Hermógenes: diplomático y militar
He intentado realizar un trabajo lo más completo posible de este soldado-diplomático llamado Hermógenes, el cual me llamó la atención al leer las experiencias militares del general bizantino Belisario.
Sin embargo intentar encontrar fuentes que hablaran del personaje se han tornado imposible, ya que no hay casi nada sobre el mismo., no obstante me gustan los retos de personajes de los que no se ha escrito nada o casi nada, así que intentaré realizar un retrato lo más fidedigno posible sobre este hombre.
No obstante como dije, las fuentes son muy escasas, así que no hay mucho donde poder rascar, pero intentaré hacerlo lo mejor posible.
Sobre su familia, juventud, niñez etc. no he encontrado nada, se sabe que murió en torno al año 536., pero teniendo en cuenta que fue enviado a Belisario en el año 529 para que con su experiencia ayudara al joven general, no sería muy descabellado pensar que este hombre vivió en torno a los 50 años o quizá más.
Se dice que nació en la región de “Escitia Menor”, región que abarcaba en la antigüedad, el Danubio por el Norte y al Este del mar Negro, zona que corresponde a la actual Dobruja, con una gran parte en Rumania y una pequeña parte en Bulgaria.
La primera noticia que tenemos de Hermógenes es en el año 510, cuando en el año 510 lo encontramos desempeñando el cargo de asesor o asistente del general Vitaliano , hombre que en los años 513-515, condujo una serie de revueltas contra el emperador Anastasio I (491-518), aprovechando el resentimiento generalizado que en el ejército imperaba sobre el emperador, debido a las políticas sociales, económicas y religiosas que Anastasio había realizado para estimular la mal parada economía del Imperio bizantino.
La revuelta fue aplastada y Vitaliano huyó, mientras que muchos de sus antiguos colaboradores fueron capturados y ejecutados. Parece que Hermógenes se salvó de la quema, pero no hay más noticias suyas hasta años después, concretamente en el año 529.
En ese año gobernaba la nación el nuevo emperador Justiniano I, hombre que pretendía revitalizar el Imperio recobrando los territorios que habían pertenecido al Imperio romano en la antigüedad en la Europa Occidental, y que ahora estaba en manos de naciones bárbaras como los francos (Francia), ostrogodos (Italia) visigodos (España y Portugal) etc.
Es bastante posible que Hermógenes siguiera ascendiendo en el escalafón de manera discreta, y que su buen hacer disipara su conexión con Vitaliano., así encontramos a nuestro personaje en el año 529 con el alto rango de “Magister Officiorum”, cuya denominación pudiera significar que era un alto funcionario del Imperio bizantino, encontrándose en posesión de amplios poderes, en especial de todos aquellos próximos al emperador Justiniano., quizá también pudiera traducirse como titular de la Secretaría Imperial.
Guerreros sasánidas siglo VI
El caso es que en abril del 529, a nuestro personaje, el emperador le confió una misión diplomática delicada, ya que fue enviado como emisario con muchos regalos para el rey del imperio Sasánida Kavad I, con el objeto de que la frontera Oriental del Imperio bizantino estuviera en paz, mientras Justiniano I se lanzaba a la conquista de las partes del imperio romano en poder de las naciones bárbaras.
Las luchas fronterizas entre los bizantinos y los sasánidas en sus respectivas fronteras Oriental y Occidental se llevaban realizando desde hacía décadas, combinando ataques fronterizos o razias con ataques de envergadura, en los cuales en los ataques en campo abierto triunfaban los sasánidas, mientras que en la lucha en la toma de fortificaciones, los bizantinos demostraban su maestría en el arte del asedio.
Hermógenes desplegó sus dotes de diplomático con el rey sasánida, informándole formal y protocolariamente del acceso al trono de Justiniano I, (había accedido al trono recientemente en el año 527) y realizando una propuesta de paz para poner fin a la guerra en curso.
Las negociaciones parece que se alargaron hasta el mes de julio, pero Hermógenes parece que regresó con buenas noticias y con una tregua de un año bajo el brazo, lo cual le daba un balón de oxígeno a Justiniano I para gobernar tranquilamente sin tener que mirar de reojo a su frontera Oriental.
Justiniano esperaba que fuera un posible un fin definitivo de las hostilidades con el rey sasánida, así que con el objeto de renovar la tregua, Hermógenes y un nuevo enviado llamado Rufino (el cual había llevado repetidas embajadas a la corte sasánida en el pasado) fueron enviados a Kavad I.
Los dos diplomáticos llegaron a Antioquía en marzo 530, y luego partieron para Hierápolis, (la actual Manbij, en Siria) desde donde se envió el aviso de su llegada al rey sasánida, esperando reanudar las negociaciones en curso. Sin embargo las intenciones de Kavad I eran otras, ya que había preparado un ejército de invasión, cerca de la frontera Oriental bizantina, con lo que las negociaciones diplomáticas quedaron rotas, ¡ahora hablarían las armas!.
El diplomático Rufino se quedó hasta nueva orden en Hierápolis, pero Hermógenes marchó a Constantinopla para recibir nuevas órdenes del emperador bizantino.
La campaña en ciernes que iba a enfrentar a bizantinos y sasánidas iba a ser un envite de envergadura., ciertamente los sasánidas habían acumulado un ejército impresionante de 40.000 hombres al mando del los generales sasánidas Firouz, Pityaxes y Baresmanes , a los que más tarde se incorporaría un contingente de 10.000 hombres, por lo que las fuerzas totales lindaban los 50.000 hombres, una fuerza demasiado fuerte para un ejército como el bizantino, el cual hacía mucho que no había batido a los sasánidas en campo abierto.
Justiniano I
El ejército bizantino estaría al mando un joven prometedor de las filas bizantinas llamado Belisario, el cual contaba con toda la confianza del nuevo emperador Justiniano I.
Sin embargo para la campaña que se iba a desarrollar, a pesar de la inteligencia de Belisario, el emperador decidió dotar al joven general de general con experiencia y prestigio, gente que pudiera asesorarle en momentos de peligro.
Entre ellos estaba nuestro personaje, Hermógenes, el cual había venido desde Constantinopla por deseo expreso del emperador, y el cual compartiría el mando de la campaña con Belisario.
El ejército bizantino contaban con una fuerza cercana a los 25.000 hombres, una de las mayores desplegadas hacía tiempo., entre esta fuerza la caballería rondaría los 5.000 jinetes, y su composición étnica era de lo más variada, guerreros hérulos, hunos y los propiamente bizantinos., incluso nuevos reclutas provenientes de las levas milicianas que se reclutaron en la región donde se desarrollaba la campaña, y que eran movilizados en situaciones de emergencia.
Hermógenes se reunió con Belisario en la estratégica fortaleza bizantina de Daras, allí con el resto de mandos se planificó la estrategia a seguir. Los mandos bizantinos elaboraron una estrategia prudente., el ejército bizantino no tenía un ejército lo suficientemente cualificado para hacer frente abiertamente al ejército sasánida, muchos más aguerrido.
Aunque había unidades de calidad entre las tropas bizantinas, mucha de ellas eran tropas de poca experiencia, las cuales no soportarían un envite frontal contra los sasánidas, y echarían a correr a la menor ocasión, dando al traste con la batalla.
Se decidió buscar una posición defensiva fuerte, la cual junto con la preparación de una serie de atrincheramiento y parapetos, permitiría a las fuerzas bizantinas estar bien aposentadas y evolucionar favorablemente al calor de la batalla.
Ésta batalla se conoció como la batalla de Daras, era el año 530, y en la misma los sasánidas atacaron dos veces la posición de los bizantinos, confiados en que su invulnerabilidad en la lucha contra ejércitos bizantinos les diera la victoria.
En el centro del despliegue del ejército bizantino, el general Belisario junto con Hermógenes, se encargaron de dirigir todas las operaciones de la batalla en curso.
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Lucha entre guerreros francos y bizantinos en la batalla de Casilinum (Italia) año 554
No esperaron los sasánidas que los bizantinos realizarían una batalla inteligente, aprovechándose de lo fuerte de su posición y golpeando en el flanco cuando la ocasión se presentó favorable., pero evitando perseguir al enemigo más de lo necesario, ya que este se podía revolver y cambiar el curso de la batalla.
En un primer encuentro los sasánidas atacaron el flanco izquierdo de los bizantinos, pero estos que habían situado la caballería en ambos lados, atacaron de flanco a los sasánidas, desestabilizando la ofensiva sasánida que no se esperaba tal reacción, ya que la infantería del flanco derecho había iniciado el repliegue ante el empuje sasánida.
No se dieron por satisfechos los sasánidas por tamaño resultado, el cual había dejado en el campo a 3.000 de los suyos y organizaron un nuevo ataque que prometía ser el definitivo., las unidades de élite de infantería de su ejército, “los inmortales”, se trasladaron detrás del ejército sasánida para ocultar los movimientos al enemigo, dirigiéndose al flanco izquierdo suyo.
La intención era atacar el flanco derecho bizantino, haber si en esa zona tenían más éxito., sin embargo sus movimientos no pasaron desapercibidos a Belisario y Hermógenes, y se aprestaron a tomar medidas, reforzando la caballería en ese flanco.
El ataque fue un calco del primer ataque, los sasánidas empujaron a la infantería bizantina y cuando los sasánidas progresaron en su avance, la caballería reforzada de la zona atacó el flanco enemigo con gran fuerza, provocando la huída de los sasánidas.
Este segundo ataque fue peor, ya que los sasánidas sufrieron 5.000 bajas, al final de la batalla, el ejército sasánida permaneció cerca del bizantino, aunque ya no se atrevió, por el momento, a atacar a los bizantinos, perdiendo sus mandos la confianza del rey sasánida.
Fue un triunfo relativamente modesto y de carácter defensivo, pero que fue un estímulo para los bizantinos, ya que hacía mucho que no batían a los sasánidas en una lucha entre ejércitos.
El rey sasánida empezó a tomar respeto a las fuerzas bizantinas y decidió entablar negociaciones con ellos., aceptó tras la batalla una embajada bizantina para hablar de la paz. Pero en ella no participaría Hermógenes, el cual regresó a Constantinopla a finales del 530 o principios del 531.
Fue el diplomático Rufino que se hallaba en Hierápolis el que se encargaría de las negociaciones con los sasánidas., pero las mismas sufrieron un receso, ya que el rey sasánida en uno de sus típicos vaivenes de carácter, decidió romper las negociaciones y continuar con la guerra.
Cosroes I
En la primavera del 531, llegó la noticia de una nueva invasión persa a Constantinopla y Hermógenes fue enviado de nuevo a Oriente, a la cabeza de refuerzos para el ejército de Belisario. Una vez unido nuestro general a las fuerzas de Belisario, Hermógenes tuvo que recurrir a sus dotes diplomáticas, mediando y resolviendo una disputa entre Belisario y uno de sus comandantes subordinados llamado Sunicas.
El rey sasánida Kavad I había decidió realizar una incursión de saqueo con fuerzas móviles, ¡solo caballería”, unos 15.000 jinetes al mando de los generales Azaretes y Alamundaro saquearían la rica provincia Siria de de Éufratesia, y si era posible, saquear también la opulenta ciudad de Antioquía.
Las tropas sasánidas se adentraron en territorio bizantino, pero fueron interceptados a la altura de la pequeña localidad de Calcis. Con el factor sorpresa se desvaneció por completo., tristes y decaídos, sabían que los efectivos bizantinos estaban mandados por Belisario y decidieron no arriesgarse a un choque indeciso, así que decidieron desandar el camino realizado y volver a sus líneas.
Belisario y Hermógenes seguían la retirada sasánida con prudencia, a un día de distancia., pero las tropas bizantinas, que por aquellos tiempos no gozaban de mucha disciplina, veían la acción de Belisario como una cobardía.
Al llegar al río Calinico las tropas bizantinas amenazaron con sublevarse sin no entraban en combate, despreciando a Belisario por su cobardía de no enfrentarse al enemigo. Belisario estaba en un trance, ya que sus tropas no tenían la calidad suficiente para hacer frente a los aguerridos sasánidas montados.
Belisario conversó con Hermógenes sobre la situación en curso y nuestro general le aconsejó que efectivamente, ¡era mejor hacer frente al enemigo que hacer frente a una sublevación de la tropa!.
Las tropas bizantinas se desplegaron ante los bizantinos, encantadas con que estos les presentaran batalla., los bizantinos sufrieron la desbandaba de su cobarde caballería ligera, mandada por un ladrón y oportunista llamado Aretes, el cual no esperó ni siquiera el choque con la caballería enemiga y se dio a la fuga.
El flanco derecho bizantino se evaporó y la caballería sasánida les flanqueó, atacando la retaguardia bizantina. ¡Fue un caos!, Belisario con sangre fría consiguió agrupar a una parte de las tropas, formando una línea defensiva con el río a sus espaldas.
Allí, con la infantería formando un muro impenetrable, los bizantinos detuvieron las cargas arrasadoras que los sasánidas realizaban contra el reducto bizantino., a la par, tras la espalda de los infantes bizantinos, un grupo de arqueros machacaba a los jinetes sasánidas con una lluvia de proyectiles en cada carga.
Tensión entre civiles y soldados bizantinos acuartelados en sus casas
Finalmente los sasánidas desistieron de los ataques a los bizantinos y regresaron a sus líneas, y los bizantinos cruzaron el río a una isla vecina en el lecho del río., allí fueron evacuados a una zona segura.
Belisario no fue reprendido por su actuación, ya que se comprendió que él no tuvo culpa en su actuación., Azaretes presentó ante el rey sasánida el resultado de la batalla como una victoria, pero al contar el número de bajas, se vio que las bajas sasánidas habían sido más numerosas que las bizantinas, con lo que Azaretes perdió la confianza del rey por su intento de engañarle.
Tras la batalla fueron requeridos los servicios de Hermógenes como diplomático, para entablar negociaciones con el rey sasánida Kavad I al objeto de establecer una ansiada paz., pero el rey sasánida estaba muy mal humorado por el resultado de la incursión y no estuvo nada receptivo a establecer paz alguna., Hermógenes aunque lo intentó, tuvo que regresar a Constantinopla con las manos vacías y sin la ansiada paz bajo el brazo.
Hermógenes a pesar de no haber tenido mucha suerte en el terreno diplomática estaba eufórico por su participación en batalla, ya que había participado en dos lances contra los sasánidas y en los dos los bizantinos habían salido más o menos victoriosos., pero aun no habían acabado los lances bélicos para nuestro personaje.
A finales del verano del 531, Hermógenes fue enviado de nuevo a la Frontera Oriental, concretamente al Noroeste del Imperio bizantino, donde fue enviado como diplomático-asesor al ejército del general Sittas, y fue este mismo general, con el que se dirigió a alivia o romper el asedio que la ciudad de Martyropolis, la cual estaba sitiada por los sasánidas del rey Cosroes I, ya que recientemente había muerto el anterior rey sasánida Kavad I.
Nuevamente para la paz Hermógenes desplegó sus dotes de diplomático., el rey Cosroes I escribió a Justiniano a través de Hermógenes, con objeto reanudar las conversaciones interrumpidas por los sasánidas.
Pero el emperador bizantino Justiniano I estaba muy harto de que los sasánidas se saltaran a la torera las negociaciones diplomáticas entre ambos imperios, interrumpiéndolas según su conveniencia y cuando ellos quisieran.
Así que el emperador decidió prohibir a sus diplomáticos, Rufino y Strategius, (los cuales esperaban en la ciudad de Edesa para ir a entrevistarse con el rey sasánida) entraran en territorio sasánida.
Si Justiniano alargaba el compas de espera en demasía, desestabilizaría la posición de Cosroes I, con lo que sus esperanzas de paz ( Cosroes I quería la paz para afianzar su posición en el trono, a la par que para llevar a cabo una serie de reformas en el Imperio Sasánida) se verían frustradas.
Mapa del Imperio romano de Oriente a comienzos del siglo VI
Cosroes I para tratar de convencer a Justiniano I que sus intenciones eran serias y sinceras, ordenó a su hermano y al general sasánida Mazdakites que suspendieran las operaciones en Martyropolis, y nuevamente renovó a Justiniano I su oferta de entablar negociaciones, junto con una tregua de tres meses mientras estas durasen.
Justiniano I se avino a negociar y ordenó a Hermógenes a aceptar la tregua, y tras un intercambio de rehenes entre ambos bandos, el ejército sasánida se retira de territorio bizantino. Hermógenes formó parte de un pequeño grupo de cuatro diplomáticos, los cuales fueron a negociar con Cosroes I en persona.
Las conversaciones sufrieron una interrupción que hubiera podido dar al traste con la operación, pero finalmente ambas partes cedieron un poco en sus pretensiones, y al final se llegó a un compromiso firme, gracias a los buenos oficios de Hermógenes y Rufino.
Lo que fue conocido como "paz eterna", fue un tratado de paz entre Bizancio y el Imperio Sasánida, firmado en septiembre del 532, y en el cual Justiniano I se comprometía al pago de un tributo anual, dejando las manos libres al emperador bizantino para llevar a cabo su política tan soñada, la recuperación de los antiguos territorios del Impero Romano de Occidente, los cuales estaban en manos de pueblos bárbaros.
Los servicios de Hermógenes ya no fueron requeridos, ya que diplomáticamente no se le necesitaba y tampoco fue enviado como asesor militar a empresa militar alguna. ¿Fue un castigo?, ¡no creo!, ya que aunque se le cesó en el cargo que ocupaba como “Magister Officiorum” en noviembre de 533, (siendo reemplazado por un tal Triboniano), nuevamente encontramos a nuestro personaje volviendo a ocupar el cargo en 535.
Sin embargo Hermógenes no pudo disfrutar mucho tiempo de su puesto, ya que por circunstancia desconocidas, muere (posiblemente de muerte natural) en la primavera del 536.
Epílogo:
Servicio y vocación a Bizancio fueron dos pilares en los que se apoyó Hermógenes durante toda su vida., en el terreno militar no es que destacara en demasía, aunque su experiencia militar fue usada para asesorar a otros generales más brillantes que él, pero que su juventud podían hacer que su impetuosidad malograra alguna acción, y allí esta nuestro personaje, para aportar sabiduría y experiencia a partes iguales.
Quizá donde más brilló fue en el terreno de la diplomacia, brindando unos impagables servicios al emperador Justiniano I, aunque es posible que de alguna forma, sintiera una cierta nostalgia en que en el plano militar, al no haber podido desarrollar todas sus facetas., pero al menos Hermógenes tuvo la oportunidad de lucha con un brillante general como Belisario durante sus primeros lances bélicos, asistiendo con humildad y saber estar al joven general.
Jinetes sasánidas del cuerpo de los "Inmortales"
Bibliografía:
- Satrapa1.
- eljoines's blog
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Este si que no me sonaba, o más bien lo había olvidado ya que estando Belisario por ahí tiendes a menospreciar el papel de los diplomáticos del Imperio a pesar que un buen diplomático era igual o más valioso que un buen general.
Las negociaciones parece que se alargaron hasta el mes de julio, pero Hermógenes parece que regresó con buenas noticias y con una tregua de un año bajo el brazo, lo cual le daba un balón de oxígeno a Justiniano I para gobernar tranquilamente sin tener que mirar de reojo a su frontera Oriental.
He encontrado una carta recogida por un cronista bizantino (Malalas) que supongo llevaría el propio Hermógenes a su vuelta y que no deja de tener su gracia. La traducción es mia de una versión inglesa, por lo que puede haber algún error:
Koades (Kavadh), rey de reyes, del sol naciente, a Flavio Justiniano César, de la luna poniente.
Hemos encontrado que está escrito en nuestros registros antiguos que somos hermanos el uno del otro y que si uno de nosotros se encontrara en necesidad de hombres o de dinero, el otro debe proporcionarlos. Desde aquel tiempo hasta el presente hemos sido constantes en esto. Cuando las naciones se han alzado contra nosotros, contra algunas nos hemos visto obligados a luchar, mientras que otras se han convencido por las donaciones de dinero de someterse, por lo que es claro que todo en nuestra tesorería se ha gastado. Informamos a los emperadores Anastasio y Justino de esto, pero no se ha logrado nada. Por tanto nos hemos visto obligados a movilizarnos para la guerra, y convertidos en vecinos de territorio romano, a destruir los pueblos en el medio (fronterizos) con el pretexto de su desobediencia, a pesar de que no habían hecho nada malo. Pues, como cristianos piadosos, respeten (eviten la perdida de) las vidas y los cuerpos y dennos parte de su oro. Si no lo hacen, prepárense para la guerra. Para ello, tienen un año de aviso, para que no se piense que hemos robado nuestra victoria o ganado la guerra con engaños.
Saludos.
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Hola Flavius, este tipo de lindezas seguramente se dedicarían en los años de la "Guerra Fría" los EEUU y la URSS., y es que la diplomacia emplea algunas veces un lenguaje un tanto lechugino.
saludos