Si se pregunta por un personaje nacido hacia el 4 a.c., a quien seguía un buen grupo de seguidores, capaz de obrar prodigios excepcionales como sanar enfermos, resucitar muertos u otros milagros similares, que predicaba la paz entre los hombres y el dar a quien no tiene, que se rebeló contra los poderosos y que acabó siendo juzgado y condenado por la autoridad romana… Imagino que todos pensaréis en Jesús. Pero si os digo que este personaje nació en Tiana (Capadocia) y murió con más de 90 años, entonces la cosa se complica.
¿Quién, pues, podría reunir todas estas cualidades, en ese preciso tiempo, y no ser Jesús?
La respuesta es Apolonio de Tiana, un misterioso individuo que cautivó a las gentes de Atenas, Corinto, Éfeso, Esmirna o Hierápolis, entre otras. Un personaje que fue considerado por sus seguidores como “Hijo de Dios” o Dios mismo encarnado. La principal diferencia con Jesús era el status de sus seguidores, ya que Apolonio fue seguidos por gentes más pudientes, mientras los seguidores de Jesús solían ser de estratos más bajos.
Es difícil establecer cuánto hay de verdad entre lo que se ha escrito sobre Apolonio, ya que se cree que tras su muerte sus propios seguidores pudieron engrosar su lista de milagros. Lista que los eruditos creen poder pulir, aunque es un asunto muy complejo. Una importante obra sobre su vida es la realizada por Filostrato (La vida de Apolonio de Tiana), traducida por el obispo de Auvernia por orden del ministro visigodo León, en señal de que aún en el siglo V la influencia de Apolonio seguía vigente.
Importantes emperadores como Vespasiano o Alejandro Severo le consideraron divino, aunque también otros le colocaron en el punto de mira, especialmente Domiciano, quien le mandó juzgar y matar cuando Apolonio era ya un nonagenario anciano. Se cuenta sobre este juicio que Apolonio negó todos los cargos que contra él pesaban y dijo “no podéis detener a mi alma, ni siquiera a mi cuerpo”, tras lo que desapareció ante la atónita mirada de los presentes.
Sin duda, un personaje historico muy especial este Apolonio de Tiana.