El edicto de Telepinus
El decreto de Telepinus es un documento jurídico decretado por el rey Tabarna Telepinus al ca. 1525 aC. El texto se ha conservado en versión acadia y en versión hitita, pero de una manera muy fragmentaría.
Telepinus, que era el marido de una princesa real, se apoderó del trono y reinó desde el 1525 aC. hasta el 1500 aC. Las condiciones caóticas de sus antecesores hicieron que se viera en la necesidad de hacer una legislación que pudiera garantizar la estabilidad real decretando así un sistema de sucesión real.
La monarquía hitita se cree que era originalmente electiva pues el rey designaba públicamente su sucesor para evitar así una crisis constitucional cuando él muriera. Este nombramiento debería ser aprobado por una asamblea para tener legitimidad. La inseguridad del monarca era el resultado del conflicto de intereses del rey y los nobles (GURNEY 1995, p.72), conflictos que daban lugar a asesinatos reales y a usurpaciones del trono que dominaron la historia hitita des del asesinato de Mursilis I (c. 1590) hasta la ascensión al trono de Telepinus (c. 1525). (KUHRT 2000, p.279).
El decreto de Telepinus es un texto fundamental para reconstruir la historia de este período pues nos informa sobre la estructura de estado hitita, especialmente sobre las normas establecidas para regular la sucesión al trono. El texto divide este periodo en una época gloriosa a partir del reinado de Labarna hasta el reinado de Mursilis I y en una época de decadencia empezada por Hantilis quien consiguió el poder mediante el asesinato ( KUHRT 2000, p.283).
El texto nos habla de Labarna “Gran Rey” aunque la posterior identificación del término labarna con el término rey hace pensar que quizás este rey no existió (GURNEY 1995, p.38). Aún así se le considera el fundador del imperio hitita pues consiguiendo una unidad política agrupando las ciudades-estado con sus conquistas (CERAM 1995, p.120).
Su sucesor fue Hattusilis I, a quien también se le atribuyen logros idénticos que a Labarna. Durante su reinado hubo síntomas de inestabilidad pues los príncipes de la casa real, encabezados por el hijo que Hattusilis I había nombrado como su sucesor, “se depravaron” y empezaron “a conjurarse cada vez más contra sus señores”, así desencadenaron una sublevación ( GURNEY 1995, p.38). Como respuesta, Hattusilis desterró a Hattusa al heredero al trono y nombró como sucesor a Mursilis I (GURNEY 1995, p.39).
Mursilis I continuó siguió la directriz de sus antecesores en sus conquistas y estrechó los vínculos que unía la confederación de las ciudades-estado incorporándolas al imperio hitita. El imperio hitita regido por Mursilis I llegó a ser la tercera potencia del Oriente Medio (CERAM 1995, p.122). Mursilis I marchó “sobre Alep, destruyó Alep, y trajo la población y los bienes de Alep a Hattussa” vengándose así de la muerte de su padre adoptivo (GURNEY 1995, p.39). “Después, marchó sobre Babilonia y derrotó a los hurritas.” Pero en el 1590 aC., al poco de su regreso, Mursilis I fue asesinado por su cuñado Hantilis, que estaba casado con la hermana de Mursilis I, y por Zidantas. Entonces se desencadenó una serie de luchas por el poder, “ Zidantas mató a Piseni, hijo de Hantilis, y sus hijos, y también mató a los servidores más importantes” y se “convirtió en rey”, pero su hijo Ammuna lo mató. “La sangre de la Gran Estirpe se extendió, la reina Istapariya murió, y después también el príncipe Ammuna. Los hombres de los dioses iban diciendo: En Hattusa la sangre se ha extendido!.” Así el imperio hitita entró en una época de decadencia donde el parricidio y el fratricidio se convirtieron en la forma más corriente para ascender al trono (CERAM 1995, pp.122-123) y donde se perdieron muchos de los territorios conquistados por Labarna, Hattusilis I y Mursilis (GURNEY 1995, p.40) como por ejemplo el reino de Arzawa y el reino de Kizzuwatna que se hicieron independientes durante el reinado de Ammuna (LIVERANI 1995, p.392).
Telepinus asciende al trono en el c.1525, haciendo una crítica severa a sus antecesores (KUHRT 2000, p.283) y creyendo que la crisis era debida a los errores en el mecanismo de sucesión al trono, así pues creía que se debía de volver a un clima de unión y solidaridad y regular con precisión la sucesión real ( LIVERANI 1995, p.394), por eso decretó la ley de sucesión real, que daría la estabilidad del poder. Así también se justifica a él mismo, pues también fue un usurpador que destituyó a su cuñado Hizziya sin derramamiento de sangre perdonándole la vida ( KUHRT 2000, p.283).
Telepinus convocó en Hattussa el pankus, término que se traduce por asamblea y que significa “todo” pero que se desconoce si se refería a un consejo de todos los nobles o a una asamblea de guerreros puesto que el edicto da a entender que participaban todos las altas mandos del ejército. Se cree que originalmente el pankus tenía la facultado de escoger al rey pero no hay más testimonios que afirmen esto, al contrario, otros testimonios hacen pensar que el único capaz de nombrar su sucesor es el rey quien se lo propondría al pankus ( KUHRT 2000, p.284).
El pankus no ejercía un poder independiente puesto que se reunía por orden del rey y su función era dar consejos al soberano. Telepinus hizo responsable al pankus del mantenimiento de las leyes de sucesión ( KUHRT 2000, p.284). Telepinus ordenó al pankus que asegurara que “cualquiera entre los hermanos y hermanas reales que haga el mal o que actúe contra la persona del rey”, una vez la sentencia se haga pública, “debe responder con su cabeza”, tanto como si era un dignatario o como si era el mismo rey (GURNEY 1995, p.77). Así las atribuciones del pankus quedaron limitadas a intervenir en casos de asesinato de algún miembro de la familia real, es decir, su función quedaba tan sólo como honorífica ( CERAM 1995, p.123).
Telepinus legisló que “sólo podía ser rey el hijo príncipe de primer rango” y que “si no hay un hijo de primer rango sea rey quien es hijo de segundo rango. Si no hay un hijo varón, se tome un marido de una hija de primer rango y que este sea rey.”. Pero este es el mismo mecanismo que indujo a los yernos a asesinar a los hijos de segundo rango para conseguir el trono ( LIVERANI 1995, p.394). De hecho aunque las leyes de sucesión fueron respetadas esto no significó que las usurpaciones y las sucesiones irregulares finalizaran ( KUHRT 2000, p.284).
Telepinus estableció una frontera firme y defendible, los bárbaros fueron rechazados al norte y al este de la capital y se reconquistó una parte del territorio ( GURNEY 1995, p.40). Así, mediante la clemencia y la honradez, Telepinus restauró la época gloriosa ( KUHRT 2000, p.283).
Autora: Eli_silmarwen
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