en 1940, se había aprobado también la circulación de la moneda de aluminio de 5 y 10 céntimos, con un jinete que lanza en el anverso. La progresiva recuperación económica de España alentó la creación de un amplio sistema monetario que pretendía prestigiar la moneda española con materiales más extravagantes y la incorporación de la imagen del jefe de Estado.
El 27 de diciembre de 1947 una ley promovió la vigencia de la peseta de 1944, pero con un nuevo diseño: la efigie del jefe de Estado en el anverso. Un grabado con el busto de Francisco Franco fue el modelo elegido para la fabricación de monedas emitidas con fechas de 1947, 1953 y 1963.
La industrialización y el despegue económico de los años 60 afectó a la producción de la moneda. Nuevas aleaciones y maquinaria de calidad abastecían el mercado de la moneda necesaria, cada vez más económica y mejor acabada.
Las enormes cantidades de moneda fraccionaria en circulación transmitían una imagen desmesurada y antigua de Francisco Franco, que en 1966 contaba con 74 años. El día 1 de mayo de 1967 entro la acuñación de la nueva moneda con el busto más reciente.
EL REINADO DE JUAN CARLOS I. EL BUSTO MIRANDO A LA IZQUIERDA Y LA “LENTEJA”
La muerte de Francisco Franco trajo consigo nuevos cambios en el sistema gubernamental. La institución monárquica corona al nuevo soberano español D. Juan Carlos I.
El regreso a la monarquía permitió recuperar las antiguas pautas de acuñación de las monedas borbónicas, retomando en el anverso la efigie del rey como símbolo de distinción.
La peseta creada por ley el 28 de diciembre de 1966, durante la jefatura de Francisco Franco, fue renovada con todas las características excepto la imagen del anverso, que se cambió por la del Rey Juan Carlos I, según Real Orden de 19 de diciembre de 1975.
Con la elección de España como sede del Campeonato Mundial de Fútbol de 1980 se introdujo una novedad importante en la moneda española.
Se decidió, siguiendo el ejemplo de otros países, renovar su tradicional diseño con nuevos elementos que sirvieron para anunciar el acontecimiento deportivo.
Entre 1980 y 1982, el reverso de todas las monedas se llenó de símbolos alusivos al campeonato España 82, en lugar del escudo nacional. En enero de 1997 las monedas destinadas a anunciar y promocionar el acontecimiento deportivo fueron retiradas de la circulación.
En 1980 comenzó una etapa de reformas que culminaría diez años más tarde en el sistema monetario basado en la moneda metálica. Los grandes módulos de níquel y cobre, inalterados desde 1944, se habían quedado obsoletos debido a los aumentos de precio de los metales, los costes de fabricación y las sucesivas devaluaciones.
La Comisión para el Estudio de Moneda Metálica analizó la problemática de las monedas antiguas en circulación y publicó un informe en noviembre de 1981 con las modificaciones formales del sistema.
La aleación de la nueva moneda de 1 peseta se sustituyó en 1982. El aluminio ocupó el lugar del cobre dando una nueva vigencia a la unidad del sistema monetario español.
Este modelo, aprobado por el Real Decreto de 14 de mayo de 1982, sustituyó al anterior suprimiendo la estrella de seis puntas y grabando en su lugar la antigua M coronada. En 1989 las bases definitivas del nuevo sistema quedaron finalmente definidas como las de un sistema escalonado en tamaños, formas y colores,, inconfundible al tacto y diferenciador entre piezas.
El sistema de colores alternados blanco-amarillo-blanco facilitaba la identificación de cada uno de los valores. El primer paso de la reforma definitiva se produjo en 1989 con la aprobación por Decreto ley de esta pieza, mucho más pequeña y con nuevas características de peso, aleación y forma. Esta nueva moneda era una de las más pequeñas del mundo, conocida popularmente como la “lenteja”.
El 1 de enero de 1997, una ley puso fin al amontonamiento de piezas antiguas acumuladas durante 33 años. Las piezas de grandes módulos y de leyes de 1944 y 1987 perdían su valor e iniciaban una nueva etapa adecuada al cambio y pago.
Autor: Histoconocer
- HISTOCONOCER's blog
- Inicie sesión o regístrese para enviar comentarios